Cuando muchos estamos ya contando las horas para poder disfrutar con la presencia de la Tall Ships Races en A Coruña a partir del próximo día 11, los caprichos del calendario han querido que a modo de aperitivo el puerto de Ferrol recibiese este pasado jueves la visita de la fragata argentina A.R.A. Libertad. Y si bien la escala de un único barco no es comparable a la presencia de más de 30 buques a vela durante tres jornadas de fiesta, no hay que obviar el hecho de que hablar de este navío es hacerlo de uno de los auténticos «pata negra» en lo que a grandes veleros a nivel mundial se refiere.

 Poco antes de las
nueve de la mañana del pasado día 4 hacía su majestuosa entrada en la
ría de Ferrol la fragata argentina, una maniobra algo deslucida por la
pertinaz lluvia que cayó durante gran parte de esa mañana y que aguó (nunca mejor dicho) la fiesta a muchos aficionados que acudieron a ambos márgenes de la ría para contemplar e inmortalizar el momento. Media
hora más tarde la Libertad atracaba en el muelle número 3 del arsenal
ferrolano donde era recibida a pie de escala por varias personalidades, entre ellas
el Embajador Argentino ante el Reino de España  D. Federico Ramón
Puerta
, el Ministro Consejero Eduardo Michel, la Cónsul General en Vigo
Silvina Montenegro y el Agregado Militar Roberto Agüero, además de por varios
miembros de la comunidad argentina residentes en la ciudad de Ferrol. Finalizada la
maniobra de atraque tuvo lugar una rueda de prensa donde el Capitán de
Navío Errecaborde
dio algunos detalles a los medios de comunicación sobre el viaje que se encuentra realizando la A.R.A. Libertad.

La climatología no fue muy benévola con aquellos que acudieron a ver la llegada del buque escuela argentino.
(Foto Fernando Allegue)

La escala que estos días realiza el buque escuela sudamericano en tierras gallegas forma parte de su 45º crucero de instrucción en el que toman parte como dotación 27 oficiales, 192 suboficiales y 132 alumnos oficiales además de algunos invitados de las Fuerzas Armadas del Brasil, Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay, todos ellos a las órdenes del Capitán de Navío Ignacio Errecaborde. La travesía se inició el pasado 23 de abril en Buenos Aires desde donde el buque zarpó rumbo al puerto brasileño de Recife para continuar haciendo escalas en Norfolk y Nueva York. A continuación el espectacular velero cruzó el Atlántico para atracar en Amsterdam y posteriormente en Boulogne-Sur-Mer, Brest, Liverpool y Dublín, ciudad de la que procedía la Libertad a su llegada a aguas ferrolanas. Tras unos días de descanso en aguas del golfo ártabro el navío argentino proseguirá su viaje  hacia Toulon, Civitavecchia, El Pireo y Cádiz para volver a cruzar el Atlántico y concluír la ruta visitando Río de Janeiro y Montevideo antes de regresar al punto de origen en Buenos Aires adonde tiene previsto recalar el próximo 5 de noviembre. En total el viaje durará algo más de 6 meses, exactamente 196 días de los cuales 133 serán de navegación.

La A.R.A. Libertad se encuentra realizando su 45º crucero de instrucción.

La actual singladura de la A.R.A. Libertad recibe el nombre de «crucero del bicentenario» ya que conmemora los doscientos años de la declaración de la independencia argentina. De hecho durante su parada en aguas neerlandesas se celebraron los fastos conmemorativos de tal efeméride el pasado 9 de julio (día que se cumplía el bicentenario), acto en el que estuvo presente la Reina Máxima de los Países Bajos, porteña de nacimiento. Entre las actividades más destacadas de ese día figuró la invitación a toda la comunidad argentina residente en Amsterdam para degustar un almuerzo típico a bordo de la nave y a entonar el himno nacional en la cubierta del buque.

