Septiembre sigue la buena cadencia de escalas de buques de crucero en A Coruña y cuando hemos sobrepasado ampliamente el ecuador del mismo los números  auguran un gran resultado final. Aún con ocho días por delante nos quedan varias visitas por disfrutar, algunas de ellas de especial relevancia, pero antes de seguir adelantando acontecimientos hoy toca hablar del protagonista de la jornada del pasado sábado, que no fue otro que el buque Costa Neoromantica.




Procedente de Santander y enmedio de una espesa niebla que dio paso a una soleada jornada, el Costa Neoromantica llegó a la ría herculina poco antes de las ocho de la mañana y tras un giro en aguas interiores quedó amarrado en el muelle de trasatlánticos media hora más tarde. A bordo del buque de bandera italiana propiedad de la naviera Costa Cruceros unos 1.450 pasajeros que realizan una travesía de 15 días de duración con inicio en Hamburgo, final en Savona y escalas en los puertos de Le Havre, Leixoes o Gibraltar entre otros.

Una espesa niebla recibió al Costa Neoromantica a su llegada a A Coruña el pasado sábado.

Construído como Costa Romantica  en los astilleros italianos Fincantieri y botado en 1993 este navío es junto a su cuasigemelo Costa Neoclassica la unidad más antigua de la compañía italiana. Se trata de un buque de 56.769 toneladas de registro bruto con unas dimensiones generales de 220 metros de eslora, 31 metros de manga y 7´8 metros de calado que en sus 12 cubiertas de pasaje puede alojar a 1.800 pasajeros en capacidad máxima atendidos por una dotación de 622 personas.


 

(Foto: Manuel Candal)

La naviera del Costa Neoromántica, Costa Cruceros, a pesar de ser una de las más conocidas para el gran público no es de las compañías que más se prodigan por aguas de A Coruña, sin embargo este 2015 está siendo diferente y los transalpinos han tenido una presencia destacada con las dos escalas del Costa Fortuna y la primera (y última) del Neoromantica el sábado. Quizás éste último no sea el barco más espectacular de su flota; de hecho no destaca en absoluto por su tamaño y en cuanto a su aspecto diré utilizando un eufemismo que es el que tiene una estética más controvertida. Claro que ésto tiene un porqué que intentaré aclarar a continuación.


Il brutto anatroccolo (o sea, el patito feo).

Existen pocas experiencias tan agradables a bordo de un crucero que la de levantarse de la cama, asomarse al balcón de tu camarote y observar como el paisaje ha cambiado de un día para otro:  Un día Barcelona, otro Venecia, otro Estambul… Es por ello que donde antes los balcones se reservaban a las suites más lujosas hoy su uso se ha ido generalizando hasta convertirse en tendencia en la industria crucerística actual. Ésto ha llevado a las compañías a construír naves con un mayor porcentaje de este tipo de camarotes lo que ha implicado un radical cambio en la morfología exterior de las mismas. Los barcos de pasaje actuales cada día se parecen más a grandes bloques de apartamentos con sus numerosas cubiertas atestadas de balcones a modo de pequeñas celdas, como si de un inmenso panal flotante se tratase. Cualquier parecido de los modernos megacruceros actuales con los navíos clásicos es pura coincidencia. y ésto se debe en gran parte a los «balconcitos» que hoy en día son «trending topic» en el mundillo cruceril,

¿Es un barco o es un edificio?. Mitad y mitad. Es el Britannia de la P&O.

La moda de las verandas, como se denominan en el mundo anglosajón comenzó a principios de la pasada década hasta llegar a los extremos alcanzados a día de hoy donde en ocasiones  al mirar hacia el puerto se nos plantea la duda de si el artilugio recién llegado es realmente un barco o bien un edificio con propulsión propia. Los buques construídos antes de esa fecha son muy distintos, mucho más agraciados esteticamente y con una estampa mucho más marinera, características éstas que importan bien poco en el sector. La aparición de esta auténtica revolución balconiana dejó a los buques nacidos en la década de los 90 en una situación comprometida respecto a la «nueva ola» de navíos recién construídos ya que su oferta resultaba menos atractiva. Para poder competir con ellos y hacerlos de nuevo llamativos para los futuros clientes las compañías han optado en su mayoría por reformarlos tratando de incluír dentro de lo que las leyes de la física (y la seguridad marítima) les permiten nuevos camarotes con balcón o reformando los ya existentes para que adquieran esta característica.






