Tuning: Dícese de la modificación física que tiene como misión la mejora de la parte visual o sonora de un objeto.

(Foto: Manuel Candal)

En la que supone su segunda escala del año, convirtiéndose así en el primer barco que repite visita en 2013, el pasado viernes 19 de abril el puerto de A Coruña recibió la visita del buque inglés Oriana de la naviera P&O Cruises. Procedente de Leixoes, poco antes de que el reloj señalase las 07:00 horas y entre las primeras luces que asomaban por el horizonte, el majestuoso navío maniobraba lentamente en busca de su acomodo temporal en el muelle de transatlánticos para permitir que parte de su pasaje, británicos en su mayoría, pudiesen bajar a tierra para visitar los rincones más destacados de la ciudad herculina así como parte de sus alrededores.

Quizás la definición con la que comienza este post les haya dejado un tanto descolocados y es que tratándose de barcos hablar del tuning o del tuneo parece un poco fuera de lugar por la asociación que hacemos de este término con el mundo del automóvil. Evidentemente en buques no se da como tal puesto que la construcción naval tiene una finalidad meramente funcional y no estética; baste ver según que tipo de naves/engendros flotantes para darse cuenta de esta afirmación, pero últimamente se está dando un fenómeno que bien se pudiera considerar análogo al definido en el encabezado.

Los más observadores ya se fijarían en su primera escala del año el pasado día 20 de marzo; los que estén familiarizados con la silueta de nuestro protagonista de hoy habrán observado que, tras un período de dos años sin visitas a la ciudad, se ha producido un gran cambio estético en la popa del Oriana donde ahora aparece una especie de protuberancia o prolongación del casco a la altura de la línea de flotación. Dicha estructura se conoce en el argot naval como popa tipo «ducktail» (literalmente «cola de pato»).

Por definirlo de una manera bastante simple les diré que un ducktail o una popa tipo ducktail es un alargamiento en la base de la popa mediante una estructura plana y para explicar los beneficios que producen este tipo de apéndices en los buques hay que aportar ciertas nociones de física (tranquilos, no hace falta coger apuntes).

Cuando un barco navega genera una ola de proa. Es, para entendernos, como si el buque tuviese que ir saltando pequeñas vallas que el mismo produce en su avance. El ducktail lo que consigue es una sustentación dinámica en la popa (como si la elevara) que crea un efecto positivo en la resistencia de la nave, es decir, que el buque presenta menos resistencia en su avance por el agua lo que se traduce en un ahorro de combustible. Un beneficio secundario que presentan estas estructuras es que otorgan mayor estabilidad al barco.

(Foto: Manuel Candal)

Aplicando la lógica es sencillo ver como ambas características son muy ventajosas para el caso concreto de la industria crucerística y por ello el uso de este tipo de estructuras se ha puesto muy en boga entre los
diseños de los modernos barcos de pasaje de manera que muchas de las
últimas construcciones salidas de los astilleros ya lo incorporan. Incluso existen casos en los que unidades
gemelas sólo se diferencian entre ellas por la presencia o ausencia de
este elemento. El ejemplo más claro está en la misma naviera a la que
pertenece el Oriana, donde el Ventura y el Azura sólo son distinguibles a
simple vista porque este último sí presenta la morfología «patuna».

Las unidades más antiguas también son víctimas de esta nueva moda y muchas de las que no presentaban este artefacto son enviadas a «quirófano» para ser tuneadas. Es un fenómeno que está afectando sobre todo a unidades construidas en
la década de los 90 y nuestro Oriana, nacido por aquellas
fechas, no podía pasar por alto esta tendencia.

El proceso de reforma del Oriana fue llevado a cabo en los astilleros Blohm & Voss (Alemania) adonde el buque llegó a mediados de noviembre de 2011 permaneciendo allí por espacio de cuatro semanas. En los astilleros germanos además de su nueva parte trasera el Oriana fue sometido a otros trabajos de mantenimiento tales como el desmontaje y revisión de los ejes propulsores de popa, reacondicionamiento y renovación de motores, máquinas, tuberías, sistemas eléctricos y de control, vaciado, limpieza e inspección de tanques y trabajos menores de acero. En definitiva; una ITV de manual. Tras esta exhaustiva el Oriana volvió al servicio comercial con su nuevo aspecto el 17 de diciembre de ese mismo año.

En esta foto podemos ver al Oriana durante los trabajos de remodelación a los 
que fue sometido en los astilleros Blohm & Voss. Se puede ver claramente 
que el «ducktail», todavía sin pintar, está siendo fijado en la popa de la nave.
(Fuente: orianaof1995.blogspot.com)

Lo que sucede con los barcos con la popa reformada es que, acostumbrados a verlos con su morfología original nos cuesta asimilar el cambio visual, proceso que es más radical cuanto mayor es el tamaño del apéndice añadido. Y es que ha habido casos en los que la adición de este elemento ha hecho que la estética del barco haya quedado ciertamente comprometida;  el caso más claro lo encontramos en el veterano Athena, cuya reforma a principios de los 90 le colocó a popa un enorme «ducktail» que le da un aspecto que denominaremos como «peculiar» para ser politicamente correctos.

Antes y después: Entre estas 2 fotos hay seis años de diferencia y en ellas podemos ver 
la popa del Oriana antes (arriba) y después (abajo) de la adición del ducktail.

Para el caso concreto del Oriana he de decir que, en mi modesta opinión, la estructura queda estéticamente bien integrada y si bien no ha mejorado la bonita estampa marinera de este precioso buque al menos tampoco la ha echado a perder. Claro que el aspecto externo de los barcos poco preocupa a las navieras y quizás sólo interese a los que gustamos de colocarnos en algún punto privilegiado de la costa por el simple placer de verlos navegar.

El Oriana poniendo rumbo al Reino Unido. En primer término aparecen el yate  
Tumberry C y el precioso velero Kapitan Borchardt.

Nos parezca más o menos acertado esteticamente, lo cierto es que nos tendremos que acostumbrar a la nueva imagen que luce el Oriana. A ello ayudará sin duda las 4 visitas que la nave tiene previsto realizar en A Coruña de aquí a final de año, para acabar 2013 con un total de 6 escalas. La segunda de ellas se cerró  pasadas las 4 y media de la tarde cuando el buque soltó amarras para poner rumbo al puerto de Southampton. El próximo 16 de julio, si no hay cambios de última hora tendremos una nueva oportunidad de ver a este bellísimo navío británico, el último en sumarse al «club de los patos».

(Foto Manuel Candal)
Agradecimientos como es habitual a mi amigo Manuel Candal por las sensacionales fotos suministradas para la elaboración de esta entrada.