(Foto: Luís Miguel Correia)




La semana pasada con motivo de la visita el jueves del emblemático buque Azores comencé un post especial acerca de su actual naviera, la Portuscale Cruises, uno de los proyectos crucerísticos más interesantes llevados a cabo en la última década. En la primera parte de la entrada relaté brevemente la historia de la compañía sobre la cual nació esta idea, la Classic International Cruises, y de como a finales de 2012 las difícil situación económica la abocó a la quiebra. Hoy continuaremos la historia en este punto.

Días antes de quebrar la CIC el Azores (entonces Athena) estuvo de visita en A Coruña.

Con los cinco veteranísimos barcos abandonados a su suerte, cuatro de ellos en distintos puertos europeos y el otro a medio desmantelar en un astillero lisboeta, el futuro de la ex-flota de Classic International Cruises parecía abocado a un triste y agónico final en forma de desguace. El soplete semejaba el injusto epílogo para estas cinco auténticas glorias de la navegación pero entonces sucedió un hecho inesperado y el sueño cobró vida de nuevo. Los milagros existen.

…y el Athena se convirtió en el Azores.

Ese milagro tiene un nombre en esta historia y es el de Rui Miguel Duarte Alegre. Se trata de un hombre de negocios cuya carrera se desarrolla en el sector inmobiliario como presidente de la inmobiliaria Amorim, un potente grupo empresarial con intereses económicos en varios países, entre ellos España donde posee varios negocios. Quizás el más conocido para nosotros sea el de su marca de centros comerciales Dolce Vita que hasta hace unos años tuvo presencia en nuestra ciudad. De personalidad optimista y enérgica, este portugués de 43 años se propuso a principios de 2013 embarcarse (nunca mejor dicho) en un proyecto muy alejado de lo que había realizado hasta entonces; el negocio de los cruceros y para ello fijó su mirada en los buques de la desaparecida Classic International Cruises. Un esperanzador rayo de luz se abrió de repente en el futuro de los navíos: se llamaba Portuscale Cruises.

Una imagen del ambicioso proyecto Portuscale Cruises. Lamentablemente este dibujo nunca se convirtió en realidad.
(Fuente: Portuscale Cruises)

El proyecto de Rui Alegre era tan ilusionante como arriesgado; reverdecer  los viejos laureles de la histórica tradición marítima portuguesa creando la primera compañía de cruceros exclusivamente lusa. Su lema es también su carta de presentación: «small is beautiful» (lo pequeño es bonito) una naviera con personalidad y estilo propio que busca un hueco en el mercado como alternativa a los grandes megacruceros que dominan el sector. Para llevar a cabo este sueño Rui Alegre se propuso comprar y devolver a la vida a cuatro de los carismáticos navíos de la CIC, algunos de ellos historia viva de la nación. Lo de «devolver a la vida» puede sonar un tanto tremendista pero es bastante literal; en diciembre de 2012 el Funchal estaba practicamente sentenciado a acabar como chatarra en algún desguace y tan sólo 8 meses después volvía a la actividad comercial tras más de dos años de inactividad. No fue un milagro sino una buena suma de dinero la que lo hizo posible, en concreto 22 millones de euros los que hicieron falta para devolver a los océanos a uno de los barcos más míticos de nuestro país vecino.

Del infierno al cielo en sólo 8 meses. El Funchal estaba de regreso.

Los planes que Rui Alegre tenía para los otros nuevos-viejos buques de su compañía eran también ambiciosos; así el Princess Danae, que pasó a llamarse Lisboa, fue llevado a la capital portuguesa al igual que el pequeño Arion que fue rebautizado como Porto. El Athena, amarrado durante meses en Marsella, fue acondicionado en ese mismo puerto francés y como bien sabemos pasó a ser el Azores. El Funchal obviamente mantuvo su histórica denominación, un nombre que ha portado en su amura durante sus 52 años de carrera comercial. La guinda al pastel de este bellísimo proyecto la puso la imagen corporativa de la nueva compañía basada en la histórica Empresa Insulana de Navegaçao, la naviera original del Funchal y que medio siglo después volvió a lucir sus colores originales con la salvedad de una gran letra «P» coronando la chimenea amarilla.

