Se terminó. Julio deja paso inevitablemente al mes de agosto; 30 días (perdón, 31) en el que los buques de pasaje quedarán relegados a un segundo plano en detrimento de las velas… pero eso es una historia que ya contaré con el paso de las jornadas. De momento hoy toca hablar del buque Minerva, que fue el encargado de echar el cierre al mes de julio el pasado domingo.

En su segunda escala del presente año y procedente de tierras lusas, a las 07:30 horas hacía acto de presencia en la ría herculina el pequeño pero coqueto buque británico con sus 335 exclusivos pasajeros a bordo, tres centenares largos de cruceristas que se encuentran disfrutando de dos semanas de deleite cruceril con salida desde el puerto de Portsmouth, en el sur de Inglaterra y escalas en St. Peter Port (Isla de Guernsey), Lisboa, Sevilla, Cádiz, Leixoes, A Coruña y la localidad francesa de St. Malo antes de volver al punto de origen el próximo 3 de agosto.

El Minerva con Seixo Branco de fondo.

Tengo que admitir que le profeso un gran cariño a este barco; en parte porque su debut en la ciudad, allá por el año 1997, practicamente coincide con mis inicios en el mundo del «shipspotter». En parte también es por la rocambolesca historia que encierra su construcción, que se inició en el año 1989 en los astilleros Nikolayev de la entonces Unión Soviética. Concebido con el nombre de Okean el navío que ven en las fotos iba a ser oficialmente un buque de investigación científica, lo que en aquella época y tras el telón de acero significaba un buque espía. La caída del Muro de Berlín en 1989 precipitó los acontecimientos: el fín del bloque comunista y la desmembración de la U.R.S.S. Con ella el casco del Okean quedó inacabado y abandonado a su suerte. No fue hasta mediados de la década de los 90 cuando el holding V-Ships se hizo con él y lo remolcó hasta los astilleros italianos T. Mariotti con el objeto de acabarlo, pero como buque de pasaje. Tras rehacer el proyecto desde cero en abril de 1996 vio la luz el Minerva tal y como lo conocemos a día de hoy.



Durante sus primeros años de vida el Minerva fue explotado comercialmente por la navera Swan Hellenic, marca especializada en ofrecer cruceros de alto nivel cultural para el mercado británico y ligada desde 1983 a la poderosa P&O. En su primera etapa bajo la marca Swan Hellenic el éxito comercial del Minerva fue incontestable gracias a un concepto de crucero bien definido y de gran calidad que provocaba una de las más altas tasas de cruceristas repetidores vistas en toda la industria. Sin embargo la compra de P&O por parte del gigante corporativo Carnival Corp. en 2003 truncó esta buena línea. La estrategia del conglomerado americano fue sustituir al Minerva por un buque con el doble de capacidad (al que bautizaron muy originalmente como Minerva II) con el fín de hacer más caja. la decisión fue muy criticada por los cruceristas habituales de la marca que consideraron que al usar un navío de mayores dimensiones se perdía la atmósfera intimista que se respiraba a bordo del Minerva original. Las cifras de ocupación comenzaron a bajar de manera alarmante.En el año 2006 y a la vista del cariz que tomaban los acontecimientos diversas asociaciones y miles de particulares en el Reino Unido apoyaron la campaña «Save our Swan» que reclamaba recuperar el buen nombre de la pequeña compañía británica. De poco valieron las reivindicaciones ya que en abril de 2007 Carnival se cargó la Swan Hellenic de la noche a la mañana tras haberle hecho perder en apenas cuatro años un prestigio que se había ganado a pulso.

Tras ser absorbida por Carnival la naviera Swan Hellenic cambió el Minerva original por el renombrado Minerva II (el actual Adonia), mucho más grande que nuestro protagonista. La decisión fue totalmente errónea.

Pero pese a lo que suele decir la historia de esta industria. Este «cisne helénico» resultó tener más vidas que un gato; Inspirado en la campaña a favor de la naviera del año anterior, Jeffrey Sterling, antiguo presidente de la P&O, compró la marca Swan Hellenic con el propósito de devolverla a la vida y con ayuda del conglomerado All Leisure
Holidays Group
buscó en el mercado un buque para su renacida naviera. El candidato no podía ser otro más que el original Minerva. De esta manera en mayo de 2008 nuestra querida Minerva volvió  navegar con el elegante cisne blanco (el logo de Swan Hellenic) pintado en su chimenea.

 Como ven la vida del Minerva, que debe su nombre a la diosa romana de la sabiduría, ha estado llena de turbulencias desde el mismo momento de su génesis. Por fortuna el buque junto a su actual naviera protagonizan una de esas historias con final feliz que con tan poca frecuencia se ven en esta industria. Desde el inicio de esta segunda etapa el binomio Minerva-Swan Hellenic ha operado en el mercado crucerístico con estupendos números y sin mayor novedad. Quizás la más importante haya sido la reforma a la que se sometió nuestro protagonista de hoy en 2012, unos trabajos llevados a cabo en los astileros Lloyd-Werft de la ciudad alemana de Bremerhaven y en los que a lo largo de casi tres meses no se dejó practicamente nada sin tocar por dentro y por fuera. Esteticamente los cambios más radicales fueron la eliminación del gimnasio que coronaba la proa  y su sustitución por una estructura que alberga en su interior el Orpheus & Lounge, un salón panorámico con impresionantes vistas. El otro cambio principal fue la adición de balcón privado a un total de 32 camarotes situados en la cubierta 8 además de incluír nuevos alojamientos que han elevado la capacidad del buque hasta los 350 pasajeros. La guinda que corona el pastel que es esta renacida Minerva fue su nuevo color, un tono más azulado del que lucía en su anterior etapa y que le sienta de maravilla como atestiguan las fotos de esta entrada.

  Las flechas verdes indican la ubicación del Orpheus & Lounge en la nueva estructura añadida en la proa del Minerva y las flechas naranjas señalan los nuevos balcones privados.

Tras una visita que se prolongó por espacio de casi 9 horas finalmente el Minerva se despidió de todos los coruñeses minutos después de las cuatro y media de la tarde para poner rumbo a su siguiente destino, la bella localidad gala de St. Malo, en la Bretaña francesa. Nuestra querida Minerva se despide de A Coruña hasta el 2017; próxima parada en aguas de Marineda el 22 de febrero.

Durante su salida de la ciudad el pasado domingo el Minerva se cruzó con el quimiquero Coolwater.

Salvo
las que así lo indiquen las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. por favor, respetad la autoría de todas ellas.