(Fuente: Efe)

Con su partida poco antes de las diez de la mañana de ayer rumbo a su desguace en Génova se pone fin a la pesadilla del Costa Concordia, un mal sueño que comenzó para los pasajeros de este coloso flotante hace ahora más de dos años y medio aquel fatídico 13 de enero de 2012 cuando una temeridad del capitán de la nave, Francesco Schettino, provocó el naufragio del buque italiano en Isola del Giglio con el resultado de 32 fallecidos, una de ellos, el camarero Rusel Rebello, todavía desaparecido a día de hoy.

El Costa Concordia abandonó Giglio tras 30 meses.
(Fuente: Departamento de Defensa Civil de Italia)

Tras una prodigiosa operación de rescate de los restos, una de las más dificiles a nivel técnico en la historia marítima iniciada en verano de 2012 finalmente se conseguía con éxito dar remolque a la nave siniestrada con la ayuda de 14 embarcaciones. Si todo sale como está previsto el Costa Concordia, o más bien lo que queda de él, llegará a Génova en la noche del próximo sábado donde será desguazado durante los próximos dos años poniendo punto y final a una de las mayores catástrofes marítimas de las últimas décadas.

El remolcador Blizzard al frente de las operaciones de remolque.
(Fuente: Reuters)

Durante los meses que prosiguieron al naufragio y una vez finalizadas las operaciones de búsqueda de supervivientes y cadáveres, los trabajos se volcaron en la elaboración de un plan para retirar el buque de las proximidades de la isla italiana en la que se había quedado semihundido la noche del accidente, un escenario completamente casual ya que como se comprobó tras el accidente tras tragarse una aguja próxima a tierra, el Costa Concordia abatió hacia este lugar de la costa por pura casualidad evitando de esta manera que el buque se hundiera en sondas mayores lo que sin ningún lugar a dudas habría provocado cientos o miles de muertos.

La Isla de Giglio ha sido el involuntario escenario de una de las mayores tragedias marítimas de las últimas décadas.
(Fuente: 20 minutos)

El operativo para retirar el otrora orgullo de la navegación italiana de su tumba marina consistió en la instalación de una serie de 15 cajones estabilizadores o «sponsons» en cada costado del navío y en la colocación de una plataforma submarina bajo la quilla del Concordia. Los cajones una vez instalados fueron rellenados con agua para hacer que el crucero rotase sobre sí mismo en un proceso conocido como parbuckling, para quedar apoyado sobre la cama previamente construída completamente adrizado (devuelto a la vertical), hazaña que se logró el pasado mes de septiembre.

Vistos de frente podemos ver los dos primeros cajones de cada costado que actúan a modo de flotadores sobre el Costa Concordia.
(Fuente: The Guardian)

Tras una operación titánica no exenta de riesgos (un buceador español se convirtió en la víctima número 33 de la tragedia el pasado mes de febrero al morir desangrado tras cortarse una pierna durante los trabajos bajo el agua) quedaba la segunda parte del plan; devolver al Costa Concordia parte de su flotabilidad para poder ser llevado rumbo a su desguace, operación que se inició el pasado 14 de julio. Para ello los cajones anexos a los costados del barco han actuado a modo de flotadores inyectándoles aire a presión que expulsó el agua de su interior. Tras ir recuperando su flotabilidad poco a poco hasta alcanzar un valor óptimo en términos de seguridad para realizar la travesía y una vez asegurados todos los cables de remolque finalmente el Costa Concordia partió en su último viaje rumbo a su funesto destino.

El Costa Concordia camino de su desaparición.
(Fuente: BBC)

Con su marcha se borra la cicatriz física que suponía la presencia de su gran cadáver en esta turística isla italiana que en los últimos meses se había convertido en una macabra atracción turística que atraía a miles de curiosos ávidos de morbo. La otra cicatriz, la psicológica, permanecerá quizás para siempre; en los habitantes de Giglio, en la propietaria de la nave, Costa Cruceros y su maltrecha reputación, en la industria crucerística en general, pero sobre todo en las personas que perdieron en este terrible y absurdo accidente a una madre, a un padre, a un hijo, a un amigo y en definitiva a un ser querido que les fue arrebatado de manera tan repentina aquel desgraciado 13 de enero.

(Fuente: Efe)

La esperanza de todos y cuantos amamos el mar, ya sean los que dedican su vida a él o los simples aficionados como yo es que no tengamos que volver a narrar nunca más terribles acontecimientos como los acaecidos con el crucero Costa Concordia.

(Fuente: Reuters)