Igual exagero con la frase que da título al post de hoy pero personalmente recuerdo pocas escalas que me hayan dejado tan amargo sabor de boca como la protagonizada este domingo por los buques Balmoral y Oriana. Un primer doblete del año que pasará a la historia del puerto herculino por suponer el adiós definitivo, al menos tal y como lo conocemos ahora, del buque Oriana, uno de los navíos de pasaje más carismáticos y reconocibles de nuestra dársena tras 24 años plagados de visitas.

Tras casi un cuarto de siglo presente en la ciudad, el pasado domingo el Oriana dijo adiós a A Coruña. Procuraré que no se me escape ninguna lagrimilla en el post de hoy (aunque no prometo nada).
Sobre las 07:30 horas el Oriana hacía su entrada final en la ciudad procedente de
Southampton y con la cámara completa, algo más de 1.800 cruceristas. Éstos iniciaban el pasado jueves en el mencionado puerto del sur
inglés una travesía de 16 noches de duración que tras la visita a
tierras gallegas los llevará a surcar el Atlántico visitando Funchal,
Santa Cruz de La Palma, Santa Cruz de Tenerife, San Sebastián de La Gomera, Arrecife y
Cádiz antes de regresar a Southampton el próximo 7 de abril. Los
precios para esta singladura partían desde los 1.300 euros
correspondientes a un camarote interior.

Sobre las siete y media el Oriana efectúaba su última entrada en el puerto herculino.

Quiso el destino que en su última estancia en nuestro puerto el buque de la  naviera P&O estuviese bien acompañado, quizás para que las penas fueran menos; otro ilustre «coruñés» como es el Balmoral fue el encargado de escoltar al Oriana en su adiós definitivo a la urbe herculina. El buque insignia de la naviera Fred. Olsen Cruise Lines llegó sobre las 09:00 horas y tan sólo 4 días después de su anterior estancia en la urbe herculina. En esta ocasión el Balmoral, que procedía de Southampton, trajo a la ciudad a unos 1.100 turistas británicos que acababan de comenzar en la mencionada urbe británica un crucero de 11 noches de duración con escalas en A Coruña, Leixoes, Funchal y Lisboa y regreso a Southampton el próximo 2 de abril. La ruta se ofertaba desde los 1.250 euros correspondientes a un camarote interior.

El Balmoral se unió a la fiesta de despedida del Oriana para firmar el primer doblete del año en aguas coruñesas.

Como es lógico la presencia del Balmoral quedó relegada a un segundo plano por las especiales circunstancias que rodearon a la escala de su compañero de atraque, por lo que hoy centraré el protagonismo del post en el Oriana. Ya habrá más ocasiones este año para hablar del Balmoral, cuya próxima visita a la ciudad se producirá el 31 de agosto. 

Tras completar su cuarta escala del año el Balmoral puso rumbo a Leixoes. Regresará a la ciudad a finales de agosto.

Si la despedida de un buque siempre es un acontecimiento triste para todos aquellos que amamos el mundo naval ésta adquiere una mayor relevancia cuando el protagonista es uno de los navíos más representativos del tráfico crucerístico coruñés desde que éste daba sus primeros y dubitativos pasos. El idilio del Oriana con la A Coruña comenzó a las pocas semanas de iniciar la nave su andadura comercial; fue un 23 de mayo de 1995 cuando la llegada del por aquel entonces más moderno buque de cruceros y uno de los más grandes del mundo dejaba atónitos a los coruñeses. Sólo el emblemático Queen Elizabeth 2 lo superaba en longitud entre los buques de pasaje que hasta esa fecha habían visitado aguas herculinas. El vertiginoso crecimiento de la industria crucerística en el último cuarto de siglo ha hecho que el Oriana no aparezca actualmente ni siquiera entre los 100 cruceros más grandes del mundo (ahora nos referimos a él como un buque de tamaño mediano). Es más; el buque inglés es el más pequeño de los 7 que componen en la actualidad la flota de la naviera P&O.

El Oriana es en la actualidad la unidad más pequeña de la naviera P&O. El actual buque insignia de la compañía británica, el Britannia, (arriba) dobla en volumen a nuestro protagonista de hoy (abajo). Este gráfico a escala muestra la silueta de los dos navíos portando los antiguos colores de la marca pese a que el Britannia nunca llegó a lucirlos.

Fue hace poco menos de un año cuando saltaba la sorpresa; la P&O anunciaba para incredulidad de muchos que el Oriana abandonaría la naviera en agosto de 2020. El principal motivo que ha llevado a la compañía a tomar esta decisión no es otro que la inminente llegada de su nuevo buque insignia, el Iona, que debutará en mayo del próximo año. El comunicado no mencionaba cual sería el destino del barco por lo que los rumores comenzaron a dispararse: se habló de numerosas compañías que podrían estar interesadas en adquirir la nave siendo uno de los nombres que más fuerte sonó durante un tiempo el de Fred. Olsen Cruise Lines. Otra posible salida comercial al barco era que fuera a parar a alguna compañía de nuevo cuño de algún mercado emergente como China o Australia.

