Tras dos meses y medio de parón, la actividad crucerística regresó al puerto de Ferrol este lunes con la visita del crucero de lujo Seven Seas Navigator, perteneciente a la naviera norteamericana Regent Seven Seas Cruises.
La actividad crucerística regresó a Ferrol tras varios meses de parón con la visita este lunes del Seven Seas Navigator.


A las 9 de la mañana el navío de pasaje maniobraba ya en las proximidades de la dársena de curuxeiras para atracar en las instalaciones departamentales y de paso dar por concluída la atípica sequía crucerística que venían sufriendo los ferrolanos este verano. Procedente de Bilbao el Seven Seas Navigator trajo a la ciudad vecina a algo más de 400 pasajeros que disfrutan estos días de una singladura de 11 noches de duración con salida desde Amsterdam y escalas en Zeebrugge (el puerto de Brujas), Nantes, Le Verdon, Bilbao, Ferrol, Leixoes (para visitar Oporto), Lisboa y Cádiz antes de poner punto y final al viaje en Barcelona el próximo sábado. Eso para la gran mayoría de los cruceristas porque otros se encuentran realizando una ruta mayor, iniciada el pasado 21 de junio en el puerto de Nueva York y que concluirá de nuevo en la «ciudad que nunca duerme» el próximo 18 de septiembre tras  89 días de travesía. Tres meses de crucero a un precio prohibitivo; Sólo la ruta de 11 noches entre Amsterdam y Barcelona partía de los 10.000 euros.

La de esta semana ha sido la segunda escala del Seven Seas Navigator en la dársena ferrolana tras su debut en octubre del año pasado.
El Seven Seas Navigator no destaca precisamente por sus medidas; se trata de un buque de 28.550 toneladas de registro bruto que presenta unas dimensiones principales de 170´6 metros de eslora, 21´8 metros de manga y un calado de
6´8 metros. En sus 8 cubiertas de pasaje el navío, que está abanderado en Bahamas, tiene una capacidad de 495 pasajeros en doble acomodación a los que hay que sumar las 325 personas que componen su tripulación. En el apartado mecánico cuatro motores Wärtsila 8L38 generan una potencia total de 28.539 caballos que son utilizados para mover dos hélices de paso variable, encargadas de propulsar el conjunto hasta los 20 nudos de velocidad máxima.
Así vistas las cifras que rodean al Seven Seas Navigator son bastante discretas pero no ocurre lo mismo con su historia, una de las más curiosas de toda la industria crucerística y que paso a relataros a continuación.
Y es que para hablar de los orígenes de este barco hay que remontarse a una época no muy lejana pero que a los más jóvenes les sonará surrealista; cuando Europa se hallaba dividida en dos bloques políticos irreconciliables. A nuestro protagonista de hoy hay que buscarlo al otro lado del telón de acero, en la ya desaparecida U.R.S.S.. A finales de la década de los 80 se construía allí, en los astilleros Admirality Yards de Leningrado (hoy San Petersburgo), el primero de los tres buques de la clase Akademik Nikolay Pilyugin, una serie de naves diseñadas para el seguimiento de la flota occidental, lo que en argot soviet era un buque espía de los de toda la vida; bueno éste era algo diferente y es que en el momento de su colocación en grada (1988) el Akademik Nikolay Pilyugin estaba llamado a ser el mayor buque espía de toda la flota soviética. Sin embargo al año siguiente hubo un «ligero» cambio de planes…
Los orígenes del Seven Seas Navigator son bastante curiosos.

El
9 de noviembre de 1989 tuvo lugar la histórica caída del muro de
Berlín
, y con él la de todo el bloque comunista. Por contra de lo que se
podría pensar la construcción del
Akademik
Nikolay Pilyugin
continuó adelante hasta que en agosto de 1991 el barco
fue lanzado al agua. Sin embargo la convulsa situación política en la
antigua Unión Soviética haría que el barco no llegase a entar en
servicio, quedando suspendidos los trabajos a finales de 1993. Durante
varios meses el navío inacabado permaneció abandonado a su suerte a la
espera de la resolución de un futuro cuanto menos incierto.
Pese a la caída del muro de Berlín, el Akademik Nikolay Pilyugin llegó a lanzarse al agua pero nunca llegaría a operar en la configuración con la que fue diseñado.
(Fuente: niskgd.ru)
 Tras un largo período de incertidumbre el Akademik Nikolay Pilyugin encontró la luz al final del túnel cuando fue adquirido por V-Ships, una empresa de gestión naval que por aquella
época había encontrado un filón en la búsqueda de buques inacabados por los
antiguos astilleros soviéticos con el objetivo de reconventirlos en
cruceros de lujo. Éste fue el proceso que se había seguido algunos años
antes con el antiguo Minerva, un buque de cruceros muy habitual hasta
hace unos años por A Coruña y que en la actualidad ha sido reconvertido
en yate privado.

V-Ships llevó a su nuevo «medio-buque», ya rebautizado con el menos
soviético nombre de Blue Star, hasta los astilleros Mariotti de Génova,
donde durante un período de 9 meses se dedicaron a deshacer el camino
andado retirando todo lo innecesario de la estructura: motores, puente,
cubiertas superiores, plataformas para antenas satelitales… A mediados
de 1998 el Blue Star, eliminado de todo lo superfluo,
entró en dique seco para iniciar las labores de construcción. Apenas un año después y tras una inversión que rondó los 200 millones de dólares, el llamado a ser buque espía del enemigo occidental se había reconvertido en el paradigma del capitalismo: una nave de cruceros de gran lujo. 


Arriba: El Akademik Nikolay Pilyugin en las instalaciones de Mariotti y ya rebautizado como Blue Star a la espera de que comiencen los trabajos de retirada de todo aquello no aprovechable para su futuro rol como buque de pasaje.
Abajo: Cuesta creer que el buque de la foto de arriba sea también éste, sin embargo hay un detalle que delata su origen y son sus escobenes, cuyo diseño es el típico de la construcción naval soviética.
 (Fuente foto de arriba: Wikipedia)


En agosto de 1999 el buque pasó a mano de su operador, la naviera
norteamericana Radisson Seven Seas Cruises, firma que en sus inicios
estuvo ligada a V-Ships, y que decidió bautizar a la nueva nave como
Seven Seas Navigator
, iniciando de esta manera la tradición de bautizar a
todos los barcos de la compañía (hoy ya conocida como Regent Seven Seas
Cruises
) con esta fórmula. En la actualidad el Navigator es el más
pequeño de los cuatro buques que componen su flota, junto con el Seven
Seas Voyager
, el Seven Seas Mariner y su buque insignia, el Seven Seas
Explorer
, y es posiblemente el menos agraciado en términos estéticos pero
sin lugar a dudas es el que tiene una biografía más interesante. A fin
de cuentas pocas naves de crucero pueden presumir de tener un pasado
como espía soviético.

Tras 10 horas de estancia en aguas ferrolanas el Seven Seas Navigator partió minutos antes de las siete de la tarde rumbo a su próximo destino, la dársena de Leixoes. El buque ya ha confirmado su presencia en el puerto departamental para la temporada 2020, año que también verá el debut de su compañero de naviera, el Seven Seas Splendor. La actividad crucerística regresará a Ferrol el próximo 13 de septiembre con la escala del buque Balmoral.
Rumbo a Leixoes.
Salvo las que indican lo contrario, las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas ellas.