Estar en una nube. Una expresión que utilizamos de manera coloquial para indicar esa indescriptible sensación de felicidad superlativa producida por las más variadas razones y que de vez en cuando alcanzamos en nuestra vida. Y para lograr ese grado de alegría absoluta en el que nos sentimos como si flotáramos ayudan unas buenas vacaciones realizando el viaje de nuestros sueños y donde un crucero siempre es una excelente opción…

…Más si es a bordo de un navío tan formidable como nuestro protagonista de hoy. Se trata del Silver Cloud, un pequeño buque de cruceros convertido ya en todo un clásico de los muelles herculinos y que nos visitó el pasado día 10 de septiembre. El navío de bandera bahameña llegó a la ría herculina el pasado miércoles sobre las 07:00 horas cuando A Coruña todavía se desperezaba dispuesta a afrontar una nueva jornada. Con las primeras y tímidas luces del día se colocaba la escala de acceso en el Silver Cloud, ya firmemente amarrado a los norays del muelle de trasatlánticos, para permitir bajar a tierra a su selecto y reducido pasaje con el objetivo de realizar las oportunas excursiones contratadas. El grado de satisfacción de los 300 pasajeros que el Silver Cloud trajo a la ciudad podemos presuponerlo muy alto a la vista de las buenas opiniones que siempre rodean a este lujoso navío; de lo que no cabe ninguna duda es que esos tres centenares de afortunados estaban literalmente en una nube (plateada).

Una nube (de Bahamas).

El Silver Cloud (en inglés «nube plateada») es propiedad de la naviera italiana pero con sede monegasca Silversea Cruises, especializada en el segmento más exclusivo del sector crucerístico, y tanto él como la mayoría de sus elitistas compañeros de flota son viejos conocidos de los muelles herculinos siendo raro el año en el que alguno de sus componentes no rinde visita a nuestra ría. La del pasado miércoles es la primera y única escala de esta lujosa nave a nuestra ciudad prevista para este 2014.

Silversea, sinónimo del lujo más extremo.

Lujoso y elitista. El vocabulario empleado para definir a este buque y a cualquiera de los barcos que visten sus mismos colores corporativos no está escogido al azar puesto que el Silver Cloud es de lo más selecto de la industria crucerística a nivel mundial y pertenece a ese nicho de mercado donde cada detalle es mimado hasta el extremo para que el viajero disfrute de una experiencia inigualable. Una liga donde sólo compiten un pequeño grupo de elegidos y donde Silversea es uno de los pesos pesados en dura pugna con navieras como Seabourn, Seadream u otros nombres ya destinados a algún mercado concreto como por ejemplo Compagnie du Ponant, dirigido eminentemente al mercado francófono.

El Silver Spirit (en la foto) es en la actualidad el buque insignia de la exclusiva naviera Silversea.

Unos cuantos datos bastan para darse cuenta de qué niveles de lujo se puede encontrar uno en esta «nube plateada». En primer lugar el ratio pasajero / tripulante, ese indicativo de cuantos pasajeros «le tocan» a cada tripulante y que en esencia viene a expresar el nivel de servicio a bordo; el Silver Cloud alcanza una cifra de 1.4 dentro de una escala en la que el 2 supone la entrada al terreno del lujo y todo lo que sea bajar una décima de ese guarismo significa un gran salto cualitativo. Pueden imaginarse entonces lo que puede llegar a ofrecer esta nave con una cifra como la que consigue y que muy pocas veces se alcanza en la industria de la navegación de placer.

La mayoría de alojamientos a bordo del Silver Cloud presenta la característica terraza.

Otro apartado indicador de la exclusividad de este barco es su espacio; puede parecer una auténtica paradoja viendo sus discretas dimensiones pero ésto no debe llevarnos a engaño. A bordo de este oasis flotante sólo viajan 300 pasajeros, lo que provoca que la sensación de espacio en el interior sea enorme hasta el punto de que sus afortunados inquilinos sienten el buque  como si fuese su propio yate privado. A ello contribuye también sus espectaculares alojamientos; las 148 suites (puesto que no hay camarotes al uso) que presenta el Silver Cloud son en su totalidad exteriores y el 75% de las mismas cuentan con terraza privada. Sus tamaños van desde los 22 metros cuadrados de la más «modesta» hasta los 85 metros cuadrados de la  suite del armador, la auténtica joya de la corona situada en la cubierta 8 y que ofrece en su interior dos dormitorios con cama de matrimonio cada uno con su sala de estar, un comedor separado, dos baños con mármol y una enorme bañera en el principal y un amplio ventanal del suelo al techo que da a una terraza con el suelo forrado en madera de teca. En resumen el Silver Cloud hace justicia al dicho de que las buenas esencias siempre se venden en frascos pequeños.

Una de las elegantes suites a bordo del Silver Cloud.
(Fuente: Silversea)

Tras una escala de 9 horas en A Coruña finalmente el Silver Cloud soltó amarras a media tarde y puso rumbo a tierras portuguesas en busca de su siguiente destino. Sin más visitas por este año tendremos que esperar a 2015 para volver a ver a la nube plateada por nuestra ría, uno de los mejores ejemplos de lujo y exclusividad dentro de la industria de los cruceros.

La luna llena sobre la «nube plateada».