El pasado domingo 24 de abril los coruñeses tuvimos oportunidad de observar un curioso fenómeno astronómico; durante unas 12 horas se pudo ver una enorme luna blanca brillando en la ciudad a plena luz del día. Y es que el AidaLuna resplandece allí donde va.
Fue un dejavú, ya que la escala fue casi calcada a la realizada una semana antes por su compañero de naviera y cuasi gemelo AidaBlu el pasado día 17. Esta vez el AidaLuna madrugó un poco más y pasadas las siete de la mañana se dirigía hacia su amarre en el muelle de transatlanticos marcha atrás tras realizar el giro a la altura del castillo de San Antón.

Construido en los prestigiosos astilleros alemanes Meyer Werft en  el año 2009, el AidaLuna tiene un desplazamiento de 69.203 toneladas, una eslora de 252 metros y una manga de 32,2 metros. Su calado es de 7,3 metros.
En sus 13 cubiertas los pasajeros, que pueden llegar en capacidad máxima a los 2.500, son atendidos por una tripulación compuesta por 634 efectivos.

Este buque está muy vinculado a nuestro puerto desde sus debut comercial hace 2 años, no obstante su viaje inaugural fue un crucero de 14
días con salida desde Hamburgo y destino Palma de Mallorca en el que una de sus escalas tuvo lugar en A Coruña. Todo un hito en nuestra ciudad porque el AidaLuna
fue bautizado a su llegada al puerto balear con lo que el buque gemano
se convirtió en el segundo crucero en navegar por aguas coruñesas antes de su
bautizo oficial. El anterior precedente fue el Arcadia de la naviera P&O en el año 2005.

El AidaLuna es la tercera de las naves de la Spynx-Klasse, compuesta hasta la fecha por el AidaDiva, el AidaBella, el AidaBlu y el AidaSol, y si bien su aspecto exterior no presenta diferencias con sus dos predecesores (sí difiere algo de los 2 últimos), lo cierto es que en cada unidad se realizan algunos cambios en lo referente a sus instalaciones a bordo. La principal novedad en el AidaLuna fue la inclusión de una gran pantalla en la cubierta de piscinas que permite su uso a modo de un gran cine al aire libre.

El pantallón.
(Foto: Meyer Werft)

Frente a la pantalla hay una grada que permite al pasaje sentarse para ver las películas de manera confortable, una instalación que rara vez aparece en este tipo de cubiertas que por lo general están dedicadas en exclusiva a tomar el sol y al disfrute de la piscina. Es, como no, otro signo diferenciador entre Aida Cruises y el resto de navieras.

La inusual grada te permite disfrutar de la peli más comodamente. 
Ya sólo faltan las palomitas.
(Foto: autor desconocido)

La enorme pantalla está compuesta por 187.000 LEDS, tiene unas medidas de 7,17 metros de ancho por 4,03 metros de alto y permite ver películas a la luz de la luna (literalmente), pero mucho más. La pantalla tiene otros muchos usos: Desde mostrar las instalaciones a bordo del buque, jugar a la Wii, hasta espectaculares juegos de luz  gracias a los 4 potentes cañones láser situados a los lados de la pantalla y amenizados por un Dj desde su particular cabina situada a escasos metros.

Pantalla multiuso. Desde jugar a la Wii…
…a disfrutar de espectaculares shows de luz y sonido.
(foto: Emfactory.de)

A la salida, con una gran puntualidad sobre el horario previsto, el AidaLuna repitió el ritual realizado justo una semana antes por su casi gemelo AidaBlu: misma hora, mismo destino (Le Havre) y mismo rumbo errático virando hacia Punta Herminia para luego volver a virar en dirección norte. Un zig-zag poco usual al que empiezan a acostumbrarme los buques de Aida Cruises pero que me complican enormemente la ubicación a la hora de hacer fotos. Tendré que mandarles un correo exponiendo mi queja formalmente…

Secuencia del particular «rumbo norte» que describió el AidaLuna a la salida de la bahía.