Presente y pasado.
(Fuente: Cruise & Maritime Voyages)

En la primera parte de esta entrada especial referente al 50 aniversario del buque Marco Polo había dejado la historia a principios de los 90 con nuestro protagonista abandonado a su suerte en Singapur a la espera de un más que probable fatídico final. Por fortuna un inesperado giro de los acontecimientos cambió la suerte del Aleksandr Pushkin cuando en febrero de 1991, tras casi un año de incertidumbre fue vendido a la naviera Orient Line, una marca de nueva creación fundada por Gerry Herrod, una de esas figuras imprescindibles para comprender la industria crucerística.

El Aleksandr Pushkin inició en la década de los 90 una nueva vida bajo el nombre de Marco Polo.
(Fuente: ss maritime)

Los planes de Herrod eran muy ambiciosos y se pusieron en marcha de inmediato; en primer lugar el navío viajó hasta los astilleros Neorion en Grecia donde a mediados de ese año se le realizó una reconfiguración de sus motores. A continuación el buque fue a los astilleros Perama, también en el país heleno, para realizar el grueso de los trabajos de remodelación. Dichos trabajos consistieron en una extensión de las cubiertas a popa, la inclusión de nuevos motores diesel y la adecuación de todos los componentes a la rigurosa normativa SOLAS. En el interior el barco se vació por completo rediseñándolo desde cero. Uno de los cambios vistuales más llamativos fue la prolongación de la chimenea a la que se le dio más altura con el objetivo de que las partículas expulsadas se dispersaran mejor y no cayeran sobre las cubiertas superiores.

 Una de las más importantes modificaciones llevadas a cabo en el «nuevo» Marco Polo durante su gran reforma a principios de los 90 fue la adición de la piscina de popa.
(Foto: autor desconocido)

 Tras dos años y medio de reformas y unos 60 millones de dólares invertidos finalmente en noviembre de 1993 el otrora Aleksandr Pushkin vio la luz bajo su nueva configuración y con su nueva denominación, Marco Polo. El nombre del famoso explorador italiano no se eligió por casualidad puesto que la Orient Lines ofrecía rutas por destinos muy lejanos y poco habituales en los círculos crucerísticos convencionales tales como el sureste asiático, África o la Antártida. Estaba claro que el nombre le iba como anillo al dedo. Un detalle muy indicativo de ese carácter aventurero del Marco Polo era que durante la época de los cruceros por la Antártida (de diciembre a febrero) el buque llevaba a bordo un pequeño helicóptero en su cubierta superior para que los pasajeros pudiesen realizar diversas actividades como avistamientos de ballenas o la observación de la fauna animal de la zona.

A pesar de que en esta foto aérea el Marco Polo ya navega bajo la librea de CMV resulta muy útil para que podamos ver el helipuerto situado en la cubierta superior
(Fuente: Cruise & Maritime Voyages)

Durante casi una década el Marco Polo disfrutó de una segunda juventud gracias a  este proyecto tan ilusionante pero
en 1998 tocó un nuevo cambio de aires cuando la Norwegian Cruise Line
(NCL)
se hizo con el dominio de esta pequeña naviera británica. Antes de
que sus nuevos propietarios tomaran medidas con su reciente adquisición
tuvo lugar un nuevo cambio de rumbo cuando la propia NCL pasó a manos
del gigante asiático Star Cruises que entró como un elefante en una cacharrería perjudicando con muchas de sus desacertadas decisiones la buena reputación de la Orient Lines.

Entra Star Cruises en escena. Se avecinan nubarrones.
(Foto: autor desconocido)

Perjudicado por sus propios dueños y víctima del inevitable paso de los años, el incombustible Marco Polo empezó a verle las orejas al lobo cuando sus contemporáneos de profesión comenzaron a desaparecer paulatinamente víctimas del soplete por obra y gracia de un proceso de gigantización en la industria crucerística que hoy en día ha alcanzado proporciones desorbitadas. Así nuestro protagonista se ha convertido en el último superviviente de los cinco  «továrishch» de la Ivan Franko-Class. El primero en caer fue curiosamente el último de la serie, el Mikhail Lermontov, que
tras sufrir un accidente en las costas neozelandesas en febrero de 1986
y hundirse con la pérdida de uno de sus tripulantes, se ha convertido en la actualidad en uno de los pecios más apreciados por submarinistas y más famosos del hemisferio sur. Sus otros compañeros no tuvieron un final
tan «épico» y fueron siendo desguazados progresivamente desde finales de los 90. Al Lermontov le siguió en 1997 el Ivan Franko y posteriormente lo hicieron el Shota Rustaveli (2003) y por último el Taras Shevchenko (2005). El Marco Polo se ha convertido en el último defensor del incalculable legado de tan gloriosa familia.

