Mayo de 2013 quiere entrar en la historia del puerto de A Coruña como uno de los meses con más escalas de todos los tiempos y parece que tiene prisa por conseguir tal objetivo a juzgar por las múltiples escalas dobles y triples que se están sucediendo en los últimos días; ocurrió el día 1, se repitió dos días después, y de nuevo el pasado sábado día 11 volvieron a coincidir dos naves de pasaje en la ciudad. En esta ocasión los protagonistas fueron el Boudicca de la naviera Fred. Olsen Cruise Lines y el AidaStella de Aida Cruises, con el aliciente añadido de que éste último realizaba su escala inaugural en A Coruña.

Los dos protagonistas de la jornada frente a frente.

El barco de la naviera germana tenía ganas de debutar en aguas de Marineda y poco antes de las siete de la mañana se encontraba ya maniobrando en las instalaciones portuarias para atracar sobre su costado de babor. A bordo, procedentes del puerto de Dover, los más de 2.000 pasajeros esperaban ansiosos la colocación de la escala para poder bajar a tierra y descubrir los secretos de la ciudad a la que acababan de llegar.

La circunstancia de tratarse de la escala inaugural del AidaStella en nuestra ría quitó protagonismo al segundo componente del dúo, el Boudicca, que entró media hora más tarde procedente del puerto de Vigo en la que es la segunda escala del año por aguas herculinas de este archiconocido clásico tras la realizada el pasado 4 de abril. Puesto que, como digo, se trata de todo un habitual en nuestras aguas del que ya he hablado en multitud de ocasiones y en lo que queda de año tendremos oportunidad de volver a comentar cosas de él considero oportuno centrarme en esta entrada en el buque que debuta en nuestro puerto.

Acabado de construir hace apenas unas semanas, esta belleza de profundos ojos tiene unas medidas que imponen: 71.304 toneladas de registro bruto, 252 metros de eslora, 32.2 metros de manga, y 7.5 metros de calado. En sus 14 cubiertas de pasaje puede albergar a un total de 2.194 pasajeros en alguno de sus 1.097 camarotes y su tripulación está formada por 662 personas. Quizás a la vista de las fotos alguno no terminará de creerse lo del debut en la ciudad (creánselo, que hubo hasta ceremonia con autoridades a bordo y todo) y es que resulta imposible no recordar esa mirada. La cuestión es ¿Seguro que no nos hemos visto antes?…

El AidaStella «dándonos las largas».
(Foto: autor desconocido)

Seguro. Pero es evidente que hay gato encerrado; viendo esa cara tan familiar y sus archiconocidas formas es fácil darse cuenta de que nos hallamos ante un buque perteneciente a la Sphinx-Klasse, un grupo de 7 naves gemelas que nos tienen ya más que acostumbrados a sus numerosas visitas. En ese apartado el AidaStella es más de lo mismo; practicamente igual que el AidaSol que nos visitó hace 15 días o al AidaMar que nos visitó hace 17. La diferencia con los dos mencionados o con cualquiera de las otras 6 unidades que componen la Clase Esfinge es que nuestro protagonista de hoy es el que pone el colofón definitivo a esta saga. Puesto que cierra una página de oro de la reciente historia crucerística y es nuevo en nuestro puerto hay que darle a la escala toda la pompa que se merece y puesto que el buque es de reciente factura y tiene el nombre que tiene, esta vez el título del post me lo han dejado fácil: Ha nacido una estrella.

Chicarrón del norte: Pese a lo frío del ambiente (obsérvese el hielo flotando 
alrededor del barco) al AidaStella no se le amorataron los labios durante
 su salida de los astilleros.
(Fuente: Meyer Werft)

Y el parto no ha sido nada fácil. Tampoco más dificil que el de cualquiera de sus hermanos puesto que como todos ellos el AidaStella nació hace practicamente nada en Papenburg, una localidad de interior al noroeste de Alemania. Si piensan que acabo de cometer un gazapo al incluir la palabra «interior» en la frase se equivocan; la distancia existente entre esta pequeña localidad de la Baja Sajonia de 35.000 habitantes y el mar son unos 36 kilómetros, distancia invariable ya seas una bicicleta, un coche o, como en este caso, un enorme buque de crucero de más de 70.000 toneladas de desplazamiento.

El AidaStella sale del hangar donde fue construido, pero el mar aún está lejos…
(Fuente: Meyer Werft)

La búsqueda del mar por cada una de las criaturas que alumbran estos astilleros tan vanguardistas implica recorrer la enorme distancia hasta la costa a través de la única vía de escape posible, el río Ems, que serpentea durante casi 40 kilómetros en un viaje que cabría definir como tortuoso y plagado de obstáculos en forma de puentes, esclusas y otros peligros. Por si todas estas dificultades no fuesen suficientes los grandes buques de crucero salidos de los astilleros realizan el recorrido marcha atrás por razones de maniobrabilidad lo que, pese a la ayuda de varios remolcadores y de que la travesía está estudiada al milímetro, convierte el viaje en toda una aventura. También en toda una atracción turística para los habitantes de la zona y para los numerosos curiosos que se acercan para ver el espectáculo generando una fuente de ingresos en la región que crece a la par que los buques construidos río arriba. Todas estas dificultades no fueron una excepción en el caso del AidaStella, así que siguiendo con el símil de estrella recién nacida hay que decir que el parto reunía todos los requisitos para ser considerado de los dificiles: el neonato era grande y venía de nalgas.

(Fuente: www.spiegel.de)

Se podrían contar mil y un detalles curiosos sobre esta curiosa peregrinación fluvial en busca del agua salada pero por no alargarme demasiado les diré que hace cosa de dos años publiqué un par de posts en los que describía las características de estos particulares astilleros y de la peculiar travesía realizada por los buques allí fabricados. Por si quieren echarle un vistazo aquí les dejo los enlaces: «La historia de Meyer Werft» (parte 1)  y «La historia de Meyer Werft» (parte 2)

Tras brillar en el firmamento coruñés buena parte de la jornada del pasado sábado, el AidaStella soltó amarras a las 18:00 horas para poner rumbo al norte en búsqueda de su siguiente destino que en este caso era la bellísima ciudad de Santander, pero si les ha sabido a poco tendrán varias oportunidades de volver a ver a la última creación de la naviera Aida Cruises por nuestras aguas en alguna de sus 4 escalas previstas de aquí a final de año. El Boudicca por su parte decidió tomárselo con más calma, como queriendo disfrutar de todo el muelle de transatlánticos para el solito y permaneció amarrado hasta bien entrada la noche. Cuando el reloj marcaba las 23:00 horas puso fin a su escala (inusualmente larga) y tomó rumbo norte para dirigirse hacia la ciudad de Liverpool. Hasta el próximo 15 de septiembre no volveremos a ver a este clásico de los mares por nuestras aguas.