Nada como un confuso y sugerente titular para captar la atención del lector. Es una de las máximas del periodismo sensacionalista. Y aunque parezca que el encabezado poco o nada tenga que ver con la llegada de un crucero a A Coruña, más adelante veremos como el enunciado de esta entrada guarda relación con el protagonista de hoy, que no es otro que el AidaBlu de la naviera germana Aida Cruises.

El AidaBlu llegó a la rada coruñesa pasadas las 8 de la mañana procedente del puerto de Lisboa. Es su 4º visita a la ciudad herculina tras el debut el año pasado cuando acababa de salir de los astilleros Meyer Werft en Alemania, donde se construyó. Fue el 13 de febrero, sólo 4 días después de su salida oficial desde el puerto de Hamburgo.

Sale el sol. Llega el AidaBlu.

El AidaBlu es el 4º de una serie de 5 buques gemelos pertenecientes a la denominada «Sphinx»-Klasse (el sexto ya está en construcción). La saga empezó en el año 2007 con el AidaDiva y prosiguió con el AidaBella y el AidaLuna, de los cuales los 2 últimos estuvieron en nuestra ciudad en sus respectivos debuts. La posterior construcción del AidaBlu supuso un ligero aumento de tamaño con respecto a estas tres anteriores unidades debido a la aparición de una cubierta y media más, lo que hace aumentar su desplazamiento hasta las 71.304 toneladas. Su longitud y anchura no varían y quedan en los 252 metros de eslora y los 32,2 de manga.

Muy parecidos pero no iguales. El AidaBlu (abajo) incorpora una cubierta y 
media más que sus antecesores, como el AidaBella (arriba). Se puede apreciar
perfectamente comparando las fotos por encima del puente de mando.


Tampoco varía su colorido exterior, que supone la seña de identidad de la naviera germana: Los ojos y la boca que dan ese aspecto tan «humano» al barco y que con el aumento de tamaño de las naves se vuelven cada vez más y más en grandes. En el caso concreto del AidaBlu la boca tiene 21 metros de largo.

¡Bocazas!

Y ahora es cuando viene la aclaración del confuso titular. Como ya he mencionado Aida Cruises es una naviera alemana y su «negocio» está orientado al mercado germano por lo que dotan a sus barcos de instalaciones acordes con los gustos propios de este país del centro de Europa y, ¿hay algo más teutón que la cerveza?. Pocas cosas, que por algo es la bebida nacional. Es ahí donde Aida Cruises se ha apuntado un buen tanto para diferenciarse un poco más del resto de navieras que ofrecen productos similares.
El AidaBlu es el primer buque de pasaje que cuenta con una cervecería a bordo donde elaboran su propia cerveza. La Brauhaus (literalmente «casa de la cerveza») se encuentra en la cubierta 10 y ofrece a todo aquel que quiera visitarla la posibilidad de saborear una cerveza muy especial; Tan especial que sólo podrás encontrarla en este singular barco.

En el interior de la Brauhaus.
(Foto: us schwab)

En la Brauhaus se producen unos 600 litros de cerveza diarios siguiendo la estricta Ley de Pureza alemana (la «Reinheitsgebot») que establece desde 1516 como únicos componentes de esta bebida el agua, la cebada y el lúpulo (la levadura no aparecía en la fórmula porque se desconoció su existencia hasta que el Sr. Pasteur vino al mundo). Eso sí, la producción de la bebida sólo se realiza mientras el AidaBlu está navegando, ya que por normativa aduanera está prohibido hacerlo cuando el barco se encuentra atracado en algún puerto.
Una jarra de esta particular cerveza sale por unos 3,10 euros y puedes degustarla acompañada de algo para picar, eso si, siempre que sea alguna especialidad alemana.
El AidaBlu es el primero en tener esta instalación a bordo pero no el último; el recién botado AidaSol, gemelo de nuestro protagonista también la tiene y el próximo en unirse a la flota Aida Cruises, el AidaMar también la incorporará.

Hacia las 8 de la tarde el AidaBlu hizo sonar su bocina indicando su inminente partida en dirección al puerto de  Le Havre, si bien esto de «dirección a» habría que matizarlo, puesto que cuando la nave sobrepasó el dique de abrigo realizó un inesperado giro y apuntó hacia la Torre de Hércules como si hubiera tenido lugar un cambio de última hora y se dirigiera hacia el sur. Tras pasar pegado a Punta Herminia, unas millas más adelante comenzó a virar a estribor apuntando de nuevo hacia el norte para describir una curiosa parábola. Posiblemente la finalidad de esta maniobra no fue otra que la de que sus pasajeros pudieran disfrutar del entorno de la Torre por última vez antes de despedirse de la ciudad. Es lo que tiene ir sin prisas a los sitios, que te puedes recrear con el paisaje. Lo que no hagan estos alemanes…

El AidaBlu dirigiéndose hacia las inmediaciones de la Torre de Hércules 
en su peculiar interpretación de «ruta hacia el norte». Unas millas más 
adelante giraría a estribor para poner proa a Francia.