Posiblemente pocas naves más bellas pueden verse amarradas en un puerto como Le Boreal, el protagonista del pasado 2 de mayo en A Coruña. Sus líneas vanguardistas, combinadas con la acertada combinación de colores de su casco hacen que este crucero no pase desapercibido allí donde va.

El pequeño buque galo recaló en nuestra dársena en una breve escala de apenas 2 horas procedente de
Vilagarcía donde a primera hora del día desembarcó a gran parte de su reducido
pasaje para realizar excursiones a diferentes puntos de la geografía
gallega.

No sólo es bello por fuera. Sus interiores están a la altura de su imagen externa y muestran un aspecto vanguardista y sobrio a partes iguales allá donde se mire, difícil de superar por otras naves de pasaje. Y es que resulta complejo nombrar alguna característica que sobresalga por encima de las demás.

 
Estilo vanguardista a bordo de Le Boreal. 
(Foto: Compagnie du Ponant)

Todo en él es digno de mención. Para empezar su reducido tamaño. Sus 12.500 toneladas de desplazamiento y 142 metros de eslora convierten a Le Boreal es un mega-yate más que en un mini-crucero. Sus contenidas dimensiones le permiten hacer escalas en lugares inaccesibles para la mayoría de naves y esa es quizás la principal característica de la naviera a la que pertenece.
A pesar de este pequeño tamaño Le Boreal es el más grande de la naviera francesa de superlujo Compagnie du Ponant cuya flota está exclusivamente formada por yates, al estilo Seabourn, y todos ellos con una misma característica; el lujo extremo presente en cada una de las unidades.
Otra de las características más llamativas de  la Compagnie du Ponant es que el puente de mando de todas sus naves está abierto a las visitas por parte de los pasajeros en todo momento y tanto el capitán como los oficiales atienden a todas las posibles dudas que puedan surgir. En Le Boreal sucede lo mismo.

Tiene capacidad para 264 pasajeros atendidos por una tripulación compuesta por 132 miembros, lo que le otorga un ratio de 2 (2 pasajeros por cada tripulante). Este cálculo es uno de los indicativos más utilizados para reflejar cuantitativamente el lujo y exclusividad de un barco, y una cifra de 2, como la que consigue el Le Boreal es una de las más bajas de toda la flota crucerística (cuanta más baja es esta cifra, más exclusivo es el buque).

Bandera gala y registrado en la Polinesia francesa. Mata-Utu 
es la capital de las Islas Wallis y Futuna. (Por si sale en el trivial…)

Construido en 2010, el Le Boreal es el último buque en llegar a la naviera francesa (en unas semanas se botará su gemelo que llevará por nombre Le Austral) y cuenta con excepcionales avances tecnológicos. Por ejemplo su prodigioso sistema de estabilización que, a pesar del pequeño tamaño de la nave, minimiza el efecto de balance en condiciones de mala mar, o su sistema de posicionamiento dinámico capaz de mantener la nave fija en una posición  sin necesidad de utilizar el ancla para fondear. Otro de sus «gadgets» es un sistema bajo la línea de flotación para la detección de ballenas o de témpanos de hielo, muy útil si tenemos en cuenta que los itinerarios de este buque surcan en muchas ocasiones zonas como Groenlandia o Ushuaia.

No tiene ni casino, ni discoteca y es que el cliente-tipo de esta compañía gala no busca de esta clase de diversión a bordo si no que se centran más en los itinerarios y el relax y la gastronomía a bordo. Es ahí donde Le Boreal roza la perfección.

Todos los camarotes a bordo del Le Boreal son exteriores 
y de ellos el 94%  tienen balcón privado.

Pasadas las 21:00 horas el superyate francés soltó amarras y tras girar sobre si mismo puso rumbo hacia el puerto de Gijón, escala no muy habitual para los cruceros estandar y que demuestra que Le Boreal es algo diferente a todos los demás.

Hacia finales de este mes de mayo Le Boreal pasará 6 días en Mónaco con
motivo del GP de Montecarlo de Fórmula 1 así que cuando los monoplazas
entren en el túnel si agudizan la vista podrán verlo al fondo de la
imagen casi con toda seguridad. Para los que quieran participar en este
crucero tan especial, que sepan que hay que rascarse el bolsillo: los
precios parten de los 3.000 euros y llegan hasta los 12.000 euros. Oh là là!
Quizás mejor ver la carrera desde el sofá…

 Trabajo cumplido: El Práctico desembarca tras finalizar la maniobra de 
atraque del Le Boreal.