En un mes, julio, que tradicionalmente se considera como de «descanso» en lo referente a escalas de crucero en la ciudad parece que este año va camino de romperse la lógica y las recaladas continúan produciéndose a buen ritmo en estos primeros días del mes. El pasado sábado día 6 no fue uno si no dos los buques que coincidieron atracados juntos por unas horas en el muelle de transatlánticos, claro que en esta ocasión la pareja no podía estar compuesta por integrantes más diferentes; por un lado el buques AidaStella de la naviera Aida Cruises y por otro el Wind Surf de la americana Windstar Cruises.

Misma función, distinta forma: Pese a que, externamente no pueden ser más distintos. AidaStella y Wind Surf realizan un mismo cometido.
(Foto: Manuel Candal)

De los dos el primero en llegar fue el buque alemán, que poco antes de las 07:00 horas se encontraba ya comodamente instalado en los muelles coruñeses para permitir el desembarco pacífico de sus más de 2.000 pasajeros, deseosos de callejear por la urbe herculina o tomar algún bus en dirección a Santiago o a los alrededores coruñeses.

(Foto: Manuel Candal)

Por su parte el Wind Surf no se retrasó mucho respecto a su homólogo germano y tan sólo unos minutos después de que el AidaStella finalizara su maniobra de atraque la inconfundible figura del buque americano apareció en el horizonte procedente de Vigo. Los cinco palos que enarbola ya denotan la rareza del especímen ante el que nos encontramos; y es que pese a su apariencia de velero (que lo es) el cometido de este navío es el mismo que el de su compañero de atraque del pasado sábado y el de todas las naves que forman la extensa industria crucerística sólo que en este caso se aporta el plus de la navegación a vela como parte del encanto de viajar a bordo de este barco.

El Wind Surf a su llegada a A Coruña el pasado sábado.
(Foto: Manuel Candal)

Construido en el año 1990 en Francia, el Wind Surf es, con sus 14.745 toneladas, uno de los buques de crucero a vela más grande de todos los tiempos con unas medidas impresionantes dentro del mundo de los veleros: 187 metros de eslora, 20 metros de manga y 5 metros de calado. El barco, que navega bajo bandera bahameña puede albergar en sus 8 cubiertas de pasaje a un total de 347 pasajeros y su dotación se compone de 163 personas, cifras que le otorgan un ratio pasajero-tripulante que lo sitúan dentro de la categoría premium en la industria del crucero con el encanto además de ser uno de los pocas unidades dentro de la misma que permite disfrutar de la navegación a vela.

Quizás este rasgo nos podría llevar a pensar que nos encontramos ante una embarcación tradicional pero todo lo contrario, y es que el Wind Surf es un puro ejercicio de tecnología que puede navegar exclusivamente por la acción del viento gracias a los 2.500 metros cuadrados de superficie vélica que llegan a albergar sus cinco mástiles pero que presenta también una propulsión más convencional gracias a dos motores diesel-electricos y que se usan en condiciones desfavorables de viento y durante las maniobras. Se podrían poner mil y un ejemplos del alto nivel tecnológico de este buque pero quizás el más sorprendente y descriptivo sea el hecho de que las velas que se arrían o se izan en sus mástiles se controlan desde una consola del puente de mando sin necesidad de ser manipuladas directamente por ningún miembro de la tripulación. Por este y por muchos otros motivos se podría describir al Wind Surf como un barco único en su especie pero siendo estrictamente correctos ésto no es del todo cierto…

(Foto: Manuel Candal)

Por una de esas casualidades de la vida (no se puede describir de otra manera teniendo en cuenta sus contadas presencias en nuestras aguas) tan sólo 4 días antes de la visita del Wind Surf tuvo lugar en nuestra ciudad la escala de su buque gemelo, el francés Club Med 2. La explicación de que estos dos barcos trabajen en la actualidad para navieras distintas es muy curiosa y en la anterior entrada del blog publicada hace unos días y dedicada al velero galo ya les conté esta historia así que por no repetirme mucho les diré a modo de resumen que cuando la primera de las dos unidades (el Wind Surf) estaba en una fase de construcción muy avanzada la naviera Windstar Cruises desestimó la compra por razones económicas por lo que los astilleros tuvieron que renegociar la venta de los dos navíos, que fueron a parar a la compañía Club Mediterranee, especializada en resorts de lujo, y que los rebautizó como Club Med 1 y 2. Más tarde Windstar Cruises hizo valer una cláusula de recompra preferencial y recuperó el Club Med 1 devolviéndole su nombre original, que es el que porta en la actualidad.

El Club Med 2, gemelo del Wind Surf, nos visitó hace tan sólo unos días.

Del otro protagonista del día, el AidaStella, sobran los comentarios. Es un barco al que vemos como todo un habitual en nuestra ciudad pese a que la del pasado día 6 era tan sólo su tercera visita a A Coruña pero es que al tratarse de uno de los siete componentes gemelos de la «Sphinx-Klasse» o clase esfinge, que son tan proclives a realizar escalas en los muelles herculinos, la sensación de repetitividad de sus visitas hace que ya no nos sorprenda ver aparecer a lo lejos esos grandes ojos y labios carnosos que son la seña de identidad inequívoca de la naviera germana Aida Cruises. Si a eso le sumamos el hecho de compartir atraque con uno de los buques más curiosos de la industria del crucero es lógico que el AidaStella quedara relegado a un segundo plano el pasado sábado.

 (Foto: Manuel Candal)

Por la tarde y bajo un sol de justicia llegó el momento de la partida. La salida invirtió el orden de la llegada y el Wind Surf fue el primero en abandonar la ciudad. Cuando el reloj marcaba las 17:00 horas el buque americano soltó amarras y tras superar el dique de abrigo puso proa al norte para dirigirse de forma sosegada a unos 9 nudos de velocidad rumbo a Brest (Francia), pero eso sí
haciendo gala de su principal seña de identidad: su velamen izado al
pasar a la altura de la Torre de Hércules, dando lugar de esta forma a una icónica instantánea.

El AidaStella por su parte hizo lo propio una hora más tarde, aunque sin velas que izar se conformó con una salida más convencional poniendo también «morros» al norte para buscar su siguiente destino, el puerto de Santander. En pocas semanas volverá a repetir presencia en nuestra ciudad, concretamente el próximo 3 de agosto. El Wind Surf por su parte también tiene previsto una escala más en A Coruña antes de finalizar el presente año y si no hay cambios de última hora podremos verlo el próximo 12 septiembre de nuevo «surfeando» nuestras aguas. Para acabar quisiera agradecer como tantas otras veces la inestimable ayuda de Manuel Candal en la elaboración de este blog con la aportación de sus magníficas fotografías.

(Foto: Manuel Candal)