Acabaremos vendiendo a nuestras madres….

El post de hoy es muy especial. Se trata de una emotiva despedida a un grande de los mares y la novedad reside en que por primera vez el protagonista de la historia es un buque de guerra, lo que resulta ciertamente destacable dentro de un blog de temática tan «pacífica» como éste pero es que la ocasión lo requiere; no todos los días le decimos adiós al símbolo de todo un país y buque insignia de su armada. Es lo que ocurrió el pasado 8 de febrero, fecha en la cual con su llegada al puerto de Ferrol, el portaaviones R-11 Príncipe de Asturias ponía punto y final a su última singladura y con ella a casi 25 años de carrera militar.

Tras unas 48 horas de viaje, el PdA, nomenclatura con la que se le conoce en el mundillo naval, cubrió sus últimas 700 millas de travesía desde Rota (Cádiz) donde el pasado 6 de febrero fue despedido con todos los honores en una ceremonia oficial. Su última navegación ha sido especial por muchos motivos; sin aviones en su cubierta, sin gran parte de sus equipos a bordo, que se han quedado en la base gaditana pero sobre todo por la tristeza presente en todos y cada uno de los 220 miembros de su tripulación (muy reducida en este viaje final) que dicen adiós no sólo a un navío si no a la que ha sido su casa durante mucho tiempo.

Saludando al portaaviones a su llegada.

Antes de entrar en la Ría de Ferrol poco después de las diez de la mañana, la fragata F-103 Blas de Lezo le rindió honores y le acompañó durante unas millas y ya en el interior de la ría una pequeña flotilla de veleros y varias embarcaciones escoltaron al portaaviones hasta su punto de atraque en las instalaciones militares de A Graña, donde pasadas las 11 de la mañana quedaba amarrado.

La F-103 Blas de Lezo entró un poco más tarde en el puerto ferrolano tras
rendirle honores al Principe de Asturias a su llegada.

En los muelles de A Graña se procedió al vaciado de combustible y de la munición que todavía permanecía a bordo del portaaviones para ser llevado el pasado martes a las instalaciones de Navantia donde se llevará a cabo el proceso de baja del buque al carecer el arsenal del espacio suficiente para realizar estos trabajos. La operación de baja del portaaviones consiste en retirar de la nave el armamento, los equipos, la maquinaria, eliminar documentos sensibles para la seguridad del estado y desmontar todo lo que sea susceptible de ser aprovechado para otras unidades navales o para cualquier otra instalación de la marina española. Durante estos trabajos permanecerán a bordo del Príncipe de Asturias varias decenas de tripulantes a modo de dotación de custodia.

Vista del crucero Regatta desde la cubierta de vuelo 
del portaaviones Príncipe de Asturias.

Tras finalizar estas labores, que podrían durar unos 4 meses, en junio saldrá a subasta pública el proceso de desguace de la nave, es decir, que el Principe de Asturias no tendría por qué ser desguazado en tierras gallegas y de hecho lo más probable es que el triste final se acometa fuera del país (suena mucho Rumanía como destino).

 

Desde su botadura en 1988 hasta septiembre de 2010, fecha de entrada en servicio del L-61 Juan Carlos I  el R-11 Príncipe de Asturias ha sido el buque insignia de la armada española. Es el tercer portaaeronaves que ha poseído España en toda su historia tras los dos anteriores Dédalo y es el barco que volvió a poner al país en el selecto grupo de aquellos que cuentan con portaaviones en sus flotas militares (actualmente tan sólo 10 países tienen alguna nave de este tipo)

El R-11 Príncipe de Asturias (derecha) cedió su rol de buque insignia 
de la armada al L-61 Juan Carlos I (izquierda) en septiembre de 2010.
(Fuente: atmosferis.com)

Construído en Ferrol por la Empresa Nacional Bazán (lo que hoy en dia conocemos como Navantia) a partir de un proyecto descartado por los estadounidenses, las autoridades españolas compraron sus planos y el astillero ferrolano se encargó del diseño y desarrollo final. Una de las mayores controversias del buque fue su nombre. Inicialmente éste iba a ser Almirante Carrero Blanco, pero tras descartarse por razones políticas  se pensó en otros como Lepanto, España, Dédalo o Canarias hasta que una semana antes de su botadura se eligió su denominación definitiva. Tras numerosos cambios en el proyecto y muchos atrasos en el proceso de construcción finalmente el Príncipe de Asturias se botó en mayo de 1982 y desde esta fecha hasta su entrada en servicio activo pasaron 6 años debido a los problemas laborales en Bazán y continuas actualizaciones del proyecto por parte de la Armada con el consiguiente aumento en la factura, tanto es así que a día de hoy ni se sabe cuanto costó la construcción del portaaviones.

