¿Verdad que muchas veces tenemos la sensación de que, cuando las cosas van bien todo parece venir rodado, como si hubiésemos sido tocados por una varita mágica que impide que cualquier problema pueda perturbarnos?
Bueno, existe un reverso para esa cara de la moneda y es que cuando las cosas se tuercen a veces tenemos la sensación de que nos ha mirado un tuerto y que la mala suerte no se aparta de nosotros por mucho que hagamos. Pues algo de esto le debe de suceder al MSC Opera en este 2011. Parece que con la última campanada del año una conjunción planetaria se ha cebado con este barco y no le ha traido hasta la fecha más que disgustos. Quizás exagere porque tampoco han sido tantos, pero sorprende en que modo éstos han venido encadenados, lo que llevaría a pensar en que la famosa Ley de Murphy, o mejor dicho, uno de sus corolarios (el de «si algo va mal, siempre es susceptible de ir a peor») no deja de ser una verdad como un templo.

MSC Opera atracado en A Coruña en septiembre de 2010.

Saco este tema aprovechando la excusa que me da la última visita del MSC Opera a A Coruña realizada el pasado 19 de julio; la segunda de las 9 que el navío de MSC tiene previsto realizar en nuestros muelles en las próximas semanas con el aliciente de ser nuestra ciudad puerto de embarque.
Por decirlo de una manera suave la primavera ha sido una estación de lo más movidita para este buque y es que ha habido de todo: choques, anulaciones de cruceros, fallos eléctricos, detenciones, etc… pero no adelantemos acontecimientos y procedamos en estricto orden cronológico de los hechos.
Ese orden cronológico de los hechos nos lleva a iniciar este relato de desdichas en aguas argentinas. Hace ya varios meses concretamente finales de marzo el MSC Opera se encontraba realizando un crucero por aguas sudamericanas y el dia 25 tocaba parada en el puerto de Buenos Aires. Tras una escala sin contratiempos llegó el momento de zarpar y ahí comenzaron los problemas. Tras separarse unos metros del muelle al que se encontraba atracado, de repente el MSC Opera se precipitó contra el mismo y la proa del navío chocó de forma violenta contra la estructura hasta en dos ocasiones.

El resultado de este incidente no tuvo repercusión sobre los pasajeros, en su mayoría brasileños, pero varios camarotes de las cubiertas 3 y 4 quedaron inutilizados a consecuencia del impacto. La autoridad marítima argentina inspeccionó el buque tras el accidente y permitió al barco continuar su itinerario previsto tras las oportunas reparaciones que provocaron un retraso de unas 10 horas.
Analizando el incidente a toro pasado no resulta muy extraño en este tipo de buques, (que se lo digan si no al Oriana hace unas semanas y su particular «encuentro» con los muelles de Kristiansand) en los que el efecto del viento resulta especialmente crítico a la hora de maniobrar. La gran altura que alcanzan estos barcos provocan un «efecto vela» muy acusado que, de no tomarse las medidas adecuadas, como la ayuda de remolcadores pueden provocar algún susto como el vivido por el MSC Opera.
La cada vez más presente en nuestras vidas tecnología (¡bendita/maldita tecnología!) nos ha proporcionado unos documentos en forma de vídeos realizados por varios pasajeros en los que se pueden ver (y sobre todo oir) el momento exacto del impacto (o mejor dicho, impactos) contra el muelle argentino:

 

Una mala experiencia pero al fin y al cabo la cosa no fue tan grave: nadie resultó herido y simplemente el retraso por la revisión de los daños provocó ligeros cambios en el itinerario de ese crucero por lo que «el tortazo» contra el muelle argentino no resultó especialmente doloroso para la naviera italiana (quizás a la proa del MSC Opera sí le «dolió» un poco). Más dolorosa fue su siguiente bofetada y no porque el navío volviese a tener un encuentro inesperado contra otro muelle u otro barco. En este caso el golpe fue más bien moral por la repercusión mediática del incidente.
Ocurrió el pasado 14 de mayo. El MSC Opera se encontraba realizando un crucero en aguas del mar Báltico cuando a primera hora de la mañana sufrió un fallo en un panel eléctrico causando una pequeña pérdida de energía para convertirse después en una pérdida total de energía cuando el barco navegaba cerca del puerto de Visby. La consecuencia de que un crucero padezca una caida total de planta en mitad del mar es principalmente quedarse sin propulsión, arruinando la travesía a los hasta ese momento felices pasajeros. Bueno, quizá para ellos ésta sea la menos mala de las consecuencias puesto que además de quedarse a merced de la corriente en el MSC Opera dejó de funcionar el aire acondicionado (soportable teniendo en cuenta que hablamos de un viaje por el mar Báltico), las cocinas  (olvídense de servir comidas calientes) y lo que es peor, los baños quedaron inutilizados (y aquí no hace falta comentar nada para darse cuenta de lo desagradable del tema).