Claro que hay reformas y reformas.  Como ya dije antes el último criterio que se tiene en cuenta es la imagen final por lo que buques que han pasado por quirófano como por ejemplo el Oriana,  el Veendam o el Splendour of the Seas, todos ellos de la misma quinta, han salvado la situación a nivel estético bastante bien… otro cantar es lo que han hecho con nuestro protagonista de hoy.

A principios de esta década totalmente obsoletos frente a la competencia, los buques Costa Classica y Costa Romantica se acercaban  a su 20 aniversario y tenían medio pie fuera de la naviera por lo que Costa Cruceros decidió tomar cartas en el asunto. A finales de 2011 el Romantica fue enviado a Génova para ser transformado radicalmente en un  navío totalmente nuevo mediante una severa operación de cirujía. Resumir los trabajos realizados en esta «operación renove» es un poco complicado pero en esencia al buque le añadieron dos medias cubiertas a proa retirando una de las señas identidad del barco, la estructura circular correspondiente a la discoteca. El teatro fue desplazado para dejar más sitio al Samsara Spa y en lo referente a los alojamientos se crearon 111 camarotes y se añadieron 150 balcones a camarotes ya existentes.

El cambio más dramático a nivel estético, es evidente, fueron sus dos nuevas medias
cubiertas situadas a proa donde van colocados la mayoría de los nuevos
camarotes. Para evitar un excesivo aumento de peso las cubiertas
añadidas fueron fabricadas mayoritariamente en aluminio pero aún así las características técnicas de la nave se vieron inevitablemente modificados, incluído su calado que aumentó en unos centímetros. La reforma tuvo un coste de 90 millones de euros y fue tan radical que los de Costa se vieron obligados a cambiarle el nombre a su (casi) nuevo navío… y el Costa Romantica se convirtió en Costa Neoromantica. Ahora el buque sí puede hacer frente a la demanda de camarotes con balcón (antes sólo tenía 10) pero aún así ni se acerca a los ratios que ofrecen las unidades recién salidas de los astilleros; así por ejemplo su compañero de flota y buque insignia de la compañía, el Costa Diadema presenta balcón en el 41% de sus 1.862 camarotes mientras que nuestro «nuevo romántico» presenta esta característica sólo en el 19% de sus alojamientos.

Arriba: Las dos cubiertas superiores (flechas amarillas) se añadieron durante la reforma y son de aluminio para ahorrar peso. El piso inmediatamente inferior (flecha negra) fue profundamente reformado para admitir más camarotes con balcón.
Abajo: El efecto visual que estas nuevas cubiertas provoca en el Costa Neoromantica es muy negativo.



No todo son buenas noticias. El nuevamente competitivo Costa Neoromantica se ha convertido con la reforma en uno de los buques más incómodos de ver (no diré feo) de toda la industria y lo es porque  todo le perjudica: es demasiado corto, algo que queda aún más acentuado con la adición de las dos cubiertas a proa. Además al tratarse de dos medias cubiertas (no ocupan toda la eslora) la sensación que provoca es que el buque está inacabado. Visto de proa  es un auténtico mamotreto sin gracia y los nuevos camarotes con balcón añadidos a media eslora parecen un pegote puesto sin mucho sentido. En resumen resulta sumamente complicado buscar un ángulo en el que el Neoromantica resulte algo agraciado.

El antiguo Costa Classica (foto de arriba) nos sirve de modelo para ver el radical cambio sufrido por su gemelo Costa Romantica, el actual Neoromantica (foto de abajo). En cuestión estética resulta bastante notorio que la reforma le ha perjudicado.

Volviendo al sábado pasado, minutos después de las siete de la tarde el Costa Neoromantica decidió despedirse de la ciudad y lo hizo efusivamente con abundante aparato sonoro o lo que es lo mismo, a bocinazo limpio. Tras hacerse notar a base de ruído el navío italiano aumentó revoluciones una vez superado el dique de abrigo y puso proa al sur con destino a tierras portuguesas. En 2016 el Neoromantica tiene prevista una nueva escala en A Coruña y por supuesto, bonito o no, lo recibiremos con los brazos abiertos.

El Neoromantica se despidió de los coruñeses a golpe de bocina.
(Foto: Manuel Candal)

Agradecimientos a mi amigo Manuel Candal, habitual colaborador y suministrador de fotos, siempre excepcionales.