Puede que los haya más grandes o espectaculares pero de lo que no cabe
duda es que la A.R.A. Libertad (el noveno navío en portar este nombre para
la Armada Argentina) es uno de los veleros más bellos de cuantos a día de
hoy continúan surcando los mares. He aquí unas cuantas cifras sobre
este símbolo y orgullo naval argentino: Construído en el astillero Río Santiago de la ciudad de Ensenada (Argentina) y puesto en servicio en mayo de 1963, la A.R.A. Libertad (iniciales de Armada de la República Argentina) es un buque a vela de cuatro palos con un desplazamiento de 3.765 toneladas a plena carga cuyas dimensiones principales son de 91´7 metros de eslora, (103´7 metros si se incluye el bauprés), 14´3 metros de manga y un calado de 6´6 metros. Su aparejo de fragata lo forman 27 velas de dacrom que se disponen de la siguiente manera: En el bauprés (palo que sale casi horizontal desde la proa) se afirman 5 foques, en el trinquete (palo vertical más a proa) 5 cuadras y 3 cuchillas, en el mayor (el central) 5 cuadras y 3 cuchillas, y en el mesana (palo más a popa) 5 cuadras y 1 cangreja. En total el A.R.A. Libertad puede exponer al viento una superficie vélica de 2.652 metros cuadrados.

La altura máxima del palo mayor es de 49,8 metros. En la foto podemos ver el trinquete (de los tres verticales el situado más a proa), de menor altura que el citado.

Cuando Eolo no «colabora» la Libertad no se detiene; Para estos casos y para las maniobras el navío cuenta con 2 motores Sulzer diésel de 2.400 HP acoplados a un solo eje. Dos hélices propulsan al velero a velocidades que pueden alcanzar los 13´5 nudos aunque si la navegación es más pausada (a unos 8 nudos) la Libertad puede alcanzar una autonomía de 12.00 millas náuticas. Como navío de guerra que es, el A.R.A. Libertad está dotado de armamento aunque en su caso se trata más bien de  «armas de cortesía»: 4 cañones de 47 mm que se usan como batería de saludo.

Dos de los cuatro cañones de 47 mm con los que va equipada la A.R.A. Libertad, en este caso los de babor que «apuntan» hacia el arsenal ferrolano.

 Pese a lo que nos diga su bella apariencia y como acabo de comentar la Libertad es un buque de guerra. Mucha gente no entiende la presencia de esta clase de buques dentro de las fuerzas armadas de las naciones en pleno siglo XXI pero lo cierto es que la Libertad, al igual que otros muchos buques de sus características en sus respectivos países (el Amerigo Vespucci en Italia o nuestro Juan Sebastian de Elcano por ejemplo) realizan una labor encomiable y muy necesaria para estos organismos como es la formación profesional de los futuros oficiales de su armada. Sin ir más lejos por las cubiertas de nuestro protagonista de hoy han pasado cerca de 12.000 marinos a lo largo de su vida marinera. Cierto que esta labor se puede realizar en unidades de última generación pero la experiencia ha demostrado que es en estos buques en los que se realiza una navegación más pura (a la antigua usanza) donde los futuros mandos adquieren de manera más fidedigna todos sus conocimientos, la esencia misma del mar. Además de ésta, su principal misión, la Libertad actúa como un representante de la República Argentina allí en los puertos donde recala, estrechando de esta manera los lazos que unen a estas naciones con el país sudamericano.

Además de formar a sus futuros oficiales, la A.R.A. Libertad tiene como misión secundaria ser la embajadora de la nación argentina allá por donde navega.