Tras pasar varias horas en esa situación, se consiguió reestablecer el suministro eléctrico, al menos parcialmente y el buque fue remolcado hasta una localidad cercana desde donde los pasajeros fueron evacuados a sus lugares de procedencia. Fin del crucero. Para el que le interesen los detalles de esta «experiencia crucerística» existe mucha información en internet (ya les digo que tuvo una gran repercusión mediática) e incluso en este mismo blog hay un post, con fecha 16 de mayo, en el que se comenta la «jugada».
Del accidente lo que más tocado salió (aparte de los motores del Opera) fue la imagen de la compañía que si bien hizo todo lo que pudo en minimizar los daños, no pudo evitar que su nombre apareciera en multitud de artículos junto con adjetivos no muy agradables. MSC trató de pasar página lo antes posible pero de nuevo Murphy y sus leyes aparecieron en el peor momento para cerrar el mes de mayo, un mes para olvidar por el MSC Opera.

Tras ser reparado en aguas escandinavas el MSC Opera puso rumbo hacia Southampton para iniciar desde allí su siguiente crucero. El buque llegó el miércoles 25 de mayo al puerto inglés para realizar todos los preparativos de la travesía, pero justo el día de la salida, el 27 de mayo, miembros de la MCA (iniciales de Maritime and Coastguard Agency) inspeccionaron el buque y le prohibieron la salida alegando que la nave no cumplía con las regulaciones de seguridad marítima internacionales vigentes e incluso planteó dudas sobre la estabilidad de la nave. Que un barco incumpla dichas normas constituye un hecho gravísimo, y que el navío en cuestión pertenezca a una compañía del prestigio de MSC algo realmente preocupante. La naviera trató de echar balones fuera alegando que todo estaba en orden y que se trataba de un problema burocrático. Sea como fuere lo cierto es que al buque se le impidió su salida del puerto de Southampton porque no cumplía con la normativa de seguridad internacional en materia de navegación (o sea que no estamos hablando de que una piscina esté sucia o algo de ese estilo) además la MCA puntualizó que los fallos eran «importantes» (y tanto; oir hablar de fallos en la estabilidad de un buque hace correr sudores fríos).
Finalmente la nave salió a tiempo para cubrir su ruta programada, un crucero de 8 días de duración por los fiordos noruegos, pero una vez más el daño ya estaba hecho y la foto del MSC Opera fue portada en numerosas publicaciones de nuevo por el motivo que no debiera serlo.

Quizás todo esto se debió a las malditas prisas. Tras el problema sufrido a mediados de mes al quedar a la deriva en mitad del Báltico el buque fue «remendado» a toda prisa en algún astillero de la zona con la idea de no perder tiempo y tener que cancelar el siguiente crucero (money, money) el MSC Opera llegó a Southampton sobrecargado debido a un cálculo erróneo por parte de la tripulación lo que dio lugar al problema de la estabilidad y así empezó la pelota a rodar. En fin, que las prisas son malas consejeras…
Un mensaje a los directivos de MSC: primero están las personas (y su seguridad), luego el dinero. Nunca se olviden de esa premisa.

Parece que hay luz al final del túnel y desde junio el MSC Opera no ha dado más que hablar y las aguas han vuelto a su cauce justo a tiempo para el inicio de la histórica serie de cruceros con embarque en A Coruña que tendrá lugar hasta mediados del mes de septiembre. ¿Será que esta ciudad atrae la buena suerte? Quien sabe…

El MSC Opera se aleja de la costa coruñesa… pero volverá.