Continúo con el relato sobre lo que dió de sí en lo crucerístico la jornada del pasado jueves en A Coruña, con una doble escala a cargo de los buques Independence of the Seas y Pacific Princess. Precisamente a éste último dedicaré gran parte de la entrada de hoy.

El Pacific Princess es el protagonista principal del post de hoy.
(Foto: José R. Montero)

Y es que pese a que a ojos del gran público el gran protagonista del día fue el descomunal buque de Royal Caribbean, sus continuas escalas en la ciudad me hacen en este caso centrarme en el pequeño barco de la naviera Princess Cruises y por más de un motivo. En primer lugar porque es un navío relativamente desconocido en nuestra ciudad; la de la semana pasada fue su segunda visita a A Coruña tras haber debutado en ella el año pasado sobre estas mismas fechas. En aquella ocasión la falta de tiempo me impidió dedicarle a su escala inaugural el espacio que sin duda merecía en el blog, de manera que hoy saldo una pequeña deuda personal que había contraído con esta nave. Otro de los motivos para detenerme a hablar con más profundidad de esta nave es su nombre: quizás a muchos no les diga gran cosa pero «Pacific Princess» es una de esas denominaciones  convertidas en todo un símbolo de esta industria, pero antes de abordar esta cuestión vamos con unos cuantos datos acerca de la actual Princesa del Pacífico.

No fue un debut propiamente dicho pero el Pacific Princess estrenó colores el pasado jueves en el puerto herculino, luciendo ahora el logo de su naviera en la proa.
(Foto: José R. Montero)

Construcción N31 de los legendarios  astilleros franceses Chantiers de l´Atlantique de la ciudad de Saint Nazaire, nuestro protagonista de hoy vio la luz en diciembre de 1999. Se trata de un buque de 30.277 toneladas de registro bruto con unas medidas generales de 181 metros de eslora, 25´5 metros de manga y un calado de 6 metros. En sus 9 cubiertas de pasaje el Pacific Princess puede albergar a 688 pasajeros en acomodación normal a los que hay que sumar sus 373 tripulantes. En el apartado mecánico 4 motores diesel Wärtsila de 12 cilindros alimentan a 4 generadores conectados a 2 motores eléctricos, que son los encargados de mover las dos hélices que impulsan el conjunto hasta los 20 nudos de velocidad máxima. El coste de construccción del Pacific Princess en su día fue de 170 millones de euros. Normalmente la consideración de «princesa» suele venir dada desde el mismo nacimiento de la susodicha; no ocurre así con nuestra protagonista de hoy, cuyo monárquico título le fue otorgado a la tierna edad de 3 años.

Pacific Princess, una princesa que no nació siéndolo.

Y es que la actual «Princesa del Pacífico» fue parida con el aséptico nombre de R-Three y era un encargo a los mencionados astilleros galos por parte de la naviera norteamericana Renaissance Cruises. Esta compañía protagonizó a finales de la década de los 90 del pasado siglo uno de los más ambiciosos planes de expansión jamás vistos en la industria crucerística, ordenando la construcción al unísono de 8 navíos  idénticos entre sí con el fín de sustituir a toda su flota formada entonces por otros 8 barcos de pequeñas dimensiones. De esta manera nació la que sería conocida como R-Class, y sus integrantes (los R-One, R-Two… y así hasta el R-Eight) comenzaron a ver la luz desde 1998 hasta 2001. Tan arriesgada operación económica no fue bien calculada y muy pronto comenzaron los problemas financieros. Los terribles atentados del 11-S y su devastadora influencia sobre el sector turístico terminaron de darle la puntilla a la enferma Renaissance Cruises, que murió oficialmente dos semanas después de la caída de la Torres Gemelas.

 Renaissance Cruises botó en un breve periodo de tres años la friolera de 8 buques, algo que a corto plazo significaría la muerte de la compañía ahogada por las dueudas. En la foto podemos ver al cuarto integrante de la serie, el R-Four en su configuración original.
(Foto: Benoit Donne)

Huérfanos de naviera los 8 flamantes y novísimos buques «R» volvieron a manos de sus constructores, que crearon la sociedad CruiseInvest con el objetivo de gestionar la que fuera flota de Renaissance colocando los barcos de nuevo en el mercado bajo chárter y tras unos meses de inactividad las navieras comenzaron a mostrar interés por los buques. Una de ellas fue la americana Princess Cruises que se hizo con los servicios, primero en régimen de alquiler y luego ya en propiedad, de los R-Three y R-Four, a los que rebautizó como Pacific y Tahitian Princess. La elección de dichos nombres no fue hecha al azar sino que el propósito era identificar a ambas naves con la región del globo por donde realizarían sus rutas. Lo de «Tahitian» era compeltamente nuevo pero la nomenclatura Pacific Princess ya había sido utilizada antes por la compañía; de hecho era (y sigue siendo) uno de sus nombre más emblemáticos.

Palabras mayores de la industria del crucero.