Las singladuras de la A.R.A. Libertad no sólo se limitan a cruceros de instrucción convencionales sino que en muchas ocasiones durante su desarrollo el navío participa en regatas a lo largo de todo el mundo. Son muchas las ediciones de la Cutty Sark (la actual Tall Ships Races) en las que el buque argentino ha tomado parte pero sin lugar a dudas su hazaña más memorable la consiguió en 1966 cuando participó en  la Travesía del Atlántico Norte a Vela, ganando la Boston Teapot Trophy, el premio que otorga la Sail Training Association al buque que con más del 50% de su dotación en instrucción recorre el máximo número de millas náuticas en 124 horas de navegación exclusiva a vela. Durante esa travesía la Libertad ganó la Gran Medalla al ser el primero en su categoría y batió además el récord mundial de velocidad en dicha ruta al recorrer 2.058 millas  en tan sólo 8 días y 12 horas, marca que permanece imbatida a día de hoy. El buque argentino revalidó la Gran Medalla un total de siete veces más, la última en 2007. Éstos son sólo algunos de los premios otorgados a este fantástico navío en algunas de las competiciones en las que ha tomado parte a lo largo de sus 53 de historia, una historia que como verán en la próxima entrada está plagada de anécdotas y curiosidades. De todas las que he leído estos días durante el proceso de documentación para realizar este pequeño reportaje, la más curiosa a mi modo de ver es la que guarda relación con uno de las partes más simbólicas del navío, su mascarón de proa.

La proa de la fragata argentina A.R.A. Libertad con una de las «nuestras» como telón de fondo: La F-105 Cristóbal Colón.

Raro es el mascarón de proa de los grandes veleros que no encierra tras de sí una historia digna de ser contada y la escultura que luce bajo el bauprés la Libertad no iba a ser menos. Como en tantos otros casos la figura representa a una mujer y está realizada en madera de roble colorado, un material repelente al agua que practicamente no se deteriora. La figura destaca, además de por su extraordinaria belleza, por el hecho de que a diferencia de otras representaciones femeninas en otros mascarones, la de la Libertad mira hacia el horizonte con la cabeza erguida y con el gorro frigio, símbolo de la libertad. El autor de esta obra de arte fue el escultor Carlos García González, vigués de nacimiento aunque argentino de adopción, que utilizó como modelo para realizar el trabajo a Úrsula, su primer gran amor y la madre de sus tres hijos. Por ello y pese a que oficialmente el mascarón lleva el nombre de Niké (la diosa griega de la victoria) popularmente se le conoce como Úrsula.

Detalle del mascarón de proa que luce la A.R.A. Libertad.

El precioso mascarón de proa que luce hoy en día la A.R.A. Libertad no fue sin embargo la primera opción que se ideó para el navío. Mientras que la construcción del buque se encontraba ya muy avanzada se le encargó al escultor Luís Perlotti la fabricación de la escultura (que también representaba a una mujer) pero un absurdo problema de diseño impidió su colocación; cuando la obra estuvo acabada y fue colocada en su posición comprobaron que la figura miraba completamente hacia abajo, directamente hacia el agua, por lo que se decidió dejarla en tierra. De esta manera el A.R.A. Libertad zarpó en 1963 durante su primer crucero de instrucción sin mascarón de proa pese a que la cultura marítima popular suele otorgar a estas figuras un carácter protector sobre el barco que las portan. Fue en ese mismo viaje cuando el Capitán de Navío Biggeri recomendó al escultor gallego Carlos García González para la realización de la figura que al final acabaría convirtiéndose en el mascarón de proa definitivo del barco. El mascarón original se conserva en el parque del Museo Naval de la Nación, en la localidad argentina de Tigre.

El primer mascarón del buque escuela Libertad y que nunca llegó a colocarse todavía se conserva en el parque escultórico del Museo Naval de la Nación.

De momento lo dejamos aquí pero la estancia de la fragata A.R.A. Libertad estos días en la ciudad de Ferrol ha dado para mucho más. En la siguiente entrada os contaré de manera resumida alguno de los datos más interesantes que rodean las más de cinco décadas de vida marinera de esta emblemática nave, el orgullo de Argentina.


Salvo
las que así lo indiquen las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. por favor, respetad la autoría de todas ellas.