Hace muchos, muchos años los vikingos, los pueblos nórdicos de Escandinavia, tuvieron el mundo a sus pies. Su espíritu indomable, su fama de sanguinarios quizás mitificada y exagerada a través de la literatura (pese a que eran conocidos como el «Terror del Norte») y su insaciable afán explorador y conquistador hicieron que durante cuatro siglos alcanzaran territorios muy remotos, se dice incluso que llegando a las costas del continente americano, dejando en todos los lugares que pisaron una herencia que permanece en nuestros días y convirtiéndose todo ese tiempo en los indudables amos y señores de los océanos. Nueve siglos después los vikingos han regresado y este pasado domingo se han dado una vuelta por A Coruña.
A diferencia de los «originales», los nuevos vikingos no viajan en los tradicionales drakkars sino que surcan los mares en objetos que tienen una mayor complejidad tecnológica (son vikingos 2.0); procedente de la dársena portuguesa de Leixoes y minutos antes de las siete de la mañana hacía acto de presencia en la ría coruñesa el flamante Viking Sea que tras tomar práctico se dirigía al muelle de trasatlánticos donde quedaba amarrado poco después tras realizar una maniobra tan eficaz como vistosa, con un giro en aguas interiores que permitió a los allí presentes (pocos, la verdad por lo temprano de la hora) contemplar desde todos los ángulos la esbelta figura de este buque de nueva factura que se podría decir está recién sacado de su embalaje original. A bordo de este nuevo prodigio de la ingeniería naval 930 pasajeros, o lo que es lo mismo, un cien por cien de ocupación de cruceristas que pudieron disfrutar en su escala a la ciudad herculina de un fantástico día para callejear o subirse a los autobuses que los llevarían a realizar las excursiones contratadas.
El viaje que estos días realiza el Viking Sea y que lo ha traído hasta la ría coruñesa no es un viaje cualquiera. Se trata de su singladura inaugural, una espectacular travesía de 50 días con inicio en Estambul el pasado 3 de abril (si bien también se podía hacer embarque en Barcelona acortando el crucero a «tan sólo» dos semanas) y que hasta el momento ha tenido como escalas Kusadasi, El Pireo, Santorini, Kotor (Montenegro), Dubrovnik, Pula (Croacia), Venecia, Split, Dubrovnik, Corfú (Grecia), Nápoles, Civitavecchia (para visitar Roma), Livorno (para visitar Florencia), Mónaco, Toulon, Barcelona, Málaga, Cádiz, Lisboa y Leixoes. Tras pasar parte de la jornada dominical en A Coruña el Viking Sea seguirá su recorrido con paradas en Cherburgo, Le Havre (para visitar París) y Londres para a continuación poner rumbo al Báltico haciendo escalas en Haugesund, Bergen, Flam, Stavanger (todas en Noruega), Aalborg (Dinamarca), Copenhague, Warnemunde (Alemania), Gdynia (Polonia), Tallin (Estonia), San Petersburgo (Rusia), Helsinki y Estocolmo, punto y final a este viaje de ensueño el 21 de mayo. La travesía es especial además por tratarse de su viaje de entrega puesto que el próximo jueves será bautizado oficialmente en una fastuosa ceremonia que tendrá lugar en Londres. El navío noruego remontará un tramo del río Támesis hasta el Royal Borough de Greenwich, donde se celebrará el evento, el primer acontecimiento de este tipo que tiene lugar en la capital británica en los últimos 6 años.
A media mañana tuvo lugar la protocolaria recepción a bordo con el tradicional intercambio de metopas entre miembros de la corporación local y el capitán de la nave, que alabó la belleza de la ciudad que acababa de «conquistar» por primera vez con su recién estrenado buque. La celebación cobra especial relevancia en esta ocasión al tratarse de una naviera que por primera vez toca el puerto herculino, una grandísima noticia de cara al futuro puesto que supone abrir una nueva vía de negocio con un nuevo cliente que en los próximos años debería asentarse como un visitante habitual con sus navíos, pero ¿quienes son estos modernos y hasta la fecha desconocidos vikingos?.
cruceros fluviales del mundo gracias a una agresiva política de compra de
navieras de la competencia y a una vertiginosa expansión de su flota que en la actualidad cuenta con 41 navíos que ofrecen viajes de placer por aguas de Europa occidental, China, Egipto y Rusia. Una vez dominada el agua dulce los
vikingos se han lanzado a la conquista de los océanos; en mayo de 2013 la compañía anunciaba la creación de Viking Ocean Cruises, su rama de cruceros oceánicos, y la construcción de dos buques de lujo de tamaño medio con opción a un tercero que verían la luz en la primavera de 2015 y 2016 respectivamente. La primera unidad del proyecto recibió el nombre de Viking Star y su gemelo, inaugurado a finales de este mes de marzo, es el buque que pueden ver en las fotografías. Viking Ocean Cruises pretende dominar el sector de los cruceros de lujo (compitiendo directamente con Oceania Cruises o Regent Seven Seas) de la misma manera que se ha hecho amo y señor del sector fluvial: creando una extensa flota en un corto período de tiempo; así, el día posterior a la entrega del Viking Sea a su legítimos dueños la compañía colocó la quilla del que será su tercer navío y gemelo de los dos anteriores, el Viking Sky, y ya hay firmado un acuerdo con los astilleros Fincantieri para la construcción de otras tres unidades que verán la luz entre 2018 y 2020.
