El pasado sábado el gobierno de España aprobaba la extensión de la prohibición de cruceros en territorio español hasta el final de la emergencia del COVID-19. El anuncio genera una gran incertidumbre en el sector ya que el carácter indefinido de dicha suspensión, que podría llegar hasta 2021, hace casi imposible que las navieras puedan diseñar sus protocolos de reanudación de actividad. Una piedra más en el camino de este sector tan castigado por la crisis sanitaria.

La prohibición de entrada de cruceros de cualquier origen en territorio español entró en vigor el pasado 13 de marzo con la declaración del estado de alarma, una medida que se sumaba a otras restricciones en el transporte terrestre y aéreo. El fin del periodo del estado de alarma el pasado 21 de junio supuso el final de estas prohibiciones… salvo para los buques de cruceros.

Los vuelos internacionales se suceden desde aquella fecha. Se trata de una decisión donde ha primado tanto o más el interés turístico que el sanitario para no minar más un ya de por sí vapuleado sector turístico, principal motor del país. Sorprende por tanto que se excluya a los cruceros de la ecuación. Un sector, el crucerístico, que aporta unos ingresos anuales a la economía nacional cifrados en unos 1.500 millones de euros. Los cruceros son peligrosos. Los aviones no.

Los cruceros «un peligro potencial» para el gobierno español

El gobierno español en boca del director del Centro de Coordinación de Emergencias, Fernado Simón, trató de explicar esta controvertida decisión basándose en las dificultades que supondría controlar a la totalidad del pasaje que desembarca de una nave de estas características, lo que podría poner en peligro los avances logrados en el control de la pandemia.

«Los controles de pasajeros en los puertos españoles no deberían ser muy diferentes de los de los aeropuertos pero el número de pasajeros de cruceros que desembarcan podría dificultar estos controles».

Fernando Simón, Director del Centro de Coordinación de Emergencias
Los cruceros son peligrosos. Los barcos no
Una «bomba de relojería» atracando en el puerto de A Coruña. (Foto: Diego Veiga)

El gobierno abre la puerta sin embargo a ciertas excepciones dentro de esta prohibición general para la entrada de buques concretos que podrían obtener autorización para hacer escala en algún puerto del territorio español previa presentación de un completo plan sanitariao que deberá ser aprobado por las autoridades competentes. Este punto es al que se aferran las compañías que tratan de diseñar los protocolos para reanudar sus operaciones.