Durante varios meses el futuro destino del Oriana fue motivo de numerosas especulaciones. 
Finalmente hace unos meses se resolvió el misterio al confirmarse el destino final de la nave: el Oriana pasará a operar en el mercado chino y será transferido a finales del verano a la naviera de nueva creación Well Star Travel Cruise, una «joint venture» entre las compañías COSCO y China Travel Group. Así tras finalizar el próximo 9 de agosto en el puerto de Southampton su ultima singladura al servicio de la P&O, el Oriana será llevado a dique seco donde será remodelado para su nueva etapa comercial y será rebautizado como Piano Land (lo sé, es un nombre estúpido). Nuestro protagonista comenzará su nueva aventura china ya en otoño desde su futuro puerto base de Xiamen. Ojalá ésta tan sólo sea una breve etapa en la carrera del navío antes de que alguna naviera lo traiga de nuevo a Europa y lo podamos ver otra vez surcando aguas coruñesas.

¿Volverá el Oriana a aguas coruñesas?. En su actual configuración, no.
El anuncio de la P&O de otorgarle la jubilación al Oriana trastocó bastante la agenda que el buque tenía establecida en nuestra ciudad para la presente temporada. En un principio el buque tenía previstas 4 recaladas en A Coruña para el 2019 que se quedaron en 2 tras el comunicado. Especialmente dolorosa (al menos para los shipspotters locales) fue la eliminación de la visita prevista para el 31 de julio; ese día el Oriana iba a coincidir amarrado en puerto con su nave hermana, el Aurora, un acontecimiento nunca antes visto en nuestra dársena pese a las múltiples escalas realizadas por ambos barcos. De las dos escalas que permanecieron en la agenda la primera de ellas, prevista para el pasado 4 de enero, fue cancelada por un problema mecánico por lo que, si no hay cambios de última hora la de este domingo se convierte en la última del navío. ¿Será la última vez que veamos al Oriana por aguas del golfo ártabro? Pues afortunadamente no….   

A los aficionados a lo naval y simpatizantes de este buque en particular nos queda una bola extra; una última oportunidad de ver al navío británico por nuestras aguas y será el próximo 2 de julio, fecha en la que el Oriana tiene previsto arribar a Ferrol tan sólo un mes antes de su retirada. La escala en la ciudad departamental será doblemente especial y es que al hecho de ser la última en aguas ferrolanas se sumará el que también será la última del barco en territorio español.

Ferrol tendrá el honor de despedir al Oriana a principios del próximo mes de julio y los shipspotters gallegos una última oportunidad de volver a ver a este ilustre navío.

Volviendo al pasado domingo y por mucho que no quisieramos, a las cinco y media de la tarde llegó el inevitable momento de la partida. Con el Balmoral aún visible en la lejanía (había zarpado 45 minutos antes) el Oriana comenzó a soltar cabos ante la atenta mirada de muchos curiosos que, animados por la estupenda climatología dominical paseaban por las inmediaciones del Parrote. Pese al sol radiante la despedida fue más fría de lo esperado, al menos en mi opinión; eché de menos algún remolcador lanzando una cortina de agua al paso de la nave o algún otro gesto que de alguna manera sirviera como muestra de reconocimiento por parte de los coruñeses a un buque que durante los últimos 24 años ha contribuído de manera impagable al desarrollo del tráfico de cruceros en A Coruña. Incluso el Oriana se sumó a esta frialdad y renunció a las protocolarias tres pitadas largas de despedida emitiendo solamente una, como si de algún modo la nave no quisiera decirle adiós a la ciudad que tantas y tantas veces, más de 30, lo ha acogido con los brazos abiertos; por algo se la conoce como la ciudad en la que nadie es forastero. Tras superar el dique de abrigo el Oriana aumentó máquina y puso rumbo al puerto de Funchal no sin antes deleitarnos con su última cabalgada por la ría coruñesa. Al espectáculo visual contribuyó un notable mar de viento que hizo más vistosa si cabe la última salida de la ciudad de esta joya de los mares.

Y ya está. Se fue. Todavía me cuesta creer que la de este domingo haya sido su última visita a A Coruña; a fin de cuentas el Oriana ha estado presente a lo largo de más de la mitad de mi vida y se me hará raro no volver a ver su nombre en los calendarios de escalas los próximos años. Adiós Oriana. Que tengas buenos vientos por la proa y existosas singladuras en tu nuevo destino y gracias por habernos ofrecido tantos y tan buenos momentos a los shipspotters coruñeses a lo largo de todos estos años. Siempre ocuparás un lugar muy especial en mi corazón.   

HASTA SIEMPRE, VIEJO AMIGO

Salvo las que indican lo contrario, las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas ellas.