A punto de acabar mayo, en plena temporada alta de cruceros en los muelles herculinos, las escalas se siguen sucediendo a buen ritmo. La última semana del mes se abrió con la visita de un nuevo gigante, el impresionante Sapphire Princess, que durante la jornada del pasado lunes cautivó con su presencia a los coruñeses.

Hoy va de princesas.

Procedente de Southampton, punto inicial de su actual singladura de una semana de duración, el buque propiedad de la naviera norteamericana Princess Cruises llegó a primera de la mañana con unos 2.600 cruceristas a bordo. A Coruña era para ellos la primera parada de un viaje en el que también recalarán en Bilbao, Le Verdon y St. Peter Port, en la isla de Guernsey antes de regresar a Southampton mañana sábado.

Construído en los astilleros japoneses Mitsubishi Heavy Industries de la ciudad de Nagasaki y puesto en servicio en mayo de 2004, el Sapphire Princess
es un buque de 115.875 toneladas de registro bruto y 14.601 toneladas de peso muerto que tiene unas
dimensiones principales de 288´3 metros de eslora, 37´5
metros de manga y un calado de 8´5 metros. En sus 13 cubiertas de pasaje la nave ofrece capacidad para 2.674 pasajeros en régimen de doble
ocupación gracias a sus 1.337 camarotes, de los cuales 750 (el 56% del
total) presentan terraza privada. La tripulación la componen 1.238
personas.

Una de las cosas más llamativas concernientes a esta espectacular nave es el contraste existente entre su aspecto exterior e interior; por fuera este impresionante ingenio flotante muestra una imagen moderna y muy llamativa a pesar de que se trata de un diseño muy extendido de la industria; a fín de cuentas el buque no deja de ser una modificación de la Grand Class, serie que vio la luz en el año 1998 con la aparición del Grand Princess y de cuyo diseño original surgieron un total de 11 unidades. El rasgo externo más definitorio del Sapphire Princess es posiblemente la presencia de las dos toberas situadas en los costados de la chimenea, unas estructuras que son simple atrezzo y que se instalaron para remarcar el especial tipo de propulsión de esta nave, que incluye turbinas de gas.

Arriba: Las toberas que pueden recordar a un avión a reacción, son simples elementos decorativos.
 Abajo: Vistas de la ciudad desde las cubiertas altas del Sapphire Princess.
 (Foto abajo: Fran Camino)

Todo lo moderna que luce por fuera esta princesa, se vuelve clásica en su interior. A bordo del Sapphire Princess todas y cada una de las estancias rezuman sobriedad por los cuatro costados; no busquéis salas hipercoloristas y llenas de brillos como en Costa o espacios llenos de tecnológicos y abrumadores «gadgets» como en Royal Caribbean. Aquí lo que se busca es crear un ambiente tranquilo y sosegado, y para ello nada mejor que una paleta de colores neutra y una decoración que en algunos detalles podría recordar a buques de hace años. No me malinterpretéis: no digo que el barco luzca desfasado sino que busca deliberadamente dar ese aire «retro» y lo consigue. A mí personalmente me gusta. Este carácter «serio» de sus interiores no es un rasgo que se ciña sólo a nuestro protagonista de hoy sino que se hace extensivo al resto de la flota de Princess Cruises.

Arriba: Las estancias comunes del Sapphire Princess presentan un ambiente clásico que se hace extensible al resto de barcos de la naviera.
Abajo: La Lotus Pool, piscina sólo para adultos, en la cubierta 16.
(Fotos: Fran Camino)

Tras una breve visita de apenas nueve horas, a las cuatro y media de la tarde el Sapphire Princess retomó su viaje poniendo rumbo a Bilbao. De momento el buque no tiene programadas más visitas a nuestra ciudad a corto o medio plazo. Agradecimientos a Fran Camino, autor de las estupendas fotos de los interiores del barco.

El Sapphire Princess se despide de A Coruña por tiempo indefinido.
Salvo las que indiquen lo contrario, las fotos de esta entrada han sido
realizadas por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas
ellas.