A punto de finalizar el mes de abril el puerto coruñés recibió el pasado domingo una de sus visitas más destacadas con la escala del Silver Cloud, buque que sin ser un debutante en la plaza (ni mucho menos) ha experimentado un cambio tan radical desde su última presencia en la rada herculina que casi lo podríamos considerar un barco completamente nuevo como veremos a continuación.

Cuesta reconocerlo pero sí: es el Silver Cloud (con algo más de maquillaje).

Procedente del puerto de Leixoes el exclusivo buque propiedad de la naviera italomonegasca Silversea llegó a la ciudad a primera hora de la mañana con unos 250 pasajeros a bordo que desde el pasado 27 de abril disfrutan de un crucero de ensueño: partió de Lisboa y tras las visitas a Leixoes (el «puerto» de Oporto) y nuestra ciudad hará escalas en Gijón,
Bilbao, Burdeos (donde pernocta en estos momentos), Belle Ile, Douarnenez, St. Malo, y Le Havre, parada habitual de los buques de cruceros para que sus pasajeros puedan visitar París. La guinda de esta espectacular singladura estará sin lugar a dudas en su última recalada; las contenidas dimensiones de nuestro protagonista de hoy le permiten darle a sus selectos huéspedes lujos como remontar el río Támesis  y pasar bajo el mítico London Bridge para acabar atracando junto al barco-museo HMS Belfast, en el mismísimo corazón de la capital londinense. Allí los pasajeros del Silver Cloud pasarán la noche antes de desembarcar durante la mañana del próximo 9 de mayo.

Una travesía de auténtico lujo para una nave de auténtico lujo.

Mucho han cambiado las cosas en el Silver Cloud desde la última vez que se dejó ver por nuestra ciudad hace casi un año (el 31 de mayo del 2017 para ser más exactos) y éstos van más allá de los meramente estéticos, como el evidente repintado de su casco donde ahora domina el negro, un tono que dicho sea de paso le queda como un guante otorgándole una estampa mucho más elegante a mi juicio. No, la cosa ha ido mucho más allá y a sus 24 años y en plena madurez vital la «nube plateada»de Silversea ha decidido hacerle un guiño a Lou Reed y pasándose al lado salvaje de la vida.

El Silver Cloud con Seixo Branco por la proa.

Consciente del brutal crecimiento que está teniendo el nicho de los cruceros de expedición, que aumenta más del triple de lo que lo hace el mercado crucerístico general, Silversea decidió hace 3 años tomar cartas en el asunto para reforzar su división de buques de expedición compuesta hasta entonces por tres buques: el Silver Explorer, el Silver Galápagos y el Silver Discoverer. Ante la revolución que se está viviendo en el sector (y lo que está por venir) la naviera fundada por la familia Lefevbre decidió tomar una solución que sorprendió a muchos: transformar uno de los buques de su flota en lugar de dar orden de construír un nuevo navío, siendo la primera vez que un buque de cruceros de lujo es transformado en un buque de expedición capaz de navegar entre hielos. El barco elegido fue, con toda lógica, el Silver Cloud, su unidad más pequeña y más veterana que con la incorporación de las últimos navíos a la flota (Silver Spirit, Silver Muse…) se estaba quedando algo obsoleta. De esta manera Silversea ha matado dos pájaros de un tiro.

Cambio radical de aspecto del Silver Cloud desde su última visita a A Coruña, en mayo del año pasado.

Para poder afrontar semejante reto con garantías el Silver Cloud fue llevado en septiembre del año pasado a los astilleros Palumbo, en Cospicua (Malta), para llevar a cabo una reforma que no ha sido moco de pavo: ha costado la friolera de 46´5 millones de dólares y en ella han intervenido un ejército de 400 trabajadores durante 65 días. El principal cambio ha sido la reconstrucción de la proa, que ahora está especialmente reforzada para que el buque pueda navegar entre hielos. El casco también ha sido modificado añadiendo más acero desde la cubierta 1 a la 3 aumentando así su protección.  Todos los sistemas de navegación del buque han sido actualizados, instalándose nuevos radares y GPS, y añadiendo equipos de sonar y de imágenes térmicas que permiten al Silver Cloud detectar hielo u otros objetos a una distancia de 1 kilómetro.

El Silver Cloud en el «quirófano» de Palumbo.
(Fuente: shipspotting.com)

Más cambios: todas las ventanas y portillos del Silver Cloud se han sustituído por otros de cristal reforzado exigidos para navegar por las zonas polares. El buque incorpora ahora una flotilla de 18 zodiacs para que el pasaje pueda desembarcar cuando éste navegue por zonas de difícil acceso, embarcaciones que dan cabida a la totalidad de pasajeros cuyo número se ha reducido desde las 296 personas a las 260 actuales, cifra que disminuye hasta los 200 en los cruceros polares debido a la estricta
normativa medioambiental que rige en estas áreas tan protegidas del
globo. Aprovechando el proceso de reconversión los interiores y zonas comunes de la nave también han sido renovados con nuevos materiales y tonalidades e incorporando nuevos equipamientos ya presentes en el buque insignia de la naviera, el Silver Muse. ¿Reforma digo?; el Silver Cloud es un barco completamente nuevo.

Volviendo al pasado domingo tras una estancia que se prolongó por espacio de 11 horas el Silver Cloud se hizo de nuevo a la mar a las 6 de la tarde tras un día más invernal que otra cosa, con fuertes chubascos que aguaron la jornada a los cruceristas pero que al menos concedió a los shipspotters una tregua durante la salida del buque, que una vez rebasado el dique de abrigo aumentó revoluciones poniendo rumbo hacia su siguiente destino, la dársena de Gijón. El próximo año el reconvertido bnavío de expedición de Silversea volverá a A Coruña repitiendo esta misma travesía: será el 3 de mayo de 2019.

El Silver Cloud durante su salida de la rada herculina el pasado domingo, cruzándose con el mercante Stella Maris.
Las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas ellas.