El Porto (en primer término) ya con los colores de la Portuscale Cruises recibe al Princess Danae que llega procedente de Marsella para su reconversión en el nuevo Lisboa.
(Foto: Luís Miguel Correia)

Los planes de «salvación» sin embargo llegaron tarde para uno de los ex-componentes de la flota Classic International Cruises, el Princess Daphne, que amarrado en un puerto griego desde la quiebra de su naviera fue vendido por los hermanos Potamianos a un desguace hindú llegando al puerto de Alang a mediados de junio de 2014 donde fue desmantelado. Tras 59 años de historia marinera el nacido como mercante Port Line y que ostentara distintos nombres a lo largo de su vida tales como Daphne, Switzerland u Ocean Monarch desapareció para siempre quedando unicamente en el recuerdo de aquellos que tuvimos la suerte de verlo navegar en alguna ocasión.

Tras muchos meses atracado en Souda el Princess Daphne partió en su último viaje rumbo a su desguace en Alang.
(Fuente:cruisetricks.de)

Portuscale Cruises inició su aventura comercial en agosto de 2013 con la idea de operar bajo su propia marca el buque Funchal y chartear a otras compañías el resto de su flota. Los comienzos no estuvieron exentos de dificultades; así el viaje inaugural del Funchal previsto para finales de agosto y con salida desde Gotemburgo tuvo que retrasarse debido a que una inspección en la ciudad sueca detectó varias deficiencias de seguridad, entre ellas un fallo de una conexión eléctrica entre el puente y dos de las quince puertas estancas. Tras unos días de incertidumbre el buque pudo iniciar su singladura inaugural tras subsanar los fallos.

Finalmente el Funchal pudo hacerse de nuevo a la mar.

Días después de su travesía inaugural los coruñeses pudimos ser testigos de la nueva andadura comercial de esta leyenda naval y el 18 de septiembre de 2013 la ciudad herculina volvió a recibir tras un paréntesis de 5 años al renacido Funchal con su espectacular nueva imagen. La jornada fue especial además por la coincidencia junto a la nave portuguesa de otras tres buques de pasaje atracadas en los muelles lo que marcó un hito en la historia de nuestra dársena.

Tras varios años de ausencia el Funchal volvió al puerto herculino en septiembre de 2013 en todo su esplendor.

Un año después de su debut las cosas no le iban nada mal al proyecto de
Rui Alegre: el Azores había conseguido un provechoso chárter con el operador
alemán Ambiente Kreuzfahrten y el Funchal generaba buenas cifras de
ocupación en su primera campaña completa con unos números que cerraban la temporada 2014 con unos 6.800 pasajeros en los 20 cruceros realizados y unos 8 millones de euros de
ingresos generados. Más que un extraordinario proyecto, Portuscale era un sueño hecho realidad.

Tras los pequeños problemas iniciales el Funchal comenzó a operar con relativo éxito en su nueva etapa.
(Foto: Manuel Candal)

El problema de los sueños es que en ocasiones puedes despertarte y darte de bruces con la cruda realidad. Y la realidad de esta industria es que no corren buenos tiempos para los buques de pequeño tamaño (salvo para los de superlujo) y para los entrados en años ya ni les cuento. Así que si tu flota de cuatro navíos cumple estos dos requisitos puedes estar seguro de que tendrás problemas y Portuscale Cruises no iba a ser una excepción.

La familia Portuscale casi al completo: el Funchal (a la izquierda) el Lisboa 
atracado por su popa y el Arion abarloado al Lisboa. En la foto sólo falta el Azores.
(Foto: Luís Miguel Correia)

De momento dejamos aquí la historia. En la tercera y última parte de esta entrada hablaré de como comenzaron a aparecer negros nubarrones en el horizonte de Portuscale Cruises.

Arion y Lisboa, este último todavía pendiente de finalizar sus trabajos de remodelación, permanecen atracados en la capital portuguesa a la espera de una nueva oportunidad.
(Foto: Luís Miguel Correia)