El nombre de Viking Sky fue noticia toda este fin de semana en los medios de comunicación locales. No era para menos. Los coruñeses llevábamos la friolera de 576 días sin ver aparecer un crucero por las inmediaciones del muelle de trasatlánticos. Concretamente desde el 13 de febrero del maldito 2020. El Ventura era hasta hace unas pocas horas el último vestigio de la importancia que este tipo de tráficos había alcanzado en nuestro puerto. Después de eso nada… hasta este sábado.

En la anterior entrada del blog os conté los principales detalles de una jornada festiva que supuso el feliz regreso de estos gigantes a nuestra ciudad, pero como eran muchas las cosas que había que contar he reservado para hoy algunas curiosidades y datos sobre el buque que el pasado sábado centró la atención de toda una ciudad.

Un vikingo nacido en Italia

Y para empezar nada mejor que unos datos generales sobre el protagonista de la noticia. El Viking Sky luce con orgullo la enseña noruega pero sus orígenes se encuentran bastante lejos del país escandinavo. Se construyó en Ancona, una de las sedes de los astilleros italianos Fincantieri, y entró en servicio a finales de febrero de 2017. Acostumbrados como estamos (o estábamos) a ver atracar gigantescas ciudades flotantes en nuestro puerto, este drakkar moderno no presume de ser uno de los más grandes de su tipología: Hablamos de una unidad de 47.842 toneladas de registro bruto y 4.826 toneladas de peso muerto. Su eslora alcanza los 228´2 metros, la manga llega a los 28´8 metros de manga y cala unos 6´4 metros. 40 metros es la distancia que separa la línea de flotación del tope de la chimenea.

Sus 9 cubiertas de pasaje (14 en total) albergan 465 camarotes, todos ellos con balcón privado y otorgan a la nave una capacidad para 930 pasajeros. La tripulación está compuesta por 545 personas. Obviamente y como ya comenté en el anterior post, las cifras de ocupación han variado drasticamente por la situación sanitaria provocada por el coronavirus, reduciendo los aforos de manera considerable. De hecho el Viking Sky llegó a la ciudad herculina con un 25% de su aforo habitual.

Viking Sky. Vikingos, sed bienvenidos
(Foto: Diego Veiga)

A nivel mecánico el buque utiliza la habitual propulsión híbrida diesel-eléctrica de este tipo de unidades. En este sistema los motores diesel alimentan a unos generadores eléctricos que son los encargados de producir la energía que alimenta todos los sistemas del buque, desde las hélices hasta la iluminación de camarotes y zonas comunes. La planta de energía, compuesta por 4 diesel MAN de 9 y 12 cilindros, se halla dividida en dos compartimentos estancos por normativa de seguridad. Así en caso de eventual inundación de una de las salas, la otra podría seguir suministrando potencia al barco.

El sistema de propulsión formado por 2 hélices y timones Rolls-Royce Promas hacen alcanzar al Viking Sky velocidades de hasta 20 nudos aunque su velocidad máxima de servicio son 17 nudos. Para qué correr si estamos de vacaciones… Sus tres hélices auxiliares, 2 a proa y una a popa, le otorgan una agilidad sorprendente en las maniobras en puerto.

Viking Ocean Cruises. Una naviera líder del sector premium

La naviera del Viking Sky, Viking Ocean Cruises, es una compañía de reciente creación que en muy pocos años se ha labrado una excelente reputación dentro del sector. Surgida como una ramificación de la división de cruceros fluviales, en los últimos años ha llevado a cabo una expansión sin precedentes que daría para un artículo aparte (la próxima semana prometo post sobre ello). Todo ello en un nicho de mercado muy competitivo donde la firma escandinava se enfrenta de tú a tú con pesos pesados del sector como Azamara, Crystal Cruises, Regent o Seabourn. Aún así estos vikingos «no se arrugan» y para muestra un botón: en la prestigiosa Guía Berlitz, la «biblia» del sector crucerístico, los buques de Viking Ocean Cruises copan el ránking de los mejores navíos de tamaño medio, superando incluso a los «Queens» de la Cunard.

