Al igual que sucede en A Coruña, la llegada de mayo supone, aunque a menor nivel, un notable incremento de la actividad crucerística en la ciudad de Ferrol que verá como en los próximos 30 días se pasean por su ría tres navíos de este tipo. El primero de ellos fue el AidaSol, que recaló en la urbe departamental este pasado domingo.

Procedente de Lisboa, el buque de Aida Cruises llegó a aguas ferrolanas poco antes de las ocho de la mañana y tras recorrer la angosta entrada de la ría atracó minutos más tarde en el muelle Fernández-Ladreda, habitual punto de amarre para este tipo de barcos. A bordo de nave germana llegaron unos 2.000 pasajeros, alemanes en su totalidad, y que estos días disfrutan de una travesía de dos semanas de duración con salida desde Gran Canaria  y escalas en Casablanca, Cádiz, Lisboa y la ciudad departamental tras la cual el crucero continuó viaje para realizar paradas en Southampton, Le Havre y Zeebrugge (el puerto de Brujas) antes de poner punto y final a la ruta en el puerto de Hamburgo el próximo sábado.

 Se ha dado la circunstancia de que tres grandes navíos de pasaje han sido protagonistas este fin de semana en las tres principales ciudades cruceristicas gallegas. El viernes Vigo era referente a nivel mundial al recibir en escala inaugural al espectacular Ovation of the Seas, el buque de cruceros más moderno e innovador del sector y el tercero más grande de su clase. Ese mismo día A Coruña recibía otra visita de altura, la del navío Britannia, el buque insignia de la P&O que sin tratarse de una escala inaugural deslumbraba una vez más a todos los coruñeses con su portentoso tamaño. El domingo fue el turno de Ferrol. El AidaSol se convirtió en su gigante.

AidaSol, el gigante de Ferrol.

Quizás puede sonar un poco pretencioso tildar al buque de las fotos como «gigante» pero lo que sí se ganará a pulso este año será el título de «gigante de Ferrol» puesto que el AidaSol será el navío de mayor porte en hacer escala en la ciudad ferrolana en 2016. A pesar de ello las dimensiones del buque de bandera italiana distan mucho de ser descomunales: Con 71.204 toneladas el AidaSol posee una eslora de 252 metros, una manga de 32´2 metros, un calado de 7´3 metros y puede albergar en capacidad máxima a 2.500 pasajeros, a los que hay que sumarle su tripulación, compuesta por 620 personas. Su identificativo de llamada es ICPE.

Pese a su «amenazadora» estampa visto de proa, el AidaSol es un buque de tamaño medio en un mundo de gigantes.

Un año más la naviera Aida Cruises vuelve a apostar por el puerto de Ferrol como lugar de paso para su flota, una relación ya consolidada la de esta compañia y la ciudad vecina que se inició en el año 2014. Para este 2016 la naviera alemana perteneciente al grupo Costa Crociere, tiene previstas un total de 3 escalas en Ferrol, dos de ellas protagonizadas por el AidaSol. Para 2017 ya están confirmadas las visitas del AidaMar y de nuestro protagonista de hoy.

Una imagen que ya es muy habitual. Un buque de Aida Cruises con la ciudad de Ferrol como telón de fondo.

La escala que el AidaSol realizó este domingo además de suponer una inyección económica para las arcas locales, sirve como celebración de un acontecimiento del que ahora se cumplen 20 años: fue  la primera escala de un buque de cruceros en la ciudad de Ferrol, que tuvo lugar el 10 de mayo de 1996. El protagonista de tal efeméride fue el pequeño velero Wind Star, que pese a su discreto tamaño (algo menos de 6.000 T.R.B. y que trajo a la ciudad apenas a 130 pasajeros) supuso toda una revolución en la urbe ferrolana. Quien le iba decir a esta pequeña ciudad del noroeste español que tan sólo dos décadas después de esa primera escala se iba a producir en su dársena tal desarrollo en la captación de este tipo de tráficos.

Volviendo a nuestro protagonista de hoy, el AidaSol puso fin a su visita a tierras gallegas a las cinco de la tarde y nadie se quiso perder su salida. Hasta el Sol (el astro rey) hizo acto de presencia durante toda la maniobra para darle una calurosa despedida al otro Sol. Los miembros de la Asociación Batalla de Brión también acudieron puntuales a su cita para despedir con fuego amigo al gigante alemán a su paso por el Castillo de San Felipe, gesto que el master del AidaSol agradeció a golpe de «typhoon». Media hora después de soltar amarras el buque germano navegaba ya en aguas abiertas a unos 19 nudos rumbo a tierras británicas, sin embargo un inesperado cambio de guión obligó a la nave a buscar de nuevo como objetivo aguas gallegas.

Muchos curiosos se acercaron hasta la fortaleza de San Felipe para despedir al AidaSol.

Cuando el navío llevaba recorridas varias millas de repente viró en redondo poniendo proa al puerto de A Coruña. La razón era una emergencia médica en forma de pasajero infartado y que obligó a la nave de Aida Cruises a buscar el resguardo en aguas tranquilas para realizar la evacuación del enfermo. Al encuentro del navío acudieron raudas la lancha de prácticos y la Salvamar Mirfak, que se encargó de llevar al turista hasta el muelle de Oza donde esperaba una unidad medicalizada para trasladarlo al Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña. Mientras todo esto ocurría, el AidaSol retomaba su rumbo tras virar en mitad de la ría. Esperemos que su próxima escala en Ferrol, prevista para el 24 de octubre, se desarrolle sin incidencias.

La Salvamar Mirfak, por la proa del AidaSol, sale a toda velocidad rumbo al muelle de Oza tras recoger al pasajero enfermo del buque alemán.
(Foto: Manuel Candal)

Agradecimientos a mi amigo Manuel Candal por suministrarme las fotos de la evacuación médica realizada por el AidaSol en aguas herculinas.

 
Salvo las que así lo indiquen, las fotos de esta entrada  han sido realizadas
por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas ellas.