Acostumbrados como estamos en las últimas jornadas a recibir a auténticos colosos flotantes, de vez en cuando viene bien que nos visiten barcos de proporciones más «humanas»; al fin y al cabo en la industria crucerística, como en muchos otros campos, las mejores esencias son las que vienen en los frascos más pequeños. El Azamara Journey, que nos visitó el pasado martes, es un buen ejemplo de ello.

En un septiembre cargado de escalas el pasado martes fue el turno para el Azamara Journey.
(Foto: J. Daniel Díaz)

Procedente de Gijón el discreto (en tamaño) navío de bandera maltesa arribó a la ciudad herculina a las siete de la mañana  con 764 pasajeros a bordo, en su mayoría estadounidenses. El pasaje disfruta estos días de un crucero que lleva como atractivo título «11 night wine & romance voyage» («11 noches de vino y romance). Así leído puede sonar a turismo de borrachera pero nada más lejos de la realidad y viendo su itinerario se entiende mejor: Salida desde Londres el pasado día 10 y escalas en Burdeos, San Juan de Luz, Bilbao, Gijón, A Coruña, Leixoes (para ir a Oporto) y fín de trayecto en Lisboa.

El Azamara Journey hizo madrugar a los «afotadores» que quisimos presenciar su maniobra de atraque.

El Journey de Azamara Club Cruises no es un neófito en nuetras aguas (debutó en mayo de 2009) pero lo cierto es que tanto él como sus colegas de naviera no se prodigan mucho por la ría herculina por lo que no estaría de más poner en antecedentes a los lectores sobre esta, para muchos, desconocida naviera.

El Azamara Journey atracado durante su estreno en A Coruña en mayo de 2009 y luciendo algo más pálido que en la actualidad.

Fundada en 2007 y refundada dos años después con su actual nombre, Azamara Club Cruises es una naviera norteamericana perteneciente al gigante Royal Caribbean (el de los «of the seas«) y cuyo nombre proviene de dos términos gaélicos; por un lado «aza», que significa azul y por otro «mara», que quiere decir mar. Ubicada en el segmento upper premium del sector crucerístico, esta compañía rivaliza con marcas como Oceania Cruises y figura en un escalón inferior a las «pata negra» Seabourn, Silversea o Regent. Cocina de alta calidad y esmerado servicio a bordo, con propinas y absolutamente todas las bebidas incluídas, son sus cartas de presentación, y todo ello aderezado por el principal signo de identidad de la compañía: rutas con paradas en algunos puertos no muy habituales en el circuito crucerístico y sobre todo escalas que suelen tener una larga duración, incluso con numerosas pernoctaciones en muchos de los casos. Pocas navieras superan las estadías en puerto que realizan habitualmente los buques de Azamara Club Cruises.

No es un barco. Es el Azamara Journey.
(Foto: Azamara Club Cruises)
Pese al estilo «country club» y el ambiente exclusivo que se respira a bordo, los tres navíos que componen la flota Azamara son de segunda mano (bueno, más bien de tercera o cuarta) aunque hay que aclarar que los tres tenían «pocos kilómetros» y han sufrido imponentes reformas desde que forman parte de su actual compañía. Se trata de 3 de los 8 flamantes navíos que la difunta Renaissance Cruises acababa de botar al agua cuando los ataques terroristas del 11-S mandaron a la quiebra a las navieras con una situación financiera más delicada. En servicio desde el año 2000, nuestro prota, el actual Azamara Journey, era el R-Six. El Azamara Quest (2000), el R-Seven y su última adquisición, el Azamara Pursuit (2001) era el R-Eight, aunque por el golfo ártabro lo conocimos más como Adonia, cuando navegaba bajo los colores de la P&O.

El logo de Azamara Club Cruises luce en la cubierta de piscina del Azamara Journey.

Al ser gemelos el trío de buques comparte características técnicas. El que nos ocupa hoy fue la construcción Q31 de los astilleros Chantiers de l´Atlantique ubicados en la ciudad francesa de Saint Nazaire, lugar de nacimiento de afamados trasatlánticos como el France o el mediático Queen Mary 2. Hablamos de un buque de 30.277 toneladas de registro bruto y que tiene unas dimensiones principales de 181 metros de eslora, 22´5 metros de manga y un calado de 6 metros. En sus 9 cubiertas de pasaje el Journey tiene una capacidad de 676 pasajeros en doble ocupación gracias a sus 338 camarotes, de los cuales 249 (el 74%) tienen terraza privada. Un dato que indica la calidad de servicio a bordo de este barco lo expresa su número de tripulantes: 407, lo que le otorga un ratio pasajero por tripulante de 1´66, una cifra ya muy respetable dentro de este sector.
 

Tras 9 horas de estancia en tierras herculinas a las cinco de la tarde el Azamara Journey se hizo de nuevo a la mar para continuar viaje con dirección hacia la dársena de Leixoes, el considerado puerto de la ciudad de Oporto. El navío no tiene previstas más escalas en A Coruña ni para este año ni para 2019.

A las cinco de la tarde el Azamara Journey partió hacia aguas portuguesas.
(Foto: J. Daniel Díaz)

Agradecimientos a mi amigo J. Daniel Díaz, autor de las fotos de la salida del Azamara Journey y que han servido para ilustrar parte de el post de hoy.

Salvo las que indican lo contrario, las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas
ellas