Las escalas inaugurales, aquellas protagonizadas por buques hasta la fecha inéditos en la ciudad, suelen ser las que otorgan un mayor prestigio a las dársenas en donde se producen y las que solemos recordar en mayor medida en el balance final del año crucerístico. Pero tan importantes como éstas (y mucho más emotivas) son las despedidas; las protagonizadas por navíos que, por diversas circunstancias no volverán a visitar nuestros muelles. El caso del buque protagonista de hoy en el blog es de éstos últimos. Os hablo del Hanseatic que nos visitó el pasado jueves en la que supuso su última escala en aguas herculinas en su actual configuración.
Procedente de Lisboa el Hanseatic llegó a la ciudad minutos después de las siete de la mañana con unos 180 pasajeros a bordo, alemanes en su gran mayoría. Puede que por su aspecto y por su tamaño la estancia del navío de bandera bahameña pasara completamente desapercibida para muchos pero una vez más las apariencias no nos deben llevar a engaño y es que hablar de este buque es hacerlo uno de los mejores barcos de su tipología y de la auténtica referencia dentro de los buques de expedición, sector cada día más en boga y en el que el Hanseatic es el único navío calificado con 5 estrellas, pudiendo decir sin temor a equivocarnos que nos hallamos ante el auténtico «Rey de los Hielos». Y es que la nave que podéis ver en las fotos, con sus modestas dimensiones de 123 metros de eslora y 8.378 toneladas de registro bruto, está certificado con la calificación E4 para navegar entre hielos, la más alta que puede obtener un buque de pasaje. Queda claro que este barco no es un crucero más entre los muchos que nos visitan.
La biografía de este auténtica leyenda flotante daría para escribir varios posts pero por no explayarme demasiado remitiré a todos aquellos que quieran saber más sobre la vida obra y milagros (que también los hubo) del Hanseatic a las numerosas entradas que le he dedicado a lo largo de estos años en el blog con motivo de sus diversas escalas en la ciudad. El Hanseatic vio la luz en 1991 en los finlandeses astilleros Rauma y no lo hizo con su actual denominación sino con el nombre de Society Adventurer puesto que fue un encargo de la naviera germana Discoverer Reederei que no pudo llevar el proyecto a buen puerto por problemas económicos. El navío fue adquirido por Dirk Moldenhauer, fundador de la compañía Hanseatic Tours. Moldenhauer era un antiguo capitán de la Hamburg Atlantik Line (HAL), una mítica naviera alemana de la época dorada de los grandes transatlánticos y cuando decidió fundar su propia compañía adquirió los derechos para poder utilizar los colores corporativos de «su» antigua naviera, además de poder usar la denominación «Hanseatic», nombre mítico en la navegación alemana, en su nueva aventura empresarial.
(Fuente: Länsi-suomi)
La carrera de Hanseatic Tours fue breve pero fructífera; en 1997 Hapag Lloyd absorbió la marca y el Hanseatic pasó a operar a las órdenes de la mítica naviera alemana (aunque sin ser la propietaria real del buque). En una decisión sorprendente Hapag decidió que el Hanseatic siguiera trabajando sin lucir los colores corporativos propios y durante varios años pudimos ver a nuestro protagonista de hoy con el que en su día fue el «uniforme de trabajo» de la legendaria HAL. En 2011 la lógica se impuso y el Hanseatic pasó a vestir el preceptivo traje de Hapag Lloyd de casco blanco y franjas azules y naranjas, pero aún así su antigua librea sigue presente junto al nombre de la nave, donde podemos ver un cuadrado rojo con tres puntas de flecha blancas; era el símbolo de la Hamburg Atlantik Line.
Arriba: Pese a trabajar para la Hapag Lloyd durante muchos años el Hanseatic lució los colores de la antigua Hamburg Atlantik Line, como podemos ver en esta foto correspondiente a la escala inaugural de la nave en A Coruña el 24 de abril de 1997.
Su cuarto de siglo largo de vida marinera está plagada de momentos duros: numerosas varadas que hasta en tres ocasiones obligaron a evacuar a la totalidad del pasaje y pusieron en peligro la integridad de la propia nave, pero si por algo deben recordarse estos últimos 27 años es por sus increíbles viajes, muchos de los cuales podríamos calificar de auténticas proezas: el Hanseatic puede presumir de haber navegado por los lugares más recónditos del globo, lugares innaccesibles para la gran mayoría de la flota crucerística. En 2014 consiguió una nueva hazaña al convertirse en el primer buque de pasaje no ruso en navegar con éxito el legendario paso del noreste, la terrorífica ruta marítima que comunica los océanos Atlántico y Pacífico a través del Ártico. En ese histórico viaje el Hanseatic recorrió un total de 6.032 millas náuticas desde Nome (Alaska) hasta Bodo (Noruega). Si esta histórica travesía no fuese suficientemente asombrosa de por sí, en ella el Hanseatic batió un récord convirtiéndose en el buque de pasajeros capaz de navegar más al norte; en concreto alcanzó los 85º, 40´ de latitud norte y los 135º, 39´ de longitud este, quedándose a tan sólo 480 kilómetros del Polo Norte.
¿Y que será entonces del «Rey de los Hielos»? Pues una vez finalizado su contrato de chárter con Hapag el Hanseatic pasará a operar a partir de noviembre para la One Ocean Expeditions, una compañía de cruceros canadiense especializada en viajes por el Ártico y que en la actualidad utiliza para tal cometido dos pequeños buques de expedición rusos, el Akademik Ioffe y el Akademik Sergey Vavilo. En su nueva aventura el Hanseatic será rebautizado como RCGS Resolute, nombre cuyas siglas hacen referencia a la Royal Canadian Geographical Society, organización que colabora en la labor de investigación con One Ocean Expeditions. El nombre de Resolute («decidido») le va que ni el pelo al Hanseatic y es que hace falta decisión para afrontar las tortuosas rutas por las que navega este auténtico prodigio flotante.
Volviendo al pasado jueves el Hanseatic puso fín a su última escala en A Coruña a las séis de la tarde cuando tras soltar cabos y realizar un giro de 180 grados inició el que posiblemente será su último paseo por la ría herculina, poniendo rumbo a la ciudad inglesa de Dover. Reconozco que fue una jornada triste para mí porque supuso decir adiós a uno de los barcos con los que inicié mi afición a la fotografía naval. Por otra parte me alegro de que este veterano y entrañable buque goce de una oportunidad comercial para demostrar su gran valía. ¡Buena suerte en tu nueva aventura, Hanseatic!.
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