Como digo el de las fotos no es el primer Pacific Princess que ha surcado las aguas. El original databa de 1975 y acabaría convertido en uno de los barcos más famosos de su época y en todo un icono cultural por obra y gracia de Aaron Spelling (sí, el creador de Sensación de Vivir). A mediados de los años 70 el señor Spelling tenía en mente crear una serie de televisión ambientada en un barco de cruceros y en la que se narrarían las peripecias del pasaje y de la tripulación en alta mar para lo cual acudió a la naviera Princess Cruises con el objetivo de conseguir un buque donde rodar la serie. Pese a las reticencias iniciales la compañía aceptó y cedió el Pacific Princess viendo en ello una oportunidad de oro para publicitarse y vaya si acertaron con la decisión: la serie, cuyo título original fue «The Love Boat» pero que en España fue titulada «Vacaciones en el Mar», acabó siendo una de las ficciones televisivas más famosas de su época estando en antena durante casi 10 años.

El reparto principal de la serie «Vacaciones en el Mar» con el icónico Capitán Stubing al frente.
(Fuente: sensacine.com)

Su
importancia más allá de su calidad, reside en la influencia que esta
ficción tuvo sobre una industria de cruceros que por aquella época
estaba todavía en pañales. «Vacaciones en el mar» supuso el
impulso de un sector hasta entonces minoritario como opción vacacional
por estar encasillado como un producto elitista y destinado hacia unos
pocos. Durante el cuarto de siglo que
permaneció en la compañía el Pacific Princess gozó de un tremendo éxito, al principio gracias a su enorme popularidad gracias a la publicidad
que suponía ser el principal protagonista de la serie de televisión de moda y en sus últimos
años viviendo de sus réditos televisivos pese a haber sido ampliamente
superado por la competencia. Finalmente en 2002 el apodado como «el barco del amor»
abandonó la flota Princess Cruises.

«Vacaciones en el Mar» se rodaba principalmente en el Pacific Princess pero en ocasiones eran utilizados otros navíos. En muchas ocasiones el elegido era el Island Princess, gemelo del primero y que en sus años finales de vida pudimos ver en A Coruña en multitud de ocasiones bajo el nombre de Discovery. En la foto lo podemos ver durante una de sus últimas visitas.

¿Qué fue del barco del amor tras esa fecha?. Lo cierto es que tras su salida de la compañía donde alcanzó fama mundial  el Pacific Princess gozó de pocas alegrías. Convertido en Pacific a secas el otrora mediático navío fue perdiendo su brillo pasando de mano en mano por diversas compañías de bajo coste: Pullmantur lo  explotó conjuntamente con el operador brasileño CVC Viagens y su última aventura comercial fue con la también española Quail Cruises, que acabó con la quiebra de esta joven naviera y con el buque abandonado a su suerte en el puerto de Génova. Tras varios meses de ostracismo en el puerto italiano el Pacific recibió su sentencia de muerte en 2013 al ser vendido para desguace por 2´5 millones de dólares. Ya rebautizado como Acif para su último viaje (el nombre en estas circunstancias se los suelen poner a base de quitar letras al nombre original) el que fuera en su día conocido como «el barco del amor» llegó a Aliaga (Turquía) en agosto de ese mismo año pero incluso en su lecho de muerte el navío se resistió a morir: una vía de agua en el casco provocó que durante su varada el barco se escorara peligrosamente, lo que prolongó el proceso de demolición más de lo esperado por los infructuosos intentos por enderezarlo. A finales de 2014 el Pacific Princess original desapareció para siempre. Ya lo ven, las estrellas de televisión también mueren y muchas veces lo hacen de manera indigna.

El barco del amor horror: El proceso de desguace del que fuera Pacific Princess se alargó más de lo previsto debido a las escoras continuas de la nave, lo que dificultaba la realización de los trabajos.
(Fuente: maritimematters.com)

Volviendo al pasado jueves  cuando el reloj marcaba las cinco de la tarde el Pacific Princess iniciaba su maniobra de salida para dirigirse a su siguiente destino, el puerto de Gibraltar. Apenas una hora más tarde el gigante Independence of the Seas hacía lo propio pero a diferencia de lo realizado por su compañero de atraque el navío de Royal Caribbean puso rumbo norte en dirección a Southampton. Ambos navíos concluyeron con sus visitas del pasado jueves su presencia en la ciudad por este 2017 si bien ya han confirmado su recalada a los muelles herculinos para el próximo año; el Independence lo hará hasta en tres ocasiones estando la primera de sus visitas programadas para el mes de junio. El Pacific Princess no será tan repetitivo y tan sólo hará una escala en 2018. La fecha será el 9 de octubre.

El Independence of the Seas surcando aguas de la ría herculina, una espectacular estampa que se volverá a repetir en 2018.
(Foto: Manuel Candal)

 No quisiera terminar este doble post sin agradecer a dos buenos amigos y colaboradores su aportación al mismo en forma de excepcionales fotos. Manuel Candal y José R. Montero. ¡Un millón de gracias!

 (Foto: José R. Montero)
Salvo las que así lo indican, las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas
ellas.