Los hermanos del Marco Polo fueron desapareciendo con el paso de los años. El primero en hacerlo fue el Mikhail Lermontov (arriba) víctima de un naufragio. Sus otros gemelos como el Taras Shevchenko (abajo) fueron siendo desguazados al quedar obsoletos.
(Fotos: shipspotting.com)

Tras varios años de maltrato comercial finalmente en junio de 2007 Star Cruises anunció la venta del Marco Polo al grupo griego Global Maritime que se hizo efectiva un año después. Con esta venta la naviera asiática también se cargó la Orient Lines que tras más de una década de actividad desapareció de la noche a la mañana dejando para siempre ligada a este nombre una gran reputación ganada a pulso gracias a un proyecto original y sobre todo muy bien trabajado. El objetivo de los nuevos propietarios del Marco Polo, Global Maritime, era el de buscar una naviera para arrendarles el barco y la encontraron en el operador alemán Transocean Tours, especializado en el mercado germano y británico. Una vez más y al igual que había hecho otras veces en su vida el Marco Polo desempeñó su misión con gran éxito demostrando que, a pesar de los años que portaba sobre sus cuadernas, tenía todavía mucho que ofrecer.

(Foto: Ian Boyle)

En un principio el chárter del Marco Polo a Transocean Tours debería haber durado hasta el 2012 pero las dificultades económicas por las que atravesó esta compañía a mediados de 2009 le obligaron a romper el acuerdo antes de lo esperado y el navío se quedó en el paro. Fue por poco tiempo ya que en 2010 el Marco Polo se embarcaba en su enésimo proyecto alquilado al operador inglés Cruise & Maritime Voyages, la marca que lo explota comercialmente en la actualidad y que se dedica en exclusiva al mercado británico ofreciendo rutas por el norte de Europa y el Mediterráneo en verano, y Sudamérica en invierno desde su puerto base de Tilbury (Reino Unido).

Las dificultades económicas obligaron a Transocean Tours a concluír el chárter del Marco Polo antes de lo previsto.
(Foto: Erik Laine)

 Y ahí sigue el bueno del Marco Polo prestando su diligente servicio año tras año y así hasta sumar los 50 de su longeva carrera, una carrera en la que además de algún que otro altibajo laboral también ha tenido varios sustos como es lógico en un navío que lleva navegando ya cinco décadas. Dos de los incidentes más importantes en la vida de la nave tuvieron lugar en 2014, el «annus horribilis» del Marco Polo. El primero de ellos sucedió el 14 de febrero cuando durante una travesía por el Canal de la Mancha el veterano navío se topó con una gran tormenta y fue golpeado por una gigantesca ola que provocó la rotura de varias ventanas hiriendo a 16 pasajeros, dos de los cuales, un hombre de 85 años y una mujer de 70 tuvieron que ser evacuados en helicóptero,. Lamentablemente el primero de ellos no pudo superar las heridas y falleció horas después. El Marco Polo, que navegaba rumbo a las Azores en el transcurso de una singladura de 54 días tuvo que poner final prematuramente al viaje seriamente dañado , y lo que es peor contando con una víctima entre su pasaje.

(Foto: Cruise & Maritime Voyages)

Tras el duro trance vivido a principios de ese año el Marco Polo se enfrentó en  noviembre a un nuevo contratiempo aunque esta vez se saldó sin daños entre los pasajeros y la tripulación. El suceso tuvo lugar en el puerto de Leknes, en las islas Lofoten (Noruega) cuando durante la maniobra de atraque el buque se desvió de su curso debido a los fuertes vientos reinantes y quedó varado en una zona poco profunda. Afortunadamente el Marco Polo no sufrió daños estructurales y con la ayuda de varios remolcadores pudo solventar el problema pero pese a la poca gravedad del incidente los medios de comunicación se ensañaron con el barco devolviendo a la palestra el accidente que el navío había tenido a principios de ese mismo año. Todo ésto le dio muy mala prensa al Marco Polo al que muchos tildaron de obsoleto y completamente descuidado.