El vikingo que regresó del infierno

Pese a contar con tan sólo años a sus espaldas, el Viking Sky ya ha gozado de su momento de fama en los medios de comunicación. Y como suele suceder en este tipo de buques, por nada bueno. Muchos de los lectores recordarán ver en la tele, allá en el lejano 2019 prepandémico, a un crucero con 1.000 turistas a bordo pasar las de Caín frente a la costa noruega tras quedarse sin motor. Se trataba del Viking Sky.

El 23 de marzo de ese año el buque noruego, en ruta desde Tromsø a Stavanger, se quedó a merced de olas de hasta 15 metros de altura al sufrir un «blackout» (una pérdida total de energía) al fallar todos sus motores.

Viking Sky. Vikingos, sed bienvenidos
El Viking Sky durante el incidente sufrido en la costa de Hustadvika, en marzo de 2019.

La cercanía de la costa, hacia la cual se dirigía irremediablemente el Viking Sky, y la imposibilidad técnica de usar los botes, obligaron a realizar una evacuación aérea mediante 6 helicópteros. Mientras esta arriesgada operación se llevaba a cabo, en las entrañas del barco se disputaba una carrera contrarreloj por reestablecer la potencia de los motores. Los remolcadores tampoco eran capaces de echarle el guante al crucero y la distancia a la costa se recortaba de forma amenazadora.

Tras 20 horas de pesadilla, casi 500 personas evacuadas por vía aérea y habiendo recuperado tres de sus cuatro motores, el Viking Sky comenzó a moverse por sus propios medios poniendo rumbo al cercano puerto de Molde, adonde llegaría renqueante a media tarde del día 24. Tras atracar y desembarcar las 894 personas que aún quedaban a bordo, 16 de ellas tuvieron que ser hospitalizadas, algunas de ellas de gravedad, con golpes provocados por los objetos que se movían sin control en el interior de la nave.

Se estima que en el momento más crítico del incidente, el Viking Sky llegó a estar a tan sólo 100 metros de la costa. En mitad de la noche, en un barco a oscuras y a merced de las indómitas y gélidas aguas del Mar de Noruega. Las posibilidades de supervivencia de los que iban a bordo en el caso de que el buque hubiese chocado contra la costa habrían sido mínimas. Un pasajero declaró al llegar a puerto que la experiencia vivida sólo se podía definir como «el infierno en la tierra».

Viking Sky. Vikingos, sed bienvenidos
Dos helicópteros sobrevuelan la cubierta del Viking Sky para llevar a cabo la evacuación de varios pasajeros. En la imagen se puede observar que el buque tiene arriada el ancla de babor en un intento desesperado de frenar su imparable avance hacia la costa. (Fuente: motorship.com)

Un incidente que se podría haber evitado

La Junta de Investigación de Accidentes de Noruega abrió una investigación para esclarecer las causas del suceso. En las conclusiones se estimó que si bien las condiciones marítimas en el momento del incidente estaban dentro de la capacidad operativa del buque, el capitán hizo caso omiso a las advertencias de tormenta en el momento de iniciar la ruta.

La causa del fallo de los motores fue el bajo nivel de aceite de las bombas, lo que unido al fuerte vaivén provocado por el oleaje provocó que en un momento puntual se produjera una falta de aceite en los 4 bloques diesel del barco que instantaneamente entraron en parada al detectar la falta de lubricante, un sistema de protección de los motores para evitar que sufran daños por falta de lubricación. La naviera aseguró que a raíz del incidente revisó los protocolos de mantenimiento en toda su flota para evitar que se repitan situaciones similares.

Si alguno se perdió la visita del Viking Sky del pasado sábado o a raíz de leer este artículo le han entrado ganas de ver a este navío en persona, tengo buenas y malas noticias: la mala es que la naviera no ha anunciado más visitas de este buque en aguas gallegas a medio plazo. La buena es que el próximo martes 21 hará escala en A Coruña uno de sus buques gemelos, el Viking Jupiter, que al igual que su hermano también debutará en la rada herculina. Prometo post.

Viking Sky. Vikingos, sed bienvenidos
Detalle de la popa del Viking Sky. Al fondo aparece atracada la goleta HMS Gladan, buque escuela de la marina sueca que estos días se encuentra en A Coruña para dar descanso a su dotación. (Foto: Diego Veiga)

Foto portada: Diego Veiga