Destacar a veces no es fácil. Destacar por encima de algo realmente bueno puede ser complicado en extremo. Pero destacar sobre algo ya de por sí excelso constituye toda una proeza al alcance de muy pocos. En el mundo de los cruceros, donde la calidad y el lujo parece no tener límites, el Silver Spirit es de las pocas naves capaz de alcanzar tal hazaña.

Y hay que reconocer que su caso es digno de elogio puesto que su naviera, Silversea, constituye junto a Seabourn la apuesta por el lujo más extremo que pueda existir en alta mar y pretender superar los estándares de calidad presentes en el resto de la flota de esta compañía parecía imposible….
Imposible hasta que llegó el Silver Spirit ya que con esta nave han vuelto a redefinir el concepto lujo.

El coqueto buque italiano llegó a la ciudad hacia las 07:30 procedente del puerto de Southampton. En su primera escala en A Coruña durante la maniobra de atraque ya exhibió dos de sus características más destacadas: su agraciada imagen externa y su extraordinaria insonoridad que hizo que tan sólo se escuchara un imperceptible zumbido mientras el barco realizaba un grácil giro para atracar dando atrás en el muelle de trasatlánticos.

Construido en 2009 en la sede que los astilleros Fincantieri tienen en la ciudad italiana de Ancona, desde el inicio del proyecto todo los parámetros estuvieron orientados a la búsqueda del lujo extremo. Se trata de una nave de 36.000 toneladas de registro bruto, cifra que quizás consideremos pequeña viendo la tendencia crucerística actual con unidades que rara vez se quedan por debajo de las 100.000 toneladas, pero si tenemos en cuenta el tamaño de los barcos que componen la flota Silversea (el Whisper y el Shadow eran hasta ahora con 28.000 toneladas los más grandes de la naviera) estamos hablando de un buque que supera en cuanto a tamaño todas los cifras marcadas hasta ahora por la pequeña naviera de origen italiano.
No sólo el tamaño constituye una nuevo hito dentro de Silversea. La disposición interna de la nave supone una nueva vuelta de tuerca en cuanto a calidad (y créanme cuando les digo que esa tuerca, en el caso de esta Silversea se encontraba ya muy apretada) y sus instalaciones a bordo simplemente se pueden calificar como sublimes.

Su capacidad máxima es de 540 pasajeros alojados en 270 camarotes. ¿He dicho camarotes?. Perdón, ha sido lapsus. A bordo del Silver Spirit no hay de eso; Sólo hay suites. Con varios tamaños, que se inician en los 29 metros cuadrados, pero con una misma disposición general: una zona independiente a modo de sala de estar, baños con acabados en mármol, televisión de pantalla plana incrustada detrás de un gran espejo y un sistema de iluminación que varía dependiendo de la hora del día. El 95% de esos «camarotes» cuentan con balcón privado. La guinda que redondea a estas magníficas estancias es la presencia de un servicio de mayordomo en cada una de ellas las 24 horas del día; una esquisitez que el Silver Spirit se puede permitir gracias a una dotación de 376 personas y que le otorgan un ratio pasajero-tripulante bestial: ¡1,4! (por debajo de 2 ya es una animalada).

No te preocupes. Si alguna vez tienes la suerte de alojarte en uno de los 
«camarotes» del Silver Spirit es perfectamente comprensible que no bajes 
a tierra en alguna de las escalas.
(Foto: Crucerosblog.com)

Claro que todo esto tiene un precio; en un crucero de 7 días con salida desde Barcelona en una compañía estándar los precios arrancarían sobre los 600 euros, mientras que para «vivir la experiencia Silver Spirit» con un recorrido similar de la misma duración habría que empezar en los 3.000 euros. Como consuelo les diré que no hace falta sumar las propinas ya que éstas no se admiten.

El Silver Spirit «disfrutando» del mar de fondo coruñés.

Con una hora de retraso sobre el horario inicialmente previsto, el Silver Spirit soltó amarras a las 19:00 horas para dirigirse hacia el puerto de Vigo, continuando así la tournée por tierras gallegas. Por aquí esperamos verlo de nuevo lo más pronto posible, aunque desgraciadamente no será este año.