Nueva visita de un buque de cruceros a los muelles herculinos. En esta ocasión se trató del Oceana, el navío de la compañía británica P&O, que el pasado día 10 realizó una breve parada en nuestro puerto como parte de su actual itinerario.

El Oceana de nuevo en A Coruña, y ya van dos veces este año.

Procedente de Southampton, el Oceana llegó a nuestra ciudad pasadas las siete de la mañana y tras tomar práctico se dirigió al muelle de trasatlánticos, habitual punto de atraque para este tipo de naves. Una vez finalizada la maniobra los más de 1.700 pasajeros que viajan a bordo del barco de bandera bermudeña pudieron bajar a tierra para explorar los rincones más destacados de la urbe coruñesa o bien para tomar los autobuses que los llevarían a realizar las oportunas excursiones contratadas. A Coruña supuso la primera escala de una espectacular singladura de cinco semanas de duración y que tras zarpar el pasado día 8 del mencionado puerto inglés y hacer parada en tierras gallegas puso rumbo al Caribe, adonde llegará el Oceana el próximo día 18 para hacer escala en St. Johns (Antigua). Posteriormente el periplo continuará por los puertos de Castries (St. Lucia), Bridgetown (Barbados), St. Georges (Granada), Oranjestad (Aruba), Roatan (Honduras), Costa Maya (México), Montego Bay (Jamaica), Tórtola (Islas Vírgenes británicas) y Philipsburg (St. Marteen). Casi nada. Tras la sobredosis de arena blanca y aguas cristalinas el Oceana regresará al viejo continente recalando en Ponta Delgada (Azores) antes de poner punto y final a la ruta en el puerto de Southampton el próximo 15 de marzo.

El Oceana se tomó el pasado viernes un pequeño descanso en A Coruña antes de iniciar una maratoniana navegación rumbo al Caribe.

Tras pasar buena parte del día atracado en la ciudad a las cinco de la tarde el buque británico soltó amarras para iniciar una gran travesía de 8 días consecutivos de navegación que lo llevarán a aguas caribeñas. Al Oceana lo volveremos a ver por aguas coruñesas en el último trimestre del año, concretamente los días 31 de octubre y 22 de noviembre.

Se fue… pero volverá en otoño.

 Que el Oceana es uno de los buques de pasaje más habituales por nuestras aguas sobra decirlo, ya que habitualmente su presencia en la ría coruñesa no baja de las 2 ó 3 recaladas anuales desde hace más de una década y raro es el año (aunque los ha habido) que ha faltado a su cita con los muelles herculinos. Ésta ha sido la norma hasta ahora; otra cosa es lo que sucederá a medio plazo. Ahí es donde un gran interrogante se cierne sobre nuestro protagonista de hoy. Les cuento el motivo.

El Oceana navegando con los faros de Mera al fondo.

La industria crucerística se haya inmersa en un período de vacas gordas. Gordísimas. Un «boom» comercial como nunca antes se había vivido en el sector y las navieras se han lanzado a hacer pedidos a los astilleros para poder atender la incesante demanda de plazas con nuevas unidades. La cartera de pedidos del sector no deja de crecer año tras año y en la próxima década ya está confirmada la construcción de 74 nuevos navíos, de los cuales 15 serán para el grupo Carnival, el principal consorcio de la industria del crucero a nivel mundial y en el que se agrupan varias de las más conocidas marcas del gremio (Cunard, Aida, Holland America, Costa…). La naviera P&O también figura en su nómina. Precisamente a finales del pasado 2016 el gigante norteamericano anunciaba la orden de construcción de tres nuevas unidades de 180.000 toneladas de registro bruto  propulsadas por Gas Natural Licuado y que tendrán cada una capacidad para 5.200 pasajeros. Los buques verán la luz entre 2020 y 2022 y sus destinatarios serán las firmas Carnival, a la que le corresponderán dos buques, siendo el tercero de ellos (el segundo en construírse) para la P&O.

Poco se sabe del nuevo megabuque de la P&O salvo su fecha de entrada en servicio (2020) y su propulsión mediante LNG. La foto por ordenador revelada a la prensa donde se puede ver la proa del barco tampoco aclara demasiado salvo que lucirá, como no, una enorme «Union Jack».
(Foto: P&O Cruises)

Que una naviera tan poco proclive a novedades como la P&O anuncie la ampliación de su flota es todo un notición dentro del mundillo cruceril y como tal ha levantado numerososos debates en los medios relacionados con el sector. Son muchos los que señalan la inconveniencia de asignar este tipo de unidades tan grandes a una naviera del tipo de la P&O donde el ambiente tranquilo y sosegado parece ir a contracorriente con el uso de unidades tan superpobladas, que parecen destinadas más bien a marcas generalistas. Y es que no estamos hablando de un barco grande sino de un gigantesco megacrucero; Para que se hagan una idea el actual buque insignia de la naviera británica, el Britannia, uno de los buques más grandes de su especie, tiene capacidad para 4.324 pasajeros. El nuevo P&O (aún sin nombre) le superará en un 20% en volumen y en capacidad de pasaje.

El Britannia ya se nos queda pequeño: El proceso de gigantización sin freno que sufre el sector crucerístico provoca que navieras premium y de corte tradicional como es el caso de la P&O pasen a contar con unidades con capacidad para más de 5.000 pasajeros. ¿Es éste el camino correcto?