El Príncipe de Asturias atracado en el muelle de transatlánticos durante
una de sus últimas visitas a A Coruña con su característico skyjump 
de 12º en primer término.

El PdA está diseñado para el transporte de aviones tipo STOVL (iniciales en inglés referidas a aviones de despegue corto y aterrizaje vertical) y presenta unas dimensiones de 196 metros de eslora, 24,3 metros de manga y 9,4 metros de calado con un registro bruto de 17.200 toneladas. Sus dos turbinas le proporcionan una potencia total de 46.400 C.V. que le permiten alcanzar una velocidad máxima de 26 nudos. Su dotación está compuesta por 555 tripulantes, tropas aparte. Para su defensa el buque cuenta (o más bien contaba) con 4 cañones Meroka 2A de 20mm situados dos a proa (al inicio del skyjump) y dos a popa, si bien las 4 unidades ya fueron desmontadas en Rota y llegó a Ferrol sin ellas.

Uno de los 4 Merokas con los que estaba dotado el PdA para su defensa.
(Fuente: wikipedia)

El PdA recibió su bandera de combate en mayo de 1989 en la ciudad de Barcelona durante una gran parada naval con multitud de unidades de armadas extranjeras y desde el inicio de su carrera militar intervino en multitud de misiones siendo las más destacadas el operativo naval desarrollado en el Mediterráneo junto a unidades alemanas, francesas, italianas y británicas con motivo de la Guerra del Golfo en 1991, su actuación como buque de mando del Grupo Naval 81-01 en el Mar Adriático a finales de 1994 o sus numerosas participaciones en las maniobras de la OTAN Loyal Mariner junto a unidades de diversos países.

El Príncipe de Asturias escoltado por dos de las antiguas fragatas F-70, 
la Baleares (arriba) y la Cataluña (abajo).
(Fuente: tecnología-maritima.blogspot.com)


Los negros nubarrones empezaron a cernirse sobre el futuro del Príncipe de Asturias hace ya algún tiempo; el pasado mes de junio el Estado Mayor de la Armada empezó a plantearse la posible baja del portaaviones debido a sus grandes costes de mantenimiento, dentro de un drástico plan de ahorro que también incluiría a dos de las seis fragatas F-80, las más antiguas que todavía operan para el país. En principio la intención era mantener al portaaviones en actividad restringida, esto es, atracado y sin apenas uso, pero tras varios meses de rumores se ha optado por una solución más radical (y sin vuelta atrás) pese a que el buque podría alcanzar una vida operativa de 40 años y cuenta con tan sólo 25. En un contexto económico en el que resulta caro de mantener (30 millones de euros al año) y desorbitado de actualizar (harían falta unos 100 millones de euros); la crisis mundial y unas reformas imposibles de acometer por los recortes del ministerio de defensa han firmado la sentencia de muerte del Príncipe de Asturias.

Pese a las inclemencias del tiempo, decenas de curiosos no quisimos 
perdernos la última llegada del Príncipe de Asturias a su lugar de nacimiento.
 (el encapuchado de la izquierda es el Sr. Montero, habitual colaborador del blog.)

Si me piden mi opinión personal sobre el hecho de enviar al Príncipe de Asturias al desguace les diré que soy de los defensores del «si no está roto no lo tires» y más para el caso concreto de una flota militar, en donde nunca se sabe cuando vendrán mal dadas y habrá que tirar de barcos. Es evidente que en los tiempos que corren, donde se está recortando en cosas donde debería estar prohibido recortar, mantener operativo un buque obsoleto con el coste astronómico que eso acarrea sería un absurdo y acometer su carísima reforma un auténtico despropósito, pero quizás una inmovilización del portaaviones a la espera de tiempos mejores o para su uso en caso de extrema necesidad resultaría más conveniente. E.E.U.U. lo hace con gran parte de su flota, de hecho cuenta aún con unidades de la II Guerra Mundial amarradas en la reserva (nuestro segundo Dédalo se lo compramos de segunda mano a ellos, por ejemplo) pero claro, tampoco se puede comparar el gasto militar de España con el de E.E.U.U. Lo único que demuestra este asunto a mi modo de ver es que la cosa está fatal. Como de mal estará que para sacar cuatro duros tenemos que alquilar barcos a otros países (el BAC Cantabria servirá este año a intereses australianos) y mandar a la chatarra al mayor símbolo de toda la Armada. Si es que acabaremos vendiendo a nuestras madres…

Para acabar la entrada de hoy les dejo el espectacular vídeo del portaaviones Príncipe de Asturias a su llegada a Ferrol, el pasado viernes obra de mi buen amigo Jose Montero y que realizó desde las baterías militares de A Bailadora.