2014 fue un año de aguas turbulentas para el Marco Polo.
(Foto: José R. Montero)

Nada más lejos de la realidad. Además de esplendidamente construído el Marco Polo es un buque que está impecablemente cuidado y puesto al día con sus periódicas paradas en dique seco para llevar a cabo los rutinarios trabajos de mantenimiento y las necesarias mejoras. Desde el 2013 estos trabajos se realizan de manera anual en los astilleros Damen Shiprepair de la ciudad de Vlissingen (Países Bajos); la última de las paradas tuvo lugar el pasado 3 de noviembre y en ella el profesional equipo del astillero holandés se esforzó para realizar una completa puesta a punto de nuestro protagonista en un tiempo récord: 40 días. Los trabajos incluyeron un repintado exterior completo (ahora el Marco Polo luce una franja blanca en su casco en lugar de la anterior color azul celeste), un exhaustivo mantenimiento de sus interiores así como el rediseño de algunas de sus estancias públicas, mantenimientos en la hélice y su eje, reacondicionamiento de los rodamientos en los motores principales, revisión de todos los grupos electrógenos y de los sistemas de aire acondicionado así como diversos trabajos de acero en el casco de la nave. Un punto importante de esta revisión fueron sus botes salvavidas, que fueron retirados, limpiados y revisados así como todo el sistema de cabestrantes y demás elementos de seguridad. Tras esta «ITV express» el Marco Polo, de nuevo en plena forma, partió el 14 de diciembre rumbo a Reino Unido para iniciar sus cruceros navideños y de fin de año.

Arriba: El Marco Polo sale del dique cubierto de los astilleros Damen el pasado mes de diciembre tras los trabajos de mantenimiento rutinarios luciendo una línea blanca muy favorecedora.
Abajo: Dichos trabajos incluyeron un completo repaso al casco de la nave así como un repintado total.

(Fuente: Damen shipyards)

Y si antes mencionaba a 2014 como uno de los peores años en la historia del buque, no cabe duda que 2015 fue uno de los mejores; un año que pasará a la posteridad por ser el de su 50 aniversario. La fecha exacta de esta efeméride tuvo lugar el 15 de agosto cuando el Marco Polo se encontraba en la localidad canadiense de Saguenay como parte de su viaje conmemorativo de 36 noches de duración que se había iniciado en tierras británicas Esta pequeña localidad del noreste canadiense se volcó para honrar al venerable cumpleañero; no faltó ni la tarta, o mejor dicho 50 tartas de arándanos con las que el buque fue recibido a pie de muelle. La jornada siguiente el Marco Polo llegó a Montreal donde también fue recibido con honores por parte de varios remolcadores que lanzaron cortinas de agua con sus cañones. Días después el navío celebró por todo lo alto otra gran evento, la visita a la ciudad de Quebec, la primera tras 50 años de ausencia cuando todavía con el nombre de Aleksandr Pushkin el barco tocó este puerto durante su viaje inaugural.

El Marco Polo es un navío espléndidamente cuidado en cuyo interior no hay un sólo hueco donde se perciban sus más de 50 décadas de existencia. En la foto podemos ver uno de sus salones públicos, el Columbus Lounge.
(Fuente: ss maritime)

Hace unas semanas el Marco Polo inició una nueva temporada crucerística, la quincuagésimoprimera de su vida marinera; lo hizo una vez más tapando las bocas de aquellos que no daban un duro porque un barco de su edad y tipología siguiera a estas alturas de la película no sólo navegando sino haciéndolo con un importante éxito comercial. Año tras año muchos se empeñan en «retirarlo» y este incombustible oceánico siempre les gana la partida. Por algo el Marco Polo no es un barco como los demás; en un mundo de gigantes sin carácter propio, él tiene el suyo forjado a base de recibir golpes de mar en su amura, de dar innumerables pantocazos sobre un mar en muchas ocasiones hostil, en definitiva de vivir mil y una peripecias navegando durante más de 50 años. El del Marco Polo es el espíritu mismo de la navegación. Quizás no dentro de mucho el inexorable paso del tiempo acabe haciendo desaparecer a este pedazo de historia flotante de nuestros mares pero lo que nunca nadie podrá hacer con él es borrarlo de la historia de marítima de este siglo y del anterior donde figura con letras de oro convertido ya en un auténtico mito con mayúsculas. Sóviet supremo.

Dos leyendas en una sola foto: El Marco Polo transita por delante de la Torre de Hércules durante una de sus salidas del puerto coruñés.

Para finalizar quisiera agradecer a mi amigo Jose Montero su colaboración en forma de fotos. Parte de la información de esta entrada especial dedicada al Marco Polo está extraída de la estupenda página ssmaritime.com, una auténtica delicia para todos aquellos que gozamos leyendo curiosidades sobre este tipo de naves.