Pero más allá de la idoneidad o no de incorporar a su flota unidades de tamaño tan faraónico, lo que sin duda daría para verter ríos de tinta, está el hecho del enorme incremento de plazas que la naviera sufrirá cuando su nuevo megabuque entre en servicio en 2020, un aumento demasiado abrupto que casi con toda seguridad será suavizado con la retirada de alguna unidad. Es decir que casi con toda probabilidad la entrada del que será el nuevo buque estrella de la compañía supondra forzosamente la salida de la misma de uno de sus actuales barcos y es aquí donde se desatan toda clase de rumores y especulaciones.

Especulemos un poquito…

P&O cuenta a día de hoy con un total de 7 navíos en su flota aunque en unos meses serán 8 con el inminente regreso del Adonia tras su fugaz paso de poco más de un año por la naviera Fathom, un experimento de Carnival que salió rana y que consistia en una suerte de crucero solidario por el Caribe en el que los turistas además de ponerse morenos iban a echar una mano a los más desfavorecidos en aquellos lugares donde el barco hacía escala (¿?). Además del Adonia, que lucirá de nuevo los colores de la compañía británica a partir de junio, la flota la componen en orden ascendente de tamaño el Oriana, el Aurora, el Oceana, el Arcadia, el Azura, el Ventura y el anteriomente citado Britannia. Parece evidente que por tamaño y tipología de buque la segunda etapa  del Adonia en la naviera será más bien breve y en un futuro no muy lejano será vendido o reposicionado en alguna otra marca del grupo. También es bastante probable que la salida del más pequeño de la flota P&O no sea suficiente para paliar el superávit de plazas y que algún otro navío se caiga de la lista. Es aquí cuando todas las miradas se vuelven hacia los tres  buques más viejos de la compañía (Oriana, Oceana y Aurora) como los más firmes candidatos.

El Adonia volverá en unos meses a trabajar para la P&O tras la fallida experiencia de los cruceros solidarios de Fathom.

Si la edad fuese el principal baremo para tomar la decisión de quien se queda y quien se va el Oriana estaría ya sentenciado. Con sus casi 22 años a sus espaldas (será medio siglo de vida cuando entre en servicio el nuevo buque insignia de la naviera) este navío tiene a su favor el poder contar con el beneplácito de los clientes más incondicionales de la naviera que ven en el Oriana el clasicismo y la tradición que las unidades más modernas parecen haber perdido, además de poseer unas dimensiones más humana y en conclusión seguir pareciendo lo que en realidad es, un barco, a diferencia de los peyorativamente llamados «cajones flotantes» de última generación que pululan por los océanos. Todo lo dicho para el Oriana podría valer para su cuasigemelo Aurora, con el beneficio por encima de tener cinco años menos. De esta manera la espada de Damocles se cierne así sobre nuestro protagonista de hoy.

 
En un futuro no muy lejano sobrará un buque en la P&O. ¿Será el Oceana?.

Y es que el Oceana parece tener todo en contra; a diferencia del dúo Oriana-Aurora, el Oceana se encuentra «desparejado» desde que en 2005 el anterior Adonia, gemelo de nuestro protagonista, dejara la naviera y le fuera devuelto su nombre original de Sea Princess. El hecho de que junto al actual Adonia el Oceana sea el único buque de la flota P&O en no haber sido construído ex profeso para la compañía también le resta puntos; originalmenmte fue un encargo para la Princess Cruises y es el cuarto integrante de la serie Sun-Class, que componen el Sun Princess, el Dawn Princess y el mencionado Sea Princess, una clase de barcos que en su día figuraban entre los más grandes de su tipo.

Tras haber defendido los colores de la P&O durante dos años el Adonia regresó a la Princess Cruises, que le devolvió su nombre original de Sea Princess. En la imagen lo podemos ver atracado con su actual denominación en el muelle de trasatlánticos durante una de sus últimas escalas en la ciudad  en mayo de 2007.

Con todo la salida de la P&O tampoco sería el fín del mundo para el Oceana, al que a buen seguro le quedan muchas miles de millas nauticas por la proa. Lo más probable es que el buque sea reposicionado en alguna marca del grupo Carnival, como por ejemplo en la P&O Australia. Precisamente hace unos meses el grupo crucerístico norteamericano anunciaba que uno de los gemelos del Oceana, el Dawn Princess, pasará a manos de la marca de las antípodas a partir de mayo de este año. ¿Podría seguir sus pasos el Oceana en un futuro no muy lejano?… Otra posibilidad es la venta a otra naviera fuera del grupo Carnival y dada su buena prensa en el mercado británico, donde el Oceana es uno de los buques favoritos de los cruceristas de las islas el navío podría ser comprado por compañías que operan para ese país, como Cruise & Maritime Voyages o Fred. Olsen Cruise Lines.

Pese a que son de reciente implantación cuesta ya imaginarse al Oceana con los colores de otra naviera.

El tiempo, como siempre aclarará todo este embrollo aunque posiblemente no será hasta el próximo año cuando salgamos de dudas. Lo que si es seguro es que al Oceana le quedan todavía muchas visitas a la dársena herculina  (al menos con su actual nombre) en los meses venideros, lo cual siempre es un motivo de alegría para los shipspotters locales que disfrutamos inmortalizando las maniobras de este esbelto buque de líneas noventeras.

Salvo las que así lo indiquen, las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas ellas.