(Foto: Manuel Candal)

Continúo con el repaso sobre lo que dio de sí la jornada crucerística del pasado viernes en el puerto de A Coruña y que contó con la presencia de los buques Aurora, Marina y AidaPerla. Precisamente es de este último del que os hablo a continuación.

Me siento observado…

 Y es que innegablemente el buque que más miradas acaparó del terceto fue el navío de Aida Cruises. Lo hizo no sólo por ser el más grande del trío y por estar en la ubicación más vistosa sino porque se mire por donde se mire (sobre todo por la proa) este buque no pasa desapercibido. Construído en los astilleros Mitsubishi Heavy Industries Ltd. de Nagasaki
(Japón)
y puesto en servicio en mayo de 2017, el AidaPerla es el segundo y último integrante de la Hyperion Klasse, tras su gemelo e iniciador de la saga, el AidaPrima, que nos visitará en unos días. Se trata de un barco de 125.572 toneladas de registro
bruto y 9.200 toneladas de peso muerto que presenta unas dimensiones principales de 299´95 metros de eslora, 37´65 metros de
manga y un calado de 8´25 metros. De sus 17 cubiertas 15 están dedicadas en exclusiva al pasaje y en gran parte de ellas se
distribuyen los 1.643 camarotes que otorgan al Perla una
capacidad de 3.286 pasajeros en acomodación normal. Del total de
alojamientos 1.133, o lo que es lo mismo, el 69 % presentan terraza privada. La tripulación la componen 900 personas.

El AidaPerla destaca en el apartado mecánico por tener una propulsión dúal, uniendo a la habitual propulsión
diésel-eléctrica de este tipo de buques el uso del LNG o gas licuado. Éste es sólo uno de los múltiples toques vanguardistas que presenta el navío. El más destacado va sumergido bajo el agua y responde al nombre de MALS. El MALS (iniciales de Mitsubishi Air Lubrication System)
es un
sistema patentado por el propio astillero japonés donde fue construído
el barco y que inyecta burbujas de aire bajo el casco mientras el buque
navega, con el objetivo de reducir la fricción del mismo
con el agua durante su avance. En los estudios realizados en los modelos de prueba se calculó que la implantación de este sistema supondría como mínimo un ahorro de combustible del 7%.

Diagrama que muestra el funcionamiento del sistema MALS en el AidaPerla.
(Foto: Aida Cruises)

Y luego está esa llamativa proa. La proa recta del AidaPerla no deja indiferente a nadie y lo más probable es que al preguntar por la cuestión estética encontremos a defensores y detractores por igual. Lo cierto es que su implantación, como casi todo en una unidad de este tipo, no obedece a criterios decorativos sino a la búsqueda de la mayor eficiencia posible en el consumo de carburante. Los estudios demuestran que a velocidades medias y bajas, las habituales para un crucero, la proa recta es más eficaz que la hasta ahora más extendida proa lanzada, con ahorros de combustible que pueden llegar al 10%. El uso de la proa recta no será flor de un día; la gran mayoría de buques de cruceros de nueva generación ya la incorporan y la del AidaPerla o la de su gemelo AidaPrima no será la única que veremos por aquí a corto plazo ya que en unos días debutará en A Coruña el espectacular Celebrity Edge, que incorpora una proa calcada a la del AidaPerla.

Se hace raro ver una proa como la del AidaPerla pero en unos años estará muy generalizada.

Por último me queda hablar del Marina, el componente más pequeño del trío de naves presentes el viernes en la ciudad y también la más lujosa de todas ellas. Construído en los astilleros Fincantieri situados en la localidad
genovesa de Sestri Ponente y puesto en servicio en el año 2011 estamos
ante un buque
de tamaño medio, con sus 66.084 toneladas de registro bruto y 8.676 
toneladas de peso muerto. Sus dimensiones principales son bastante
terrenales: 239´3 metros de eslora, 32´2 metros de manga y un calado de
7´4
metros que le otorgan un perfil equilibrado y muy agradable a la vista;
personalmente considero que es un buque francamente bonito. En su interior el Marina puede albergar a
un total de 1.252 pasajeros en capacidad
máxima gracias a sus 626 camarotes que no son tal, ya que realmente
habría que hablar de suites. De ellas el 90% presenta la tan demandada
«veranda» o terraza privada.

Tras una mañana de ambiente festivo y mucho movimiento en los muelles a primera hora de la tarde comenzó la particular «Operación Salida» en la dársena herculina. El primero en zarpar fue el Aurora que minutos antes de las cinco de la tarde soltaba amarras para continuar viaje rumbo a Leixoes. Al buque de la P&O aún le restan tres escalas más hasta final de año en la ciudad, la próxima de ellas el 18 de junio.

El Aurora abandonando la ciudad pasando a la altura de Seixo Branco.

 Turno a continuación para el Marina, cuya maniobra se prolongó unos minutos más debido a su ubicación más compleja y que le obligó a hacer toda una coreografía digna de un consumado bailarín. Tras tantos años viendo este tipo de maniobras todavía me sorprende la facilidad con la que estos enormes objetos pueden maniobrar en un espacio tan pequeño. Una vez superado el dique de abrigo el lujoso navío puso también rumbo a Leixoes y se dispuso a acortar distancias con el Aurora, que había zarpado una hora antes. El Marina no tiene programadas más escalas en A Coruña en lo que resta del año aunque ya ha confirmado su visita en 2020.

El Marina «dándose un chapuzón» durante su partida hacia Leixoes.
Por último el AidaPerla esperó hasta las siete de la tarde para poner fín a una escala que por muy poco no alcanzó las 24 horas de duración. Tras tres sonoros bocinazos el enorme navío de la cara sonriente fue ganando velocidad y una vez en aguas abiertas aumentó máquina pero por la canal opuesta, la oeste, a la que su teórico destino, Le Havre, hubiese recomendado. El motivo no fue otro que los pasajeros pudiesen contemplar por última vez la Torre de Hércules bien de cerca, todo un detalle por parte del «Master» de la nave germana. El AidaPerla repetirá estancia en la A Coruña el próximo 24 de octubre.

El AidaPerla fue el último en abandonar la ciudad. Se despide hasta finales de octubre.
No quisiera terminar esta entrada especial dedicada a la triple escala del pasado viernes sin unos cuantos agradecimientos. En primer lugar a todos los «shipspotters» y aficionados a los barcos en general que se dieron cita en la Torre de Control de Tráfico Marítimo para celebrar el III Día del Fotógrafo Naval con los que pude compartir una agradable tarde entre risas y disparos (fotográficos). Agradecer también al personal de dicho centro su colaboración y su permiso para poder acceder a tan magnífica atalaya y por último a todos aquellos que han aportado su granito de arena en forma de fotos para la elaboración de este post: Manuel Candal, J.Daniel Díaz y Eduardo Sánchez. ¡Mil gracias a todos!.

Salvo las que indiquen lo contrario las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas ellas.