(Foto: Jose R. Montero)

Lo ha vuelto a hacer. Al igual que ocurriera el pasado 27
de septiembre en su primera visita a Vigo, el Oasis of the Seas volvió a
dejar extasiados a los habitantes de la ciudad olívica con su
impresionante tamaño el pasado 18 de octubre en su segunda y última
escala por tierras gallegas antes de que el rey de los colosos flotantes
pusiera un océano de por medio entre él y el continente europeo.

El resumen que podría hacerse de estas dos recaladas que el megacrucero de la firma Royal Caribbean ha hecho en Vigo no podría ser más positivo, algo demostrable con cifras; según un estudio de la Universidad de Vigo, el impacto económico en la ciudad
de las dos escalas del Oasis of the Seas rondaría el millón de
euros. Todo un rotundo éxito. El que cabría esperar de la alianza entre
un impresionante ingenio flotante como nunca antes se había visto
surcando los mares y una entregada urbe de alma marinera que vive por y
para el mar. Toda una experiencia colosal, tanto o más que el tamaño de
su protagonista.

En
esta segunda actuación en la plaza viguesa el Oasis of the Seas llegó
poco antes de las 08:00 horas procedente de Southampton, y al igual que
pasara en su escala inaugural una enorme expectación aguardaba al
gigante en forma de decenas de personas apostadas en
la costa para ver la maniobra. Los pasajeros, algo más de 6.000 trajo a
Galicia el pasado sábado, disfrutaban desde las cubiertas superiores o desde sus propios
camarotes con la cálida acogida recibida que se multiplicó una vez éstos
comenzaron a bajar a tierra con la actuación a pie de muelle de grupos
de gaiteiros y de bandas musicales mientras los turistas recién llegados cogían los autocares que los llevarían a realizar las excursiones contratadas o simplemente paseaban por la animada zona centro.

La
escala del pasado sábado era parte del itinerario de despedida de
Europa tras una estancia de algo más de un mes en el viejo continente
motivada por la entrada del gigante en dique seco para su primera gran carena. La
imposibilidad de usar unos astilleros en el continente americano debido a
su gran tamaño provocó que el Oasis of the Seas tuviera que ser traído a
los astilleros Keppel Verolme de la ciudad de Rotterdam para realizar
los trabajos y ya de paso, los dirigentes de la compañía americana diseñaron un calendario para hacer varias singladuras a este lado del océano a sabiendas de que el tremendo impacto mediático de la nave provocaría un gran número de reservas de pasajes. No se equivocaron.

(Foto: Jose R. Montero)

Durante
su estancia de 14 días en los astilleros neerlandeses el Oasis of the
Seas
ha sido sometido a los habituales trabajos de mantenimiento propios para una nave con 5 años de vida comercial que incluían labores en el casco y en la parte mecánica pero también se ha aprovechado la oportunidad para la revitalización de ciertas áreas a bordo; así en
el interior los principales cambios han sido la adición de varios
camarotes y suites así como la conversión del principal restaurante del barco en tres restaurantes temáticos distintos. Otro dato curioso es
que la capilla del buque, situada en la cubierta 17, ha desaparecido.

El Oasis of the Seas ha permanecido en dique seco por espacio de dos semanas.
(Foto: Keppel Verolme)

Tras una jornada frenética en las inmediaciones del puerto con algo menos de ambiente que en su primera estancia pero extraordinario de todos modos, el Oasis of the Seas comenzó los preparativos para la maniobra de salida, prevista esta vez para las 20:00 horas, mientras que la muchedumbre comenzó a buscar una vez más algún punto privilegiado sobre la costa para no perderse detalle siendo el muelle de trasatlánticos, la terraza de A Laxe y O Berbés los que registraron una mayor afluencia. Cuando el reloj marcó las 8 en punto y ya con las últimas luces del día, el Oasis of the Seas comenzó a largar los cabos que lo mantenían firme al muelle y tras un grácil giro efectuado por sus propios medios, algo que parece impropio de un objeto de semejante tamaño, el gigantesco crucero encaró la bocana de la ría señalando con su proa hacia las islas Cíes. Por delante 8 días de navegación antes de llegar a su destino en Fort Lauderdale (Florida), la meca de los cruceros, donde reestablecerá de nuevo su base de operaciones tras su tournée por la vieja europa

(Foto: Jose R. Montero)

Cuanto tiempo tardaremos en volver a ver al Oasis de nuevo por aquí es toda una incógnita. Quizás hasta su próxima «revisión», pero los dirigentes de Royal Caribbean han tomado buena nota de la excelente acogida que su gran navío ha tenido en el viejo continente durante este mes de cruceros y en 2015 el que nos visitará será el Allure of the Seas, gemelo del Oasis, esta vez por un período bastante más extenso para posicionarse en Barcelona como base de sus rutas. La mala noticia es que en principio no se dejará ver en ningún puerto de la geografía gallega.

En 2015 el Allure of the Seas tomará el relevo de su gemelo Oasis en Europa.
(Fuente: cruisemates.com) 

Así pues fin al breve idilio que el Oasis of the Seas ha mantenido con Vigo durante estas tres semanas, una unión que nos ha dejado estampas inolvidables como la insólita imagen de la muchedumbre agolpada en los muelles, la icónica instantánea del formidable navío atracado en el corazón de la ciudad o el espectáculo sin igual de ver a este portento de la ingeniería naval maniobrando en mitad de la ría viguesa. Desde hoy y para siempre 2014 figura en la historia de los puertos gallegos como el año en el que nos visitó la bestia. 2014 es el año del Oasis.

La figura del Oasis of the Seas se aleja rumbo a la bocana de la ría viguesa durante su salida de la ciudad olívica el pasado 27 de septiembre.

Agradecimientos a mi amigo Jose R. Montero por las estupendas fotos prestadas para la elaboración de este post.