Continuamos aquí el repaso a lo que dió de sí la jornada del pasado martes en el puerto de A Coruña con la presencia de los navíos Bremen y Britannia, dos buques que no pueden ser más distintos en concepto y sobre todo, en tamaño.

(Foto: Jose R. Montero)

Y es que en esta última característica, el tamaño, Bremen y Britannia conforman una extraña pareja  y sería difícil encontrar dos barcos más distintos que hayan atracado en la misma jornada en la dársena con una diferencia tan grande en sus dimensiones. Hace varios días en otro doblete que tuvo lugar en el puerto herculino coincidieron los buques Island Sky y Queen Victoria y destacaba entonces en el post correspondiente la enorme diferencia de tamaño entre ambas naves. En los que compartieron amarre el pasado día 26 (aunque lo hicieron en distintos muelles) las diferencias van todavía más lejos resultando que el Bremen tiene un tercio de la eslora del Britannia y que el navío británico es 21 veces mayor en volumen que el pequeño buque alemán.

Cuestión de tamaños: La gigantesca figura del Britannia empequeñece aún más si cabe la figura del A-962 Belgica (al fondo) que estos días permaneció atracado en nuestra ciudad. La perspectiva también juega en contra del buque oceanográfico de la Armada belga.

Pero si bien son polos opuestos en la cuestión del tamaño, hay una cosa que ambas naves tienen en común; su histórico nombre y es que tanto Bremen como Britannia son dos denominaciones que resultan imprescindibles para entender la historia marítima contemporánea, un legado que los dos barcos presentes en la ciudad el pasado martes preservan portando sus insignes nombres en sus respectivas amuras.

Empezando por el pequeño buque de expedición germano decir que el actual es el sexto Bremen dedicado al transporte de personas, de los cuales el más legendario de todos ellos fue el SS Bremen de 1929 que junto a su gemelo SS Europa fue uno de los buques de pasaje más famosos de la historia y el trasatlántico más rápido y avanzado de su tiempo. Por su parte el actual Britannia rinde honores a toda una insigne estirpe de navíos, el último de los cuales (penúltimo ahora) fue el más famoso de todos; se trataba del
yate real HMY Britannia que durante 43 años fue el buque utilizado por la
Corona Británica y que en la actualidad retirado del servicio
activo se encuentra expuesto como museo flotante en la localidad de Leith (Escocia).

El que fuera yate real Britannia fue el último y más famoso navío en portar esta denominación antes de la botadura del megacrucero de la P&O.
(Fuente: maritimequest.com)

 El Britannia tiene, además de su nombre, todos los ingredientes para entrar en los libros de historia; de momento eso, historia, es lo que ya ha hecho en nuestra ciudad convirtiéndose con sus 141.000 toneladas de registro bruto en el tercer buque de crucero (o el segundo con matices) en atracar en A Coruña, sólo superado por el gigante Independence of the Seas (158.000 toneladas ) y el Queen Mary 2 (148.000 toneladas) aunque realmente este último no es un buque de crucero al uso, sino un verdadero y genuíno trasatlántico.

El Britannia es en la actualidad el tercer buque de pasaje más grande que ha visitado la ría herculina.

Este ránking sin embargo tiene los días contados: el próximo 11 de junio tendrá lugar la escala inaugural en A Coruña del Anthem of the Seas que se convertirá ese día con sus casi 169.000 toneladas de registro bruto en el buque de pasaje más grande de todos los tiempos en atracar en la dársena herculina. Tanto él como el Britannia son las grandes estrellas de este 2015 en A Coruña, no sólo por tamaño sino también por novedosos ya que ambos se botaron este mismo año.

Después de pasar unas horas descansando en la ciudad, a media tarde los protagonistas de la jornada comenzaron a desfilar de nuevo por la ría. El primero en hacerlo fue el Britannia que pasadas las cinco de la tarde fue soltando uno a uno los cabos que lo mantenían firmemente asegurado a los norays del muelle de trasatlánticos para ponerse lentamente en movimiento una vez que la última de las maromas estuvo recogida. La maniobra de salida calcó los movimientos del día de su debut pero sin la pompa y los fastos de su escala inaugural. Ni salvas de honor a cargo de imitadores de soldados ni chorros de agua por parte de los remolcadores; lo único que no varió fue la animación de los pasajeros a bordo del crucero inglés que asomados desde los balcones de sus camarotes o bien desde las cubiertas superiores saludaban efusivamente a los que nos quedábamos en tierra.

Cientos de enfervorecidos británicos agitaron sus «Union Jacks» durante la salida del Britannia.

Es una nota común en todos los buques de la P&O durante sus despedidas de la ciudad: el bullicioso ambiente festivo que se respira a bordo, algo que se percibe más acentuado en el caso concreto de este navío, quizás porque si algo tienen los ingleses es un exacerbado orgullo hacia su nación y viajar a bordo del Britannia, posiblemente el objeto móvil más grande del mundo erigido en honor al Reino Unido, tiene que ser para ellos el éxtasis patriotero por antonomasia.

Rumbo al País Vasco (el Britannia).

Tras la marcha del Britannia el puerto recuperó su tranquilidad habitual pese a que todavía permanecía en sus instalaciones uno de los visitantes de la jornada. El Bremen decidió prolongar su estadía en la ciudad dos horas más y no fue hasta las siete de la tarde cuando se puso de nuevo en movimiento para continuar su viaje, una singladura que tuvo tras su visita a aguas gallegas un acento francés con Nantes como siguiente destino. La marcha del Bremen cerró una nueva jornada memorable en los muelles herculinos que esperamos se repita muy pronto… al menos una vez más.

El Bremen puso rumbo a aguas galas.

Para acabar el post de hoy quisiera agradecer a mi amigo Jose Montero las extraordinarias fotos prestadas para la elaboración de esta entrada.