Viking Ocean Cruises es una naviera de reciente creación pero con una expansión prodigiosa a corto plazo.
Hay que aclarar que no es la primera vez que el mundillo crucerístico ve a un grupo de vikingos campando a sus anchas por los mares de medio mundo. El fundador de Viking Cruises, Torstein Hagen, fue entre 1980 y 1984 el mandamás de la Royal Viking Line, una reputada naviera también orientada al mercado más exclusivo del sector con su flota compuesta por aquel entonces por tres navíos que (¡oh casualidad!) recibían los nombres de Royal Viking Star, Royal Viking Sky y Royal Viking Sea. Tras la venta de sus barcos a diversos intereses la compañía desapareció en 1998 cuando fue absorbida por la archiconocida Cunard pero los tres buques mencionados, enrolados ya en otras compañías han llegado a nuestros días: son los actuales Black Watch, Boudicca y Albatros respectivamente.
Es hora de comentar algunos aspectos de nuestro protagonista de hoy comenzando por sus características principales. Construído en los astilleros transalpinos Fincantieri en su sede de Ancona, el Viking Sea es un navío de tamaño medio de 47.800 toneladas de registro bruto con unas medidas de 227´2 metros de eslora, 28´8 metros de manga y un calado de 6´3 metros que puede albergar en sus 9 cubiertas de pasaje a un total de 930 pasajeros en capacidad máxima en alguno de sus 465 camarotes. Su tripulación está compuesta por 602 personas. El Viking Sea luce como buen vikingo bandera noruega, siendo su puerto de registro el de Bergen.
En un mundo en el que la gigantización del sector ha acabado con cualquier atisbo de proporcion en los buques, las reducidas dimensiones del Viking Sea (reducidas si las comparamos con los más recientes estrenos salidos de los astilleros) le otorgan al navío una línea muy equilibrada que lo hace muy atractivo destacando por encima de todo su preciosa popa rematada con un elegante «ducktail» que contribuye a mejorar la eficiencia energética de la nave y donde cobra especial protagonismo la estructura que sobresale a la altura de la cubierta 7. Se trata de la Infinity Pool, una piscina que provoca el efecto visual de extenderse hacia el horizonte confundiéndose con el propio océano.
Del diseño interior del Viking Sea se ha encargado el prestigioso estudio de arquitectura naval SMC Design de Londres en colaboración con los Rottet Studios de Los Ángeles dándole un toque muy elegante y alejado de las estridencias que podemos encontrar en otros navíos (los Carnival por ejemplo), todo muy acorde con el gusto escandinavo. Sus instalaciones a bordo no distan mucho de las que nos podemos encontrar en una nave de este tipo y tamaño: además de la mencionada piscina de popa tan original el navío tiene otra en la parte central de la cubierta 9 que posee la particularidad de disponer de techo retráctil para poder disfrutarla bajo cualquier tipo de clima. Uno de sus salones más espectaculares a bordo es el Explorers Lounge, que ofrece la posibilidad de tomar una copa mientras nos deleitamos con unas impresionantes vistas. También destaca su completo spa y su gimnasio con aparatos de última generación. Los camarotes, todos ellos exteriores y con balcón privado, oscilan entre los 25 metros cuadrados de los más sencillos hasta los 135 metros cuadrados de la suite del armador, situada en el costado de estribor de la cubierta 7. El equipamiento en todos ellos roza la perfección.
Volviendo al pasado domingo y tras pasar buena parte del día atracado en nuestra urbe finalmente el Viking Sea puso punto y final a su escala inaugural en A Coruña a las seis de la tarde cuando soltó amarras para poner proa a su siguiente destino, el puerto francés de Cherburgo. Con la ciudad herculina quedando ya por popa el capitán del barco noruego pudo marcar en la carta náutica la costa gallega como territorio conquistado. De todas maneras ya tienen planeadas nuevas incursiones por aguas coruñesas; será el 23 de abril del próximo año cuando los aficionados al mundo naval tengamos la oportunidad de ver de nuevo por nuestras aguas al Viking Sea.
Agradecimientos a mi amigo José Luís Porta por prestar sus fotos de la salida del Viking Sea para ilustrar esta entrada.
las que así lo indiquen, las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas ellas.