El pasado sábado conocíamos la noticia del fallecimiento del empresario noruego Knut Kloster a la edad de 91 años. Para muchos su nombre está ligado al mundo de los cruceros por ser uno de los fundadores de la naviera Norwegian Cruise Line, pero si su figura será recordada en los años venideros será por haber sido uno de los inventores del crucero moderno tal y como lo conocemos hoy en día. Todo un adelantado a su tiempo, Kloster es sin lugar a dudas el mayor visionario que ha dado la industria crucerística en toda su historia.

Knut Utstein Kloster Jr. descendía de una larga estirpe de armadores y cuando se hizo cargo de la firma familiar dio un contundente golpe de timón dejando de lado los buques de carga general y los petroleros para adentrarse en el inexplorado mundo de la navegación recreacional.

El padre del crucero moderno

En 1966 dio la primera muestra inequívoca de que su mente iba más adelantada que la de los demás; ese año presentó el MS Sunward, un revolucionario buque que combinaba en un sólo producto lo mejor de los transbordadores y de los barcos de pasaje, con una parte reservada para albergar camarotes para unos 500 pasajeros y otra parte con zonas de ocio tales como un teatro o una discoteca. El barco fue éxito inmediato pero las restricciones a los viajes internacionales por las disputas geopolíticas de la época le cortaron las alas a su brillante propuesta. Fue su asociación con otra leyenda de la industria, Ted Arison Sr., la que provocó que su innovador producto sentara las bases de lo que es la industria crucerística hoy en día.

In memoriam: Knut Kloster (1929 - 2020)
El MS Sunward, el primer crucero «moderno» de la industria crucerística. (Foto: wikipedia)

Arison convenció a Kloster para llevar el Sunward a Miami y operar desde allí. De esta manera nació Norwegian Caribbean Line, el germen de la actual Norwegian Cruise Line (NCL). Los caminos de Arison y Kloster se separaron muy pronto para iniciar cada uno por su lado una exitosa carrera en la incipiente industria crucerística. Arison fundó Carnival Cruise Line, la firma que dio lugar a los que actualmente es el mayor grupo crucerístico mundial, Carnival Corp.

Tras la separación Kloster siguió haciendo lo que mejor sabía, tener ideas brillantes y en 1979 dio otra muestra de sus geniales locuras. Ese año NCL compró el SS France, uno de los últimos vestigios de la desaparecida era trasatlántica que languidecía amarrado en Le Havre a la espera de un funesto final en forma de desguace. Pese a que todos auguraban un batacazo económico para el proyecto, el empresario noruego transformó el gigantesco trasatlántico en un crucero moderno al uso, rebautizándolo como SS Norway. Con su capacidad para 2.000 pasajeros, una auténtica barbaridad para la época, el Norway está considerado como el primer megacrucero de la industria. Y como no podía ser de otra manera Kloster volvió a acertar en la diana del éxito.

SS Norway
El SS Norway (antiguo SS France) se puede considerar como el primer megacrucero de la industria.

World City Project: la ciudad flotante más grande del mundo

La mejor prueba de que Knut Kloster era un adelantado a su tiempo tuvo lugar pocos años después. A mediados de la década de los 80 el empresario noruego presentó el proyecto World City. La idea era construir el Phoenix, un barco con capacidad para más 5.000 personas y con numerosas instalaciones de ocio a bordo. 13 restaurantes, 30 tiendas y boutiques, 6 piscinas, museo, planetario, campus univeristario, hospital y helipuerto entre otras muchas.

In memoriam: Knut Kloster (1929 - 2020)
Imagen del Phoenix, la ciudad flotante imaginada por Kloster y jamás realizada.

El propósito de Kloster era ir más allá del crucero como tal y conseguir crear una auténtica ciudad flotante; aquello de que el barco sea el destino en sí mismo. ¿Les suena?. La idea, tildada de locura, fue rechazada por todos y cada uno de los astilleros a los que les fue presentada. Aquello era un suicidio empresarial en toda regla. Las especificaciones del proyecto hablaban de un barco de 250.000 T.R.B., 380 metros de eslora, 77 de manga, 21 cubiertas y capacidad para 5.250 pasajeros; Estos son unos números practicamente calcados a los de los cruceros más grandes del mundo en la actualidad, los clase Oasis de Royal Caribbean. Kloster se adelantó nada menos que 25 años a lo que iba a ocurrir.

Harmony of the Seas
Kloster imaginó un megacrucero de proporciones similares a los actuales Clase Oasis (en la foto el Harmony OTS) 25 años antes de la aparición de estos. (Foto: Diego Veiga)

Estos son sólo algunos de los ejemplos más significativos de las innovadores ideas que Kloster introdujo en la industria del crucero pero hay muchas más. Fue el primero en introducir la primera isla privada en la industria crucerística, Great Stirrup Cay, allá por la década de los 70. Esta pequeña isla bahameña sigue siendo a día de hoy un área privada restringida sólo para los buques del grupo NCL. Otro concepto introducido por Kloster fue el de la inmersión del pasaje en los destinos visitados haciendo que los cruceristas experimentasen diversos aspectos culturales propios de aquellas zonas por las que navegaba o hacía escala el barco. Este concepto está muy en boga hoy en día entre muchas navieras.

Su última innovación: The World

En el año 2000 Kloster volvió a demostrar su genialidad lanzando el proyecto The World, el primer buque de cruceros con residencias privadas a bordo. El barco inició sus operaciones en 2002 y casi 20 años después continúa ofreciendo sus exclusivos itinerarios diseñados por los propietarios de las suites, que pueden subirse a bordo en el momento y lugar que prefieran. En los próximos años se pondrán en marcha propuestas similares a la del The World (StoryLines, por ejemplo) demostrando el éxito empresarial de esta peculiar idea. Una vez más Kloster se adelantó a su tiempo.

In memoriam: Knut Kloster (1929 - 2020)
El proyecto The World fue la última de las ideas revolucionarias surgidas de la mente de Kloster. (Foto: Diego Veiga)