Al final de la última entrada del blog a propósito de la escala por primera vez en el puerto coruñés de cuatro cruceros al unísono les comentaba brevemente la historia de uno de los integrantes del cuarteto, el Funchal, y de como hace ahora tres años los trabajos de reforma de la nave estuvieron a punto de acabar con uno de los navíos portugueses más famosos de todos los tiempos. En este punto retomaré la historia.

(Foto: Manuel Candal)

La profunda reconstrucción del Funchal, con un coste estimado de 15 millones de euros, estaba prevista finalizar a mediados de 2011 justo a tiempo para que el histórico barco pudiera hacerse a la mar para conmemorar el 50 aniversario de su viaje inaugural pero las graves dificultades económicas de su naviera paralizaron los trabajos y el Funchal se quedó «tirado» en los astilleros a la espera de una solución. Tras varios meses ahogada por las deudas finalmente en septiembre de 2012 la Classic International Cruises se declaró en bancarrota y todos sus navíos fueron detenidos en los puertos donde se encontraban realizando sus respectivos cruceros. El pobre Funchal fue al único que no hizo falta detener puesto que yacía inmóvil en un astillero lisboeta desde hacía casi dos años medio desmantelado y con rumores cada vez más crecientes que pronosticaban para él un triste final en forma de desguace.

Por fortuna  un nuevo proyecto, denominado Portuscale Cruises, se levantó sobre las cenizas de la ya desaparecida Classic International Cruises saldando las deudas de su predecesora y realizando los pagos necesarios para concluir los trabajos en el legendario Funchal,  que tras meses de ostracismo reapareció por fin completamente renovado y listo de nuevo para navegar. Sin
entrar a valorar el trabajo realizado en el interior, lo cierto es que exteriormente ha sido todo un acierto
devolverle al buque su aspecto original que le hace lucir una estampa
marinera espectacular. Verlo aparecer en el horizonte con su silueta esbelta y
longilínea acentuada por el color oscuro de su casco es como viajar a
través del tiempo a la época dorada de los «liners», los amos y señores
del Atlántico Norte.

El proyecto de Portuscale Cruises no ha estado exento de dificultades; sin ir más lejos todo lo hecho en el Funchal a punto estuvo de irse al traste durante su crucero inaugural en esta nueva etapa a principios de este mes cuando el buque fue detenido en el puerto de Gotemburgo después de que los inspectores de seguridad encontraran enel navío luso al menos 10 defectos graves relacionados con los sistemas de extinción de incendios, además de que varios camarotes no presentaban las condiciones adecuadas para ser habitados. Finalmente y tras unos tensos días el Funchal pudo reiniciar su actividad y afortunadamente hemos podido volver a verlo navegar por nuestra ría cinco años después de su última visita. La espera ha merecido la pena.

En la foto podemos ver al Funchal durante una de sus visitas a la ciudad 
atracado a popa del inmenso Vision of the Seas que deja en evidencia el 
pequeño tamaño del ilustre buque portugués. Aquel día el Funchal también 
entró en la historia del puerto herculino por ser la primera vez que tres naves 
de crucero hacían escala a la vez (también atracó el Black Watch) en A Coruña.

Quizás
de los 4 protagonistas de la jornada el más desconocido sea el Hamburg y
tiene su lógica puesto que se trataba de la escala inaugural del buque
teutón en nuestra dársena, al menos con su actual denominación porque
bajo el nombre de la ciudad alemana se esconde un viejo conocido de los muelles coruñeses por sus múltiples escalas y que atendía al nombre de C. Columbus
cuando navegaba bajo los colores de la mítica naviera Hapag Lloyd.

El Hamburg con sus colores anteriores y su antigua denominación 
como C. Columbus durante una de sus múltiples visitas al puerto coruñés.

Bajo su denominación original este buque visitó por primera vez A Coruña en 1999, dos años después de ser construido y en la última década sus presencias en nuestra ciudad habían sido relativamente frecuentes. Hace ahora casi dos años la naviera alemana Hapag Lloyd llevó a cabo una reestructuración de su flota en la que figuraba la salida de la misma del C. Columbus para ser sustituido por el actual Columbus 2 tras finalizar el contrato de charter que la compañía tenía firmado con los legítimos propietarios del buque, el consorcio americano Conti Group. Tras el fin del contrato el buque firmó un acuerdo con su actual naviera, la también alemana Plantours Kreuzfahrten, que hasta la incorporación del Hamburg operaba con el pequeño buque Vistamar.

Tras una mañana de ir y venir de turistas por la zona portuaria, a primera hora de la tarde comenzó la particular «operación salida» en las inmediaciones de la dársena coruñesa. La maniobra prometía ser un calco de la que había tenido lugar a primera hora del día con sutiles cambios en el orden de los participantes pero había un matiz importante; a la llegada cuatro habían sido los protagonistas pero la salida era cosa de tres; el Deutschland, tal y como nos tiene acostumbrados en sus últimas escalas, decidió pasar la noche en nuestra ciudad y salir al día siguiente. De esta manera el navío germano se convirtió en un testigo más de la maniobra de desatraque de los que habían sido hasta las tres de la tarde sus compañeros de escala.

Llegaron 4 se fueron 3. El Deutschland (en la foto a la derecha)  pernoctó en la 
dársena coruñesa y fue testigo de la marcha de sus tres compañeros de escala.
(Foto: Manuel Candal)

Y es que a esa hora los primeros cabos comenzaron a soltarse. Fueron los del Hamburg que tras un giro de 180 grados y despedirse de sus camaradas con una retahila de bocinazos puso rumbo al puerto de Leixoes saliendo por la canal norte como queriendo evitar el embate de las olas, algo que resultó inevitable cuando la nave germana tuvo que poner inevitablemente proa al sur, momento que el mar aprovechó para cebarse con ella y someterla al mismo vaivén al que el mar de fondo le había sometido a su llegada.

El Hamburg durante su salida.

Tras los alemanes fue el turno de los portugueses. El veterano Funchal realizó la maniobra de desatraque apoyado por dos remolcadores que ejercieron de «muletas» para separar al ilustre cincuentón del muelle de Batería y echarle una mano para doblar el dique de abrigo. Ya liberado de su ayuda y en mitad de un mar juguetón el buque luso demostró estar en plena forma y también que en lo que a navegar se refiere los buques ya entrados en años les dan mil y una vueltas a los modernos buques de crucero. La maravillosa estampa marinera del Funchal se repitió media hora más tarde con el Discovery, que también lució buenas cualidades para la navegación durante su partida con destino al puerto de Leixoes donde al día siguiente se encontrarían tres de los cuatro navíos que acababan de entrar por derecho propio en la historia del muelle coruñés.

(Foto: Manuel Candal)

Con
la despedida del Discovery se
cerraba la memorable jornada que quedará para siempre en los libros de
registros del puerto herculino. Quizás a partir de ahora la presencia de tres navíos atracados al unísono se nos haga poco. Es hora de marcarse
nuevas metas y el puerto de A Coruña ya tiene el siguiente objetivo
marcado a fuego en el calendario; será el próximo año y serán seis naves de crucero las que hagan
escala en una sola jornada. Un nuevo reto que superar y demostrar la capacidad de A Coruña
como punto de referencia para esta industria.

Para acabar este reportaje de tres entradas quisiera agradecer a Manuel Candal la inestimable colaboración que aporta siempre a este modesto blog con sus espectaculares fotografías. También aprovecho para dar las gracias tanto a Jose Montero como a Carlos Rapela por su excepcional compañía, que hicieron de una maratoniana sesión afotadora una